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Poco a poco vamos viendo cómo el ambiente comienza a ponerse tenso y las relaciones entre los médicos del hospital se deterioran. La llegada de Penny, el divorcio de Arpil y Jackson y la aparición de Riggs han sido los detonantes para que el espíritu de cordialidad y amistad se venga abajo. Además, nos acercamos al "season winter finale" (parón que hacen la mayoría de series americanas cuando llega el invierno) y todos sabemos que a los guionistas de 'Anatomía de Grey' les gusta dejarnos con la miel en los labios, por lo que no sería de extrañar que nuestros protagonistas despidieran el 2015 completamente enfadados.
En el séptimo capítulo de la duodécima temporada de 'Anatomía de Grey' titulado "Something Against You", la llegada sorpresa de Riggs alterará la monotonía de Maggie y Hunt. Además, April y Avery acercarán posturas respecto a su divorcio. Por su parte, Callie se enfrentará a Meredith por Penny, lo que aumentará la tensión entre los médicos del hospital. Mientras tanto, Bailey presionará a Ben para que desaloje a su compañero de piso; y Arizona volverá a intentar enamorarse con la ayuda de su nuevo compinche.
Una oportunidad
Tras recibir una llamada del hospital, el señor Jaffee se presenta en el centro hospitalario preguntando por ese ansiado trasplante de riñón que tanto tiempo lleva esperando. Rápidamente, Meredith le confirma la buena nueva y se ponen manos a la obra para realizar unas últimas pruebas antes de la operación. Sin embargo, cuando Jaffee se quita el gorro descubren que tiene un gran bulto en la cabeza desde hace meses, pero nunca se lo ha tratado por temor a que le eliminaran de la lista de espera para el trasplante.
Aunque las pruebas han determinado de que se trata de un tumor cancerígeno, sin perder la esperanza, la doctora Grey ordena a sus residentes que investiguen para encontrar una solución. Después de muchas vueltas, Wilson parece dar con la clave y propone realizar un doble trasplante, es decir, aprovechar el riñón del donante pero también el cráneo y cuero cabelludo. Es una operación que sólo se ha hecho una vez pero Torres acepta por ser para Jaffee la única oportunidad de sobrevivir.
Finalmente la operación concluye con éxito y parece que el señor Jaffee podrá seguir disfrutando de unos cuantos años más de vida rodeado de su numerosa familia. Pero las buenas noticias se ven empañadas por el enfado de Jo, que considera que Penny le ha robado a su paciente, ese que tanto tiempo llevaba tratando. Edwards escucha en directo las palabras de la que hasta ahora era su amiga y decide posicionarse del lado de Penny, a la que invita a tomar unas copas.
Mientras tanto, Bailey ha decidido contratar a Riggs, el médico que trabajó junto con April en Oriente Medio y que trajo al pequeño Kamal hasta Seattle para que le curaran, sin contar con nadie del hospital, ni siquiera con Pierce, la jefa de cardiología. Como era de esperar, esta inesperada incorporación no resulta del agrado de Maggie, que reprocha a Bailey que no le haya preguntado ni avisado con antelación, por lo menos para poder entrevistar a Riggs y comprobar si merece estar en su equipo.
Pero la llegada de Riggs no solo ha perturbado a Maggie, también ha hecho que aparezcan fantasmas del pasado de Hunt. En el episodio anterior vimos que Owen y Riggs ya se conocían de antes y que su relación es nula e incluso desagradable. Tanto es así que Hunt entra en cólera cuando conoce el nuevo fichaje del hospital. Desconocemos los motivos de Hunt para estar enfadados y el pasado que les une, pero si según él ha sido una mala decisión contratarle, seguro que Riggs no guarda nada bueno.
Por lo menos, gracias a esta trama descubrimos que Meredith le hizo una promesa a Yang antes de que se marchara de Seattle: le prometió que no permitiría que Owen se volviera de nuevo oscuro y retorcido y que ella sería su persona si necesitaba a alguien. Por tanto, si tiene que odiar a Riggs, lo hará, pero ¿aguantará o sucumbirá a los encantos del nuevo médico? De momento nos queda esperar para ver cómo se desarrolla esta historia y ver si descubrimos algún día ese pasado oscuro que parece esconder Riggs.
El límite de la paciencia
Ha llegado un momento en el que Bailey se ha cansado de tener a Avery invadiendo su salón y ocupando su sofá y le pide a su marido que le eche de casa. Cuando Warren intenta decirle a Jackson que tiene que marcharse, Avery le informa de que ha quedado con April para cenar, por lo que Ben prefiere callar con la esperanza de que ambos solucionen sus diferencias y vuelvan a ser un matrimonio feliz y él se libre de quedar mal con su amigo.
La cena resulta ser muy agradable, teniendo en cuenta cómo se comportaban el uno con el otro, diríamos que hasta milagrosa por no haberse tirado los cubiertos a la cabeza. Sin embargo, una llamada urgente del hospital impide a Jackson sacar el tema del divorcio y deciden volver a quedar. En la segunda cena todos los planes de Jackson se vienen abajo cuando vuelve a caer en las redes de April al acostarse con ella. Las caras de cada uno dicen cosas muy distintas, mientras ella está radiante de felicidad, Avery muestra preocupación, ¿se arrepentirá de lo que ha hecho? ¿Volverán a estar juntos? ¿Ha creado falsas esperanzas en April?
Por su parte, cansada de ver a su chica agobiada y estresada por las continuas órdenes de Grey, Torres le pide a Webber que cambie el sistema de rotación de residentes. Callie sólo quiere liberar a Penny de las garras de Meredith pero la petición no surge efecto e incluso provoca otro enfrentamiento con Amelia. Decidida a ayudar a su novia, Torres recrimina a Grey que esté desatendiendo a Penny, pero Meredith se limita a decir que sólo hace su trabajo y si le molesta es problema suyo.
Dispuesta a no tirar la toalla y después de ver que Meredith relega a Penny a una tarea insignificante, Callie vuelve a reprocharle a Meredith su actitud, aunque esta vez con la propia Blake delante. Rápidamente Penny le pide que lo deje estar y que se mantenga al margen porque lo único que hace es avergonzarle. Torres se marcha disgustada y Penny aprovecha para encararse con Grey y pedirle que le trate como a cualquier otro residente o incluso peor pero que le enseñe o le deje marchar. Finalmente parece que las palabras de Penny surgen efecto y Meredith le da la oportunidad de intervenir en una operación.
Necesidad de cariño
Un adolescente bastante hiperactivo llega al hospital acompañado de sus padres porque se ha tragado una pelota con forma de cereza. Tras examinarle y dejarle en observación, Karev advierte a sus residentes que se alejen de la madre del chico porque se ha dado cuenta de que es una acosadora de médicos. Los residentes no creen que sea para tanto e incluso les da rabia las palabras de su jefe pero no tardan en comprobar que todo lo que decía era cierto.
Uno de los dos residentes encargados del chico opta por saltarse las últimas revisiones del paciente para evitar a la madre y, por culpa de eso, no se da cuenta de que la pelota se ha roto y la pila que llevaba dentro se ha desparramado por el cuerpo del chico y ahora tienen que operarle para evitar una perforación intestinal. Owen pregunta al residente el motivo de tal descuido y el muchacho le explica el acoso que sufrió por parte de la madre. Hunt le cuenta que eso sólo es la falta de cariño que padece una mujer cuyo hijo le gasta toda la energía diaria y cuyo marido le ignora.
Mientras tanto, Arizona está dispuesta a dejarse querer de nuevo y propone a algunos de sus compañeros ir a un bar para intentar ligar, pero ni April ni Karev quieren acompañerle. Ni con la excusa del trivial Arizona consigue que Alex ceda, pero Webber, atento a la conversación, se ofrece como voluntario para formar equipo de trivial aunque, obviamente, desconoce la finalidad de la quedada. Al llegar al bar, Arizona no tiene más remedio que confesarle que está allí para conocer chicas pero, para su sorpresa, Richard acepta ser su compinche y se pone manos a la obra para ayudarle.
