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El paso de Donald Trump por 'Saturday Night Live' el pasado 7 de noviembre ha dado mucho que hablar, sobre todo tras ser llamado "racista" a gritos por Larry David en directo, una expectación generada que se ha traducido en grandes audiencias para el programa.
Tanto es así que la esperada comparecencia del candidato a la Presidencia de los Estados Unidos en el espacio se ha saldado con un impresionante 6,6 de rating y 16 de share, el mejor dato del programa desde el 7 de enero de 2012. Por aquel entonces fue el exjugador de la NBA Charles Barkley quien se puso al frente del capítulo, que contó además con la presencia de la cantante Kelly Clarkson.Si comparamos estos datos con los cosechados por 'Saturday Night Live' el año pasado, esta subida representa un incremento del 53% en la audiencia del programa. En lo que ha demográficos se refiere, el programa ha marcado un gran 2,7, lo que lo sitúa en los mejores números desde la aparición de Melissa McCarthy el 1 de febrero de 2014, una edición que contó además con la actuación de Imagine Dragons.
Larry David llamó racista a Trump y este lo respetó
Durante una parodia con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, entregándole a Trump un cheque con el pago sobre el muro que hace meses prometió construir entre México y Estados Unidos para evitar el ingreso ilegal de inmigrantes, y que Trump aseguró pagaría México, participó Larry David. El humorista llegó a gritarle "racista" en directo, un improperio que Donald recibió con humor, demostrando elegancia y saber estar en su respuesta al cómico.
Larry David explicó el motivo de su grito, que no fue otro que una especie de apuesta por la cual ganaría 5000 dólares si se lo gritaba a la cara: "Me dijeron que si gritaba 'racista' me darían 5.000 dólares". La respuesta de Donald Trump no se hizo esperar, sorprendiendo a todos por su buen humor frente al polémico tema que ha marcado su campaña: "Como hombre de negocios, lo respeto completamente".
El otro momento más brillante de la velada se produjo cuando recrearon la posible reunión presidencial que se produciría dos años después de su hipotética victoria. Diferentes altos funcionarios se vieron allí representados, tratando todo tipo de políticas, pero destacaba la presencia de su hija Ivanka, quien se limitaba a hablar sobre la remodelación de la Casa Blanca.
