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En el capítulo anterior de 'Bates Motel' Norma confesaba la verdad sobre su pasado al sheriff Romero, un relato bastante truculento pero una historia que no consiguió que Romero se alejara de la que ahora es su mujer, más bien todo lo contrario, una información que ha conseguido unir todavía más a la pareja. Por su parte, Dylan descubría una carta de la madre de Emma en la habitación de Norman, mientras el pequeño de la familia Bates continúa ingresado en el psiquiátrico.
En este séptimo capítulo de la cuarta temporada de 'Bates Motel', titulado "There's No Place Like Home", Norman descubrirá que su madre se ha casado con el sheriff Romero y hará lo imposible para conseguir que el doctor Edwards le permita regresar a casa. Por su parte, Norma intentará hacer entrar en razón a su hijo para que permanezca más tiempo en el psiquiátrico. Mientras tanto, Dylan investigará la desaparición de Audrey después de enterarse que estuvo alojada en el motel de la familia. Veamos al detalle cómo ha sido este nuevo episodio.La unión hace la fuerza
Tras la confesión de Norma sobre su pasado, la relación con Romero va mejor que nunca y lo que empezó siendo un matrimonio forzado se ha convertido en una historia de amor de lo más sólida y romántica. Como una pareja feliz, Norma y Romero comienzan a planear renovaciones en la casa, desde cortinas nuevas hasta árboles y plantaciones en el terreno, todo para que puedan tener un hogar. Sin embargo, los problemas económicos de Norma podrían echarlo todo a perder.
Para su sorpresa, preocupado por el bienestar de su mujer, Romero decide mostrarle a Norma el dinero que tiene escondido y que pertenecía a Bob Paris. Norma se niega a aceptarlo pero el sheriff le ruega que le ayude a deshacerse del dinero y que lo utilice para realizar todas las mejoras en la casa. Hasta ahora nunca ha tenido una racha de buena suerte y Romero cree que ha llegado la hora de que sea feliz y qué mejor manera que comenzando a formar un hogar agradable y acogedor.
Por su parte, Emma quiere volver a retomar el contacto con su madre, a lo que su padre se niega por completo. A pesar de todo, la joven no logra contactar con Audrey porque el teléfono está fuera de servicio. Dispuesto a ayudar a su chica y sabiendo que algo raro sucede, Dylan se presenta en casa de su madre con la carta de Audrey y le explica que la encontró en la habitación de Norman. Aunque está preocupada porque sabe de lo que es capaz Norman y tiene pruebas de la desaparición de la madre de Emma, Norma intenta hacerle ver a Dylan que no tienen nada que ver con la repentina marcha de la mujer y que su hermano es inocente.
Tras la conversación con su madre y manteniendo todavía las sospechas sobre su hermano, sin perder la esperanza de encontrar a Audrey, Dylan se pone en contacto con la casera de la casa en la que habitaba. La mujer dice que Audrey se marchó dejándole varios meses a deber y el pago de la mudanza por desahucio. Dylan le comenta a Emma todo lo que ha averiguado y la joven le confiesa que sabe que su madre no es muy buena persona y que ahora todo le cuadra y cree que su madre estaba intentando recuperar el contacto porque está arruinada, cosa que ya hizo en el pasado en reiterados ocasiones.
Las prisas nos son buenas consejeras
Tras la última sesión, el médico de Norman le comunica que, una vez más, ha vuelto a perder la consciencia y a desarrollar esa doble personalidad en la que cree ser su madre. Para intentar dejar de pensar en ello, Norman acepta participar en un taller de manualidades y, mientras fabrica un perro con papel y pegamento, en uno de los trozos de periódico el chico descubre la foto que su madre y el sheriff Romero se hicieron durante una de las fiestas del pueblo, una instantánea acompañada por un titular en el que se puede leer que han contraído matrimonio recientemente.
Sabiendo toda la verdad, Norman decide telefonear a su madre para ponerle a prueba y comprobar si es capaz de seguir engañándole. Romero contesta la llamada y Norma se excusa diciendo que el sheriff está en la casa ayudándole a cambiar una de las vidrieras. Si su madre le miente, ¿por qué no podría hacerlo él también? Dicho y hecho, Norman le explica Norma que va a regresar a casa. Según él, ha hecho progresos significativos y el doctor le ha dado el visto bueno para que vuelva, una mentira con la que pretende ver con sus propios ojos cómo su madre ha rehecho su vida con otro hombre mientras él permanece encerrado en el psiquiátrico.
Dispuesto a marcharse del centro, Norman pide a la recepcionista que le informe sobre el protocolo a seguir para pedir el alta voluntaria. A pesar de que la mujer le informa de que son necesarios varios papeles y sobre todo el visto bueno de su médico, Norman prosigue con su intención argumentando que es un paciente voluntario y que tiene derecho a irse cuando crea oportuno. Viendo que no va a ceder, Norman le plantea la posibilidad de dejar de pagar las cuotas, a lo que la mujer le confirma que el seguro de su padrastro cubre tres meses pagados por antelación.
Viendo que Norman no ha acudido a terapia, el doctor se reúne con él en la sala de ocio donde el joven se encuentra redactando su carta para pedir el alta voluntaria. El médico le recuerda que sin su aprobación no puede hacer nada, pero el joven insiste en que quiere seguir trabajando con él e incluso recibir medicación para controlar las pérdidas de consciencia, pero todo eso como paciente externo y pudiendo estar en su casa con su familia.
Preocupada por si su hijo sale del psiquiátrico antes de tiempo, Norma se presenta en la consulta del doctor. Gracias a la conversación descubre que el médico tampoco quiere dejar salir a Norman, aunque asegura que el chico está completamente decidido. Para intentar hacerle entrar en razón, Norma se ofrece a habar con su hijo. Aprovechando la visita de su madre, Norman le muestra el trozo de periódico con la noticia de su matrimonio y le reprocha que esté dejándose influenciar por su marido y a él le tenga completamente abandonado.
En un último intento de hacer cambiar de opinión a Norman, el doctor Edwards recurre a una táctica psicológica para meterle miedo al chico recordándole todo lo que sufre cada vez que padece uno de sus brotes psicóticos. Entre lágrimas, Norman confiesa estar asustado pero le ruega una oportunidad, cree que en su casa, bajo la protección de su madre y con la ayuda médica adicional, podrá mejorar antes. Atendiendo a sus súplicas pero con cierto recelo, el doctor acepta firmar la petición y permitirle regresar a casa. ¿Cómo actuará Norman cuando descubra a su madre en actitud cariñosa con Romero? ¿Podrá contener su ira o el sheriff será una nueva víctima de los arrebatos de Norman?