Los responsables de 'Gran Hermano 16': "Aún tenemos guardado un as en la manga"

Los secretos de la decimosexta edición de 'Gran Hermano' no se han revelado en su totalidad. El director de las galas de los jueves, Álvaro Díaz, ha confirmado que hay más secretos ocultos. "Aún tenemos guardado un as en la manga", adelantaba en una entrevista para Teleprograma.

El reportaje ha recorrido los recovecos de las cocinas del programa, comenzando en la sala de control, donde tres redactores, dos realizadores y dos operadores de cámara siguen los movimientos de los concursantes. Se organizan en turnos de 8 horas y graban cuatro señales al mismo tiempo dependiendo de la zona de la casa en la que haya actividad. En total, obtienen 600 horas de vídeo a la semana, de las cuales en la gala se emiten solamente dos.

De las 64 cámaras que registran todos los movimientos de los concursantes, hay dos en las que sólo se adivinan las siluetas tras ellas y que, a pesar de recibir señal, no graban: son las de los baños. "Tenemos que saber dónde están los chicos en cada momento, es una cuestión de seguridad", comentaba el director de realización, José Luis Larrauri.

"El Súper" también duerme en la casa

Alrededor de 200 personas trabajan en las oficinas de Guadalix, que pueden acceder a la casa por unos pasillos oscuros llamados "cruz de cámaras", donde están las ventanas (los espejos de la casa) a través de las cuales se pueden ver todas las estancias de la casa. Vigilando la casa está "El Súper", Floren Abad, que pasa entre 12 y 14 horas al día en los estudios y duerme en la casa tres días a la semana, puesto que los prime time acaban tarde.

Floren Abad afirma que conoce a los concursantes en el cásting y aguanta horas y horas de los confesionarios: "Marta, Han y Aritz son los que más suelen entrar y las cosas cambian muy rápido de un día para otro. Hicimos una porra cuando entraron y la que yo daba como vencedora ya está fuera de la casa". Álvaro Díaz comenta que el programa no maneja a nadie: "Cada uno actúa como quiere. Pero siempre tenemos que poner algún límite porque hay ciertos comportamientos o maneras de hablar que no toleramos".