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La semana pasada daba comienzo la cuarta temporada de 'Bates Motel', ficción protagonizada por Vera Farmiga y Freddie Highmore que narra la evolución del joven Norman Bates hasta convertirse en uno de los psicópatas más famosos de la historia del cine. En las nuevas entregas veremos cómo Norma es incapaz de controlar los brotes psicóticos de su hijo y las consecuencias que tendrán las acciones del joven en la vida de la familia Bates.
En concreto, en este segundo capítulo de la cuarta temporada de 'Bates Motel', titulado "Goodnight, mother", Norman creerá que se ha producido un terrible asesinato y la responsable es su madre. Por su parte, Norma seguirá luchando para obtener una plaza para su hijo en el psiquiátrico privado mientras convive con un desquiciado Norman. Además, Dylan comienza a soñar con un futuro junto a Emma y Romero tomará una decisión que cambiará el destino de la familia Bates. Veamos cómo ha sido este nuevo episodio.Ingresar a Norman en un centro, prioridad máxima
Después de descubrir que Norman fue capaz de romper la cerradura de la puerta y que volvió a sufrir un brote psicótico durante horas, Norma llama desesperada al doctor Edwards, uno de los médicos de la clínica privada, con la esperanza de que acepte ingresar a su hijo lo antes posible. Al día siguiente, Norman despierta bastante agotado y con dolor de cabeza, pero no recuerda nada, excepto que su madre le encerró en la habitación. Norma intenta escudarse en que ya no sabe cómo actuar ante cada situación y le pide a su hijo un respiro y que confíe en ella.
De repente, mientras se asea, Norman recuerda una serie de imágenes en las que vemos a Norma encerrando en el congelador del sótano a Audrey, la madre de Emma. Aprovechando la hora del desayuno, Norman pregunta a su madre por la compra que realizó cuando le encerró porque el chico piensa que Norma es una asesina, pero en realidad fue él quien mató a Audrey como pudimos ver al final del episodio anterior. Además, Norma no quiere que su hijo salga a la calle y para ello pone excusas bastante pobres, motivo por el que Norman empieza a dudar, todavía más, de su madre.
Para despejar sus sospechas y averiguar si su madre es una asesina que le está engañando, Norman baja al sótano para comprobar el congelador y descubre que está vacío. Cuando Norma regresa encuentra a su hijo en el sótano y el chico, sin perder más tiempo, culpa a su madre de todos los asesinatos. Cansado de cargar con la responsabilidad de todas las muertes, Norman le pregunta a su madre por el cuerpo que escondió en el congelador. Por su parte, Norma no entiende nada, hasta que se da cuenta de que, probablemente, Audrey no se haya marchado por voluntad propia, sino que puede que Norman haya cometido otro asesinato.
Sentimientos que no se pueden esconder
Después de haberle negado ayuda, Álex acude a ver a Norma para disculparse y ver cómo está, le pide que si tiene miedo de estar sola con Norman se lo haga saber. Sin embargo, ella le dice que tenía razón y su familia no es asunto suyo. le pide perdón por el atrevimiento de pedirle matrimonio por el seguro y le agradece su preocupación. A pesar de todo, el sheriff Romero decide coger parte del dinero de Bob Paris para ayudarle y conseguir una plaza en el psiquiátrico privado para Norman, asegurando, además, que va a casarse con Norma y dejándonos ver que, en el fondo, siente algo por Norma.
Mientras tanto, Dylan sigue en el hospital en el que Emma se recupera del transplante de pulmón. La operación fue todo un éxito, tanto que el doctor ha decidido desentubar a la joven. Aunque en un principio parece que Emma no va a poder respirar sin ayuda de la máquina, poco a poco comienza a estabilizarse, señal de que su nuevo pulmón funciona a la perfección. Durante todo este proceso Dylan no se ha alejado del lado de Emma e incluso comienza a plantearse un futuro junto a ella, sobre todo después de que la joven le haya pedido que vuelva lo antes posible.
Desconfianza mutua
De vuelta en casa de los Bates, mientras el chico duerme, Norma baja a la fosa que iba a ser la piscina para comprobar si está ahí el cadáver de Audrey pero, por fortuna o por desgracia, no logra encontrar nada. En ese momento llegan unos clientes y Norman insiste en que él debe encargarse de registrarles porque es el encargado y, además, asegura que tiene que proteger a su madre. Norma no tiene más remedio que regresar a casa justo cunado Romero llama para informarle de que ha conseguido que admitan a Norman y avisar de que van a enviarles unos papeles que deben ser firmados también por Norman.
La alegría de Norma desaparece al instante al percatarse de que Norman está en la oficina y va a ser el primero en descubrir los documentos y, seguramente, no logre entender el motivo por el que su madre quiere internarle en un centro cuando le prometió que nunca se separaría de él. Sin embargo, Norman, fruto de otro brote psicótico, sigue sin fiarse de su madre y decide echarle en cara que le esté culpando de todos los asesinatos -incluido el de su padre- cuando la única responsable es ella.
Asustada por la actitud violenta que está demostrando y las acusaciones sin sentido que está realizando su hijo, Norma corre a su habitación en busca de la pistola que allí esconde. Cuando llega a su cuarto no logra encontrar el arma porque Norman se ha adelantado y la tiene en su poder. Tras encerrarse en su cuarto, realizar una llamada de auxilio a Romero y dejar pasar un tiempo, Norma sale a buscar a Norman, que está a oscuras en el sótano esperando a su madre con los papeles de la clínica en las mesa.
La situación vuelve a ponerse muy tensa e incluso Norma coge unas tijeras por si no le queda más remedio que defenderse de su propio hijo. De nuevo vuelven las acusaciones por parte de Norman hacia su madre y, cuando parecía que iba a atacarle, el sheriff Romero y otro policía aparecen en escena evitando que pase una desgracia. Norma no ha conseguido que su hijo firme los papeles para su ingreso voluntario, por lo que Romero va a llevar a Norman de vuelta al hospital del condado. En un último intento, Norma le ruega a su hijo que firme para que le puedan trasladar a un sitio mejor y, para sorpresa de todos, el joven acepta y estampa su firma en los documentos.