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Antonio Larreta, conocido en el mundo audiovisual por ser el creador de la mítica serie 'Curro Jiménez' y ganador del Premio Planeta en 1980 por su novela "Volavérunt", ha fallecido este pasado miércoles, 19 de agosto, en su casa de Montevideo (Uruguay), a los 92 años, tras una larga enfermedad. El velatorio tendrá lugar el viernes en el Teatro Solís de Montevideo.
Tal como recoge El Mundo, el autor participó en la escritura de libretos de películas de Antonio Giménez Rico, Pilar Miró o Antonio Real, y, durante el exilio en España huyendo de la dictadura cívico militar uruguaya, el autor escribió los guiones de películas como "La casa de Bernarda Alba", "Los santos inocentes" o "Las cosas del querer".Antonio Larreta
La directora de la Comedia Nacional de Uruguay, Margarita Mosto, ha expresado a los medios lo relevante que era su figura para la cultura uruguaya: "Era una persona muy querida. Además de su enorme talento como artista, era un ser humano increíble. Fue una de las figuras más importantes del siglo XX a nivel cultural. Trascendió el teatro para convertirse en una figura de la cultura del país".
Una vida entre guiones
Gualberto José Antonio Rodríguez Larreta, que así era el verdadero nombre del escritor, comenzó su trayectoria profesional como actor amateur y crítico de teatro. Fue en 1960 cuando dió el salto a España con la adaptación a teatro de la obra de Lope de Vega "Porfiar hasta morir", un trabajo que le valió el Premio Larra por la gran puesta en escena.
Aunque, sin duda, su gran éxito fue la creación de la mítica 'Curro Jiménez', la serie de 1976 protagonizada por el fallecido Sancho Gracia. Un encuentro con el actor propició que ambos se decidieran a llevar este proyecto adelante. Tras este éxito su carrera como escritor se disparó y consiguió, con su novela "Volavérunt", el Premio Planeta 1980.
Su reconocimiento en el cine llegó de la mano del Premio Goya que obtuvo en 1992 al mejor guion adaptado por la película "El maestro de esgrima", basado en una novela del escritor Arturo Pérez Reverte. Su papel como director no fue posible hasta 1989 cuando se puso a los mandos de la obra "Nunca estuve en Viena".