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En el último capítulo de 'Bates Motel' vimos cómo Norman escapaba del centro psiquiátrico junto a su nuevo amigo Julian. Sin embargo, un altercado provocaba la llegada de la policía y el regreso de Norman al centro, no sin antes reconocer delante de su médico que necesita ayuda. Ajenos a esta situación, Norma y el sheriff Romero continuaban con su recién estrenado matrimonio, hasta que al llegar a casa descubrían que alguien había entrado rompiendo un cristal y dejando todo revuelto. ¿Quién ha sido el culpable y qué buscaba?
En concreto, en este quinto capítulo de la cuarta temporada de 'Bates Motel', titulado "Refraction", Norma buscará a alguien para que le arregle la ventana, topándose con una inesperada sorpresa. Mientras tanto, Romero iniciará una investigación por su propia cuenta para confirmar sus sospechas sobre el responsable que entró en la casa de la familia Bates. Por su parte, Norman comenzará a colaborar en su recuperación. Además, Dylan y Emma darán un paso adelante en su relación. Veamos cómo ha sido este nuevo episodio.Un nuevo rompecabezas
Comenzamos el capítulo justo donde lo dejamos hace un par de semanas, con Norma y el sheriff Romero entrando en su casa y encontrando todo revuelto y desordenado. Mientras recogen, Norma se plantea varias posibilidades sobre el culpable e incluso teme que haya sido Bob Paris. Sin embargo, Romero le asegura que Paris no ha tenido nada que ver y acaba explicándole a su mujer que está convencido de que la gente que ha entrado a robar pertenece a un grupo de narcotraficantes que han detenido recientemente y que sólo buscan asustar y vengarse. Tras disculparse, Romero le asegura a Norma que va a arreglar todo y que nunca va a dejar que le pase nada malo.
Más tranquila tras las palabras de Romero, al día siguiente Norma acude a ver si encuentra un vidriero que le arregle su querida ventana, esa que rompieron para poder entrar en la casa. Sin nadie que le puede ayudar, Norma opta por dejar sus datos personales por si diera la casualidad que aparece alguien por la tienda que se dedica a dichos menesteres. En ese momento, agazapado tras las estanterías, Chick, el vecino de Dylan en el bosque, escucha atento la información proporcionada por Norma, tomando nota de cada palabra que la mujer suelta por su boca.
De inmediato, Chick se presenta en casa de Norma argumentando que va a arreglar la vidriera. Después de ganarse la confianza de la mujer e incluso ofrecerle un nuevo diseño para su ventana, Chick comienza a indagar sobre lo que de verdad le interesa, el paradero de Caleb, pero sin confesar su propósito e intentando evitar que Norma sospeche algo. Finalmente, tras atar cabos y comprender que Caleb es el hermano de Norma y que debió violarla cuando era una adolescente, Chick le confiesa la verdad y amenaza a Norma si no le dice el paradero de Caleb, marchándose de la casa pero asegurándole que volverá a tener noticias suyas.
Con sus propios problemas en la mente, el sheriff Romero se acerca a Rebecca, la directora del banco y encargada de blanquear el dinero de Bob Paris, para advertirle que si no deja en paz a su esposa y su casa tomará cartas en el asunto. La mujer dice no saber nada de lo que le está contando pero Romero, que no tiene ni un pelo de tonto, sabe que fue ella la que entró en la casa con la intención de encontrar la llave que perteneció a Paris y que abre la caja con su dinero. Tras reiterarse en que no sabe dónde se encuentra la llave, Romero aprovecha y le cuenta a Rebecca que la policía anda detrás de sus pasos porque sospecha que estuvo ayudando a Paris.
Comenzar una nueva vida con la verdad por delante
Finalizada su estancia en el hospital y casi recuperada del transplante de pulmón que le ha dado una nueva oportunidad, Emma regresa a su hogar, aunque no por mucho tiempo porque sigue en sus planes vender la casa y marcharse junto a su padre y Dylan a otra ciudad. La relación con Dylan cada vez es más cercana y ambos tienen ganas de pasar un rato juntos y a solas, aunque la reciente intervención a la que ha sido sometida la chica hace que todavía tengan que esperar para ese ansiado momento.
Contento por ver a Emma feliz, Dylan se presenta a una entrevista de trabajo que le permita poder vivir junto a su chica y llevar una vida normal. Aunque comienza mintiendo, tal y como le aconsejó el padre de Emma, finalmente Dylan decide comentar durante la entrevista su anterior trabajo como distribuidor de marihuana para demostrar que está cualificado para el puesto para el que se postula. Aunque ha sido una confesión bastante arriesgada, parece que la jugada ha sido todo un acierto y, probablemente, el trabajo sea para él.
Tras narrarle al detalle cómo le ha ido la entrevista y el éxito que cree ha conseguido, Emma decide sincerarse con Dylan y le confiesa que realmente no le duele la cicatriz y ha estado utilizando esa excusa para evitar un momento íntimo entre ambos ya que se avergüenza de la enorme y fea cicatriz que le ha quedado tras la operación. Para su sorpresa, lejos de asustarse al ver las secuelas del transplante, Dylan decide enseñarle a su chica algunos de sus secretos mejor guardados, cicatrices que han ido marcando su cuerpo a lo largo de los años. Una actitud que demuestra que Dylan está completamente enamorado y que les permitirá dar un paso adelante en su relación.
Norman comienza a colaborar y mostrar una buena actitud
Por su parte, desde lo sucedido en el club nocturno, Norman ha cambiado de actitud y ahora está dispuesto a colaborar con su médico para tratar sus pérdidas de consciencia. Tanto es así que el chico se atreve incluso a proponer algunos diagnósticos o la necesidad de tomar medicación. Además, avergonzado por lo que hizo, Norman confiesa que cometió un error al decir que su madre era una asesina y que simplemente fue una pataleta de adolescente. Aprovechando la ocasión, Norman asegura que, aunque no le gusta que le haya añadido a su lista de cosas que le hacen sufrir, quiere a su madre y que siempre estuvo ahí cuando le necesitó.
Como premio por su buena actitud, el doctor Edwards permite que Norman pueda llamar a Emma porque sabe que es su amiga y acaba de ser sometida a un transplante de pulmón. Sin embargo, a la hora de la verdad, descubrimos que era una mentira para poder comunicarse con su madre, aunque Norma no contesta la llamada y Norman se ve obligado a dejar un mensaje en el que se disculpa, le da la razón y le promete que va a hacer todo lo que esté en sus manos para curarse. Sorprende el cambio radical de Norman pero son buenos indicios para una posible recuperación.
Al mismo tiempo, el doctor Edwards recibe una llamada desde comisaría en la que le explican que no han encontrado indicios de que Norma Bates sea una asesina como ha indicado su hijo. Después de comprobar los casos de todas las mujeres a las que Norman se refirió, han podido cerciorarse de que esos crímenes fueron resueltos y juzgados, por lo que Norma es totalmente incontente. Además, tal y como afirma el médico, ahora el propio Norman lo ha negado todo así que ya podemos dormir tranquilos porque Norma no va a ser acusada de nada.
Tras escuchar el mensaje de su hijo, Norma acude al centro a verle. Durante un bonito paseo al aire libre por los jardines del psiquiátrico, Norman le confiesa cómo le está yendo la terapia y que tiene miedo de hablar más de la cuenta delante del doctor por si traiciona la confianza de su madre. Norma le asegura que no tiene de qué preocuparse, el doctor sólo está haciendo su trabajo y él tiene que seguir colaborando para que pronto pueda abandonar el centro y regresar a casa con su familia. Disculpas varias aceptadas y retomando su habitual relación madre-hijo, Norman se muestra más confiado y dispuesto a curarse.
De nuevo en la consulta del doctor, Norman le cuenta todo lo que ha pasado durante la visita de su madre. El chico está muy contento pero su felicidad se ve mermada de golpe y porrazo cuando el médico se cuestiona la historia y le confiesa que no hay pruebas de que Norma haya estado en las instalaciones del centro. Incrédulo y cansado de que no le crean, Norman insiste en que ha estado hablando y paseando con su madre por los jardines. Tras verse presionado y acorralado, Norman vuelve a sufrir uno de sus brotes psicóticos, momento en el que el doctor aprovecha para hablar con él e intentar averiguar el motivo por el que cambia de personalidad creyendo ser su madre.