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Mario Martínez. Foto: David Mingoranz
A Mario Martínez tampoco le fueron muy bien las cosas tras su paso por uno de los concursos televisivos más populares en su tiempo. Tras quedar en quinta posición, el zaragozano se trasladó a Madrid con 21 años buscando una oportunidad en el mercado musical, pero acabó vendiendo libros en una tienda y viviendo en un piso compartido.
Las sombras del éxito del programa
Define 'Operación triunfo' como "una gran idea de unos tipos con pasta que consiguieron seguir teniendo más pasta, a costa de los sueños de gente joven e insegura. ¡Es todo mentira! Un puto circo adornado con focos y música para ganar dinero". Compara al programa con la telebasura y se pregunta a sí mismo si este tipo de programas "no han matado más cerebros que la cocaína".
Martínez define a Gestmusic, la productora de 'Operación triunfo', como "una productora llena de gente pija y maleducada que quería enseñarme a ser artista". Aunque asegura que en su momento disfrutó la experiencia, dice que ahora "ha podido entender lo patanes que eran muchos por ahí. Volvería a entrar pero ahora cuando vinieran a decirme cómo sentir o a enseñarme a andar como un artista de verdad... me bajaría los pantalones y me cogería mis pertenencias en una mano ofreciéndoselas con gusto al presunto maestro".
Mario Martínez. Foto: David Mingoranz
"La música es la profesión con más impostores que conozco"
Martínez también carga contra los responsables de casting del programa, a quienes acusa de escoger no a los mejores, sino a los que consideraba más manejables dentro del concurso: "El trabajo de casting era para conocer el perfil psicológico y poder controlar qué "carnero" entraba. La gente con onda y con personalidad no entraba. ¡Es como si los artistas de verdad no pudieran entrar nunca ahí! La música es la profesión con más impostores que conozco".
"Cuando mis padres eran jóvenes salir en la televisión era un motivo de alegría y de reconocimiento ante una trayectoria o un trabajo artístico. Ahora dices que sales en la tele y la gente da tres pasos hacia atrás y te mira como si estuvieras loco. ¡Eso lo resume todo!", se lamenta.