'El Príncipe' se despidió este miércoles 20 de abril con un polémico final que no ha contentado a todos. La ficción de Plano a plano preparó un desenlace cargado de tensión, emoción y adrenalina que llevó al espectador al límite gracias a aprovechar todas las piezas que durante las dos primeras temporadas habían satisfactoriamente colocado.
El final de 'El príncipe' encontró el equilibrio entre la historia de amor, protagonista del relato, y la temática yuhadista, reservándose unos cuantos golpes de efecto con los que crearon un clímax que terminó en agua salado, cerrando el círculo con el inicio de la ficción.
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La yihad, su principal atractivo
Si por algo será recordada 'El Príncipe', o debería serlo, es por haber explorado nuevos temas en la ficción nacional. La serie no solo ha logrado reconciliar a los espectadores con Telecinco en el terreno de la ficción, sino que ha dado un paso de gigante en cuanto a temática, historias, localizaciones y personajes.
Hace cinco años resultaba impensable poder ver en la televisión española la inmolación de cuatro jóvenes o la retransmisión en directo de una ejecución yihadista, unas tramas que han sido excelentemente tratadas, abriendo nuevos horizontes dentro de la ficción española.
Lo más interesante es que han explotado al máximo las posibilidades de un crudo universo que ha sido llevado hasta el final. El atentado de Granada, y sus posteriores consecuencias, han sido tratadas con gusto por sus guionistas, creando un final de infarto que situó a público y personajes al límite.
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La historia de amor, el hilo conductor
La historia de amor entre Fátima y Morey ha servido como excusa, como hilo conductor, para contar un relato que siempre ha estado por encima de ellos. Toda la trama de corrupción del CNI, la yihad, el tráfico de drogas en el estrecho y las células terroristas han sido el alma de 'El Príncipe', pero vistas desde el corazón de sus dos protagonistas, quienes han sido empleados como instrumento para alcanzar al gran público, ávido de amor para conectar con la ficción.
Es por ello que muchos espectadores se muestran descontentos con el final, porque no ha sido de cuento para su pareja protagonista. Pero es precisamente esto lo que engrandece a la ficción, haber sido coherente con un relato que impedía que al final triunfase el amor. La historia había sido tan cruda desde el inicio que difícilmente podían salirle bien las cosas a Fátima.
Su preciosa escena en la playa, en la que por fin acaban juntos declarándose su amor eterno, fue un bonito broche para una pareja que se enfrentó a todos los obstáculos posibles. Religión, familia, muerte, trabajo, pasado... muchas han sido las barreras a superar, pero finalmente el amor prevaleció, aunque solo fuera durante unos instantes. Porque sus guionistas fueron coherentes hasta el final y tuvieron el arrojo de no ceder al convencionalismo, al clásico final feliz. Se atrevieron a llevarse por delante a Khaled, Fran y Fátima, dejando a Morey como único, y atormentado, superviviente. Un final duro pero interesante que, con el tiempo, será valorado por haber sido consecuente con la historia. Una historia que ha sido vibrante de principio a fin.
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En El Príncipe todo acaba en agua salada: en lágrimas o en el fondo del mar.