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Kiko Matamoros vivió en la noche del viernes 16 de octubre una de las entrevistas más complicadas en 'Sálvame deluxe'. La semana no había sido nada fácil para el colaborador, enfrentado con los que hasta ahora eran sus amigos y conformaban el denominado "eje del mal". La mala situación que atraviesa con Mila Ximénez, Belén Esteban y Kiko Hernández fue el hilo de una entrevista íntima con Jorge Javier Vázquez donde el tertuliano reconoció estar muy tocado, siendo su situación económica la que le obligaba a continuar en el magacín de Telecinco.
"Yo creo que a nadie nos gusta trabajar. Creo que tengo unas responsabilidades personales, familiares, que tengo que atender, y por eso trabajo", reconocía Kiko en una determinada parte de la entrevista, pero pese a ello le gusta formar parte del programa: "Quiero venir a 'Sálvame'. Soy el colaborador de este país que más ha trabajado en televisión en los dos últimos años. El que más horas, como colaborador, ha echado en un plató de televisión".Este esfuerzo laboral, sin embargo, no le ha permitido vivir más holgadamente, pues los sueldos ya no son lo que eran, por lo que sigue cada tarde al frente del programa: "Hace no muchos años eso me habría permitido haber pegado ya la pedalada y haber desaparecido, hoy no. Mi economía no está en condiciones de hacer eso". Sin embargo, Matamoros sí se pone una fecha límite para continuar en televisión, unos plazos que no ha querido entrar a detallar: "Tengo en el horizonte un objetivo profesional, a corto o medio plazo, que espero que se cumpla y me iré satisfecho de haber estado aquí el tiempo que he estado. Y orgulloso de lo que he hecho".
Haciendo hincapié sobre esto último, Jorge Javier Vázquez le preguntaba acerca de cómo se sentía por participar en un programa de estas características, pues se relaciona con clases sociales que podrían no ver bien su trabajo. Kiko no escurrió el bulto y fue sincero sobre ello: "No me avergüenza para nada venir a 'Sálvame'. Al principio sí notaba cierto rechazo en determinados círculos en los que pudiera moverme, porque no entendían qué hacía en un programa de este corte". Ahora este sentimiento ha cambiado, pues "hoy lo que encuentro es una aceptación de la ostia, es acojonante", comenta. Profundizando todavía más, destacó que "socialmente es un producto que consume todo el mundo, todos los estratos sociales, y que no produce rechazo. Produce cierta aceptación. La gente que antes veía 'Sálvame' y se avergonzaba de ello, ahora lo reconoce abiertamente".
Kiko: "Voy a seguir siendo un cabrón, porque es como entiendo hacer este espectáculo"
La finalidad de esta entrevista era poder limar asperezas y tener un mejor ambiente de trabajo, pero Matamoros no las tenía todas consigo: "No sé si las situaciones son reconducibles ni sé absolutamente nada. Para que no me encuentre incómodo necesito no sentirme agredido en el plató".
Ante esta postura Jorge Javier quiso que se diera cuenta de que siempre pone "el punto en los demás y tú has sido muy hooligan con tus compañeros en plató", y Kiko no escurrió el bulto: "Entiendo que me pase lo que me ha pasado porque forma parte de la dinámica de este programa. Evidentemente te duele, te jode, te hace un agujero en el alma". Pese a reconocer esto, advirtió de que su actitud tampoco va a cambiar mucho: "Voy a seguir siendo un cabrón, también, pero porque forma parte de la forma en que entiendo hacer este espectáculo. Que hay una línea que no deberíamos cruzar ninguno, donde me incluyo, y que a veces la pasamos y pasan este tipo de cosas"
En este arranque de sinceridad, el colaborador confesó haber llorado tras lo sucedido esta semana: "Si te soy honesto ayer se me saltaron las lágrimas, pero no por mi, por Lydia. Estaba fuera y no sabía ni lo que había pasado en el plató, y de repente escuché a una señora en los lavabos y deduje que era Lydia Lozano, deshecha en llantos. Como si le acabaran de comunicar la muerte de un ser querido. Era tremendo. Ya cuando le vi la cara... al irme en el taxi, lloré porque reconocía en ella un dolor que en algún sentido podía haber hecho mío. Mes sentí muy mal porque yo a Lydia la quiero, aunque parezca increíble".
Profundizando un poco más en la escalada de tensión en el plató, Matamoros reconoce que que llegó a ser reprendido por "la cúpula" del programa: "La dirección me amonestó, porque parece que no iba conmigo el programa, que si seguía así mejor me fuese para casa. Cuando Paz vino a preguntarme, Mila empezó a hacer gestos y demás. y por una parte pensé que si me quedaba la iba a liar. Me dijeron que esto no se podía volver a repetir y lo entendí perfectamente, es responsabilidad de todos que las cosas no lleguen a los extremos que han llegado".
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