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Antena 3 estrena en la noche del viernes 12 de febrero la segunda temporada de la que fue no solo su comedia estrella, sino la serie que más alegrías en niveles de audiencia le dio en el 2015. 'Allí abajo' aterrizó con acierto en la cadena de San Sebastián de los Reyes y en los nuevos capítulos promete seguir explotando su mayor baza: el choque cultural entre el norte y el sur esta vez con mayores posibilidades.
Mayores posibilidades porque el escenario de la ficción dejará de centrarse únicamente en Andalucía para ampliar sus fronteras y viajar hasta el País Vasco. Algo que se agradece mucho no solo por los grandes paisajes del norte, sino por las ventajas que ofrece para una serie de este corte. Si bien 'Allí abajo' llegó como heredera del fenómeno de "Ocho apellidos vascos", consigue, poco a poco, ir desligándose del la cinta de Emilio Martínez Lázaro gracias en gran parte a sus personajes y las diferencias entre los mismos. La combinación de chistes, tópicos e ironía sigue funcionando una vez superado el objetivo de la primera temporada (emparejar a los dos protagonistas), lo que permite avanzar en otros terrenos.
Bidireccionalidad del choque cultural
Un vasco viaja a Sevilla con su madre y se ve obligado a quedarse en el sur debido a un accidente. Así, la ciudad de la Giralda se convierte en la protagonista absoluta de la primera temporada de 'Allí abajo'. Con gran personalidad y buenas dosis de humor basado en el contraste, la ficción supo meterse a la audiencia en el bolsillo. No fue necesario, ni si quiera, mostrar el conflicto cultural en su totalidad, pues en aquella ocasión tan solo fueron los vascos los que tuvieron que "sufrir" los calores del sur con sus sevillanas y calesas. Ya en el primer capítulo de la segunda temporada, la tónica cambia.
Carmen e Iñaki se disponen a visitar a la familia de él después de que su relación se haya formalizado. Pese a las reticencias de ella y las dudas de él, se trasladan a Euskadi donde, esta vez, será la andaluza la que entre como un elefante en una cacharrería. El nuevo escenario ayuda a enriquecer las tramas dando vida a personajes que en la primera entrega pasaron más desapercibidos y que prometen grandes momentos. La tortilla da la vuelta y con la enfermera a pie de Cantábrico puede verse el otro lado de los tópicos.
El asentado noviazgo de los protagonistas abre una nueva posibilidad en la historia después de que la primera temporada se la pasaran con un interminable "sí pero no". De esta manera, también se ofrece un nuevo enfoque más atractivo que puede complementar el tronco de la ficción. Así, a las diferencias presentadas por su procedencia, habrá que sumar las que surjan entre las familias. Aunque sea en mitad de una tamborrada.
El acierto de la coralidad
Es indiscutible que María León y Jon Plazaola mantienen el mayor peso de la serie formando la pareja protagonista, pero el resta del reparto logran enriquecerla adquiriendo poco a poco más peso. Los puentes entre Sevilla y San Sebastián ayudarán a que algunos de los personajes den un paso al frente, por lo que habrá que tener muy en cuenta a las vecinas, Merche, Piedad y Luci, interpretadas por Carmen Frigolet, Antonia Gómez y la gran Carmina Barrios, quienes representando lo más castizo del arte andaluz asegurarán buenas dosis de humor en la segunda temporada.
Otra actriz que pisará firme en los nuevos capítulos será Ane Gabarain después de que su personaje, Maritxu, se pasara en coma más de la mitad de la temporada anterior. Se agradece verla en acción ejerciendo de madre protectora, a la que acompañará como puntal la vasquísima tía Bego (Maribel Salas). Todos los personajes reafirman sus personalidades por lo que el espectador no tendrá ningún problema en volver a recibirlos con el único objetivo de sonreír y pasar un buen rato.
'Allí abajo' cumple notablemente su función. Se trata de una comedia naturalista que, a su regreso, trata de revalidar su lugar, para lo que ha seguido las línea maestras que le aseguraron el éxito en la primera temporada. El riesgo en este caso se convierte en necesidad a la hora de ampliar fronteras, lo que trae un aire fresco (del cantábrico) que seguirá dando alas a la serie. Tendrá que encontrar su hueco en la noche de los viernes después del éxito de la cuarta edición de 'Tu cara me suena'. Un talent show de estas características crea un sentimiento de evento difícil de conseguir por una serie. Quizás la de Plano a Plano tenga la llave después de los más de 4,2 millones de espectadores conseguidos en su primera andadura.
