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Nos acercamos a la recta final de 'Anatomía de Grey' y el ambiente en el Grey-Sloan Memorial Hospital no podía estar más caldeado. Por un lado, Warren decidió desafiar a su mujer y jefa de cirugía aceptando el puesto de anestesiólogo. Por otro lado, Arizona dio un paso adelante y le ofreció a Callie el número de su abogada, iniciando así, oficialmente, la batalla legal por la custodia de la pequeña Sofía. ¿Conseguirá Robbins impedir que Torres se lleve a su hija?
En este capítulo veinte de la duodécima temporada de 'Anatomía de Grey', titulado "You're Gonna Need Someone on Your Side", Arizona y Callie tantearán a sus amigos para que les ayuden en el proceso de la custodia de Sofía, obligándoles a situarse en un bando u otro. Mientras tanto, la relación entre Stephanie y el guitarrista Kyle se complicará por culpa de un imprevisto. Por su parte, Amelia volverá a plantearse su relación con Owen, tomando una decisión definitiva. Veamos al detalle cómo ha sido este episodio.Opiniones contrapuestas
Tras los últimos acontecimientos, Arizona y Callie tienen que prepararse para la batalla legal que se les avecina y, para ello, deben pedir a sus amigos que se posicionen en un bando, pues necesitan varios testimonios para demostrar ante el juez que son la madre perfecta que la pequeña Sofía necesita. Aunque se trata de una situación bastante desagradable para todos y no quería llegar hasta estos extremos, Callie no tiene más remedio que poner todo de su parte si quiere marcharse e iniciar una nueva vida con Penny y su hija.
Dispuesta a conseguir que sus amigos testifiquen a su favor, Torres se atreve a preguntar en primer lugar a Karev, pero el pediatra se niega por completo, no piensa elegir entre dos personas a las que considera sus amigas. Por su parte, después de quedar mal ante Penny en varias ocasiones, Arizona desata toda su furia con la residente y decide tirar la toalla, sin embargo, Webber le anima a luchar por lo que de verdad desea y si eso es Sofía, le apremia a hacer lo imposible por no perderla.
Después de fracasar en su intento de que Karev le ayude, Callie se arma de valor y les hace la misma propuesta tanto a Meredith como a Owen. Ambos aceptan ejercer como testigos sin pensarlo dos veces, unas palabras que sirven para que Torres vuelva a recuperar la confianza y la ilusión. Cada una cuenta con el apoyo de distintas personas, aunque todos son amigos y compañeros de las dos, ¿cómo afectará esta situación a los doctores del Grey-Sloan Memorial? ¿Provocará este enfrentamiento la enemistad entre los médicos?
Mientras tanto, la relación entre Miranda y Ben sigue sin pasar el mejor de sus momentos, al aceptar su nuevo puesto de trabajo, Warren se ha visto obligado a dormir en el sofá y a aguantar el mal humor de Bailey. Por si fuera poco, el primer día ambos tienen que trabajar en la misma operación, una ocasión perfecta para que Bailey saque a relucir el tema. Usando a su hijo como un ejemplo de estafador recordando cuando quiso engañar al revisor de una atracción, Miranda compara la actitud del pequeño con la de Ben, intentando dejar mal a su marido delante de todos.
Una vez acabada la operación, Maggie le hace ver a Warren que está siendo arrogante y que Bailey tiene razón, no puede seguir comportándose así y desafiar a la jefa de cirugía pensando que esa actitud no tendrá consecuencias. Mientras tanto, Riggs hace lo mismo con Bailey, explicándole que Warren solo intenta trabajar donde puede para no perder las tan preciadas horas de prácticas en quirófano, tal y como hicieron ellos cuando eran residentes. Finalmente, gracias a los consejos de unos y otros, Miranda accede a dejar operar a Warren, ¿cambiará su forma de actuar? ¿Dejará de lado la prepotencia?
Por su parte, durante una revisión del bebé de April y Jackson, Arizona descubre que algo no está bien, puede que no sea nada grave pero existe la probabilidad de que el bebé tenga alguna malformación o enfermedad. Rápidamente, Kepner culpa a Robbins por no haberlo detectado antes y haberle dicho que todo marchaba a la perfección. Tras practicarle una resonancia y asegurarse de que ha sido una falsa alarma y el bebé está genial, Arizona le entrega a April una lista con los mejores médicos ya que ella no quiere seguir tratándole porque prefiere ser su amiga. Se ha cansado de ser la culpable de todo y parece que, por fin, Arizona va a pelear por su propia felicidad.
Apostar todo a una carta
Kyle vuelve al hospital obligado por Edwards porque ha desarrollado de nuevo el temblor que le impedía tocar su guitarra, pero ahora en la mano izquierda. Edwards quiere ayudar en su tratamiento pero Amelia le impide participar como médico ya que las normas impiden tratar a pacientes con los que mantienes una relación. Si no le operan pronto el temblor irá a peor, pero el joven teme perderse los tres últimos conciertos de su gira, un sueño por el que ha estado luchando mucho tiempo. Sin embargo, la confianza de Edwards hace que el chico decida someterse a la intervención.
Preocupada por Kyle, Edwards se entromete en el trabajo de Amelia e incluso le cuestiona cada una de sus decisiones, hasta que la doctora Shepeherd, cansada de la actitud de la residente, decide retirarle la tarjeta que le permite el acceso a todas las áreas del hospital y le impide participar en el caso, dejándole solo la opción de esperar como cualquier otro familiar de un paciente. Finalmente, al darse cuenta de que su relación podría interferir en su futuro profesional, Stephanie decide cortar por lo sano y escribir una carta de despedida a Kyle, escogiendo la cirugía antes que al posible amor de su vida.
Al hospital llega un señor mayor que ha sufrido una caída, el hombre ingresa en urgencias acompañado por el conserje, nada anormal si no fuera porque ambos mantienen en secreto una relación de quince años y el paciente lleva casado con su mujer más de cinco décadas. Temiendo por la salud de la persona a la que quiere, el conserje permanece en el hospital haciendo compañía a la esposa del hombre al que ama y esperando ansioso noticias sobre su estado de salud, todo eso mientras intenta seguir escondiendo el amor que se procesan.
Tras varias pruebas y una operación de urgencias, Meredith descubre que el hombre padece un cáncer que se ha extendido y que no tiene ninguna cura. Sabiendo que le queda poco tiempo de vida, en lugar de arriesgarse y dejar todo por pasar sus últimos días con la persona a la que verdad ama, el paciente decide despedirse del conserje y apostar todo por disfrutar hasta el final de su mujer y su familia, una decisión dolorosa y cobarde pero que le permitirá vivir tranquilo el tiempo que le reste de vida.
A pesar de sus muchos desencuentros, Amelia y Owen han vuelto a caer en la tentación y se han dejado llevar por la tensión sexual que existe entre ambos. Tras una apasionada noche de amor, la pareja amanece en el salón de la casa de Meredith completamente desnudos y a la vista de todos, incluidos los sobrinos de la pequeña de los Shepherd. No obstante, Amelia asegura que no volverá a pasar porque esa relación es imposible. Al final, gracias a la insistencia de Meredith, Amelia se percata de que no puede dejar pasar la oportunidad, sabe que Owen no es perfecto pero ella tampoco y esas imperfecciones son las que les hacen una pareja idónea.