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Tras la expulsión de Daniel y la repesca de David durante el anterior programa de 'MasterChef', el talent culinario de La 1 de TVE volvió a vivir una gala de tensión y emoción en la que al final quedaron solamente ocho concursantes, la mitad del plantel de cocineros que comenzaron dicha aventura el 6 de abril.
La gala número 9 acogió una prueba en la que los concursantes cocinaron por relevos y madrugaron en un obrador de Salamanca en el que elaboraron algunas creaciones artesanales como pan, hornazo, jesuitas, bollos maimón y moritos de nata además de encargarse de su venta. Fue precisamente el repescado David quien se hizo con el título de mejor aspirante del programa.Durante los últimos minutos de la gala fue Pepe Rodríguez Rey el encargado -como es habitual- de pronunciar el nombre de la expulsada, pues en esta ocasión fueron Raquel y Reichel quienes tuvieron que enfrentarse en la prueba de eliminación cocinando un postre de Josep María Rodríguez, campeón del mundo de pastelería en 2011 y presente durante el programa.
"El aspirante que no puede continuar en las cocinas de Masterchef es... Reichel". Durante el momento de silencio previo al anuncio, Raquel -una de las gemelas gaditanas- repetía nerviosa "ay por favor, ay por favor". Tras dos semanas de lágrimas por parte de las hermanas debido a la expulsión de dos integrantes del "Comando Sur" (Daniel y Dania), estuvieron a punto de perder a otro integrante más. Virginia, la otra mitad del "Comando Sur", no pudo contener las lágrimas ante la posibilidad de que el nombre de su hermana se sumara a la lista de expulsados.
Josep María Rodríguez, campeón del mundo de pastelería en 2011, visitó 'MasterChef'
Las diferentes reacciones de sus compañeros
Mientras este anuncio supuso una buena nueva para las hermanas, Pablo -el ingeniero de estructuras coruñés de 39 años- no se lo tomó tan bien: "Se va a hacer duro porque teníamos una química especial y siempre tienes a alguien con quien apoyarte en el transcurso de algo y si te falla pues te quedas cojo". El concursante despidió a su amiga desde el balcón visiblemente conmocionado con los ojos lacrimógenos. Gratitud, tristeza... y mala baba por parte de otra concursante, en concreto Natalia, la periodista y modelo moscovita de 28 años que celebró la victoria de Raquel sobre Reichel. "Hoy ha sido una noche perfecta porque se ha ido Reichel. Se ha quedado Raquel que tengo tanto cariño y yo tan tranquila en la terracita de arriba. Vamos, ¡de lujo!", sentenció entre risas.
"Es como si me hubiera sonado el despertador y tuviera que levantarme para ir a trabajar y seguir con mi vida. Se acabó el sueño"
Al despedirse del jurado, Reichel dio un pisotón sin querer a Samantha Vallejo-Nágera: "¡Uy, que me has pisado!". La ya exconcursante le pidió perdón y aclaró rápidamente que no había sido adrede a lo que Samantha quitó hierro al asunto: "Seguro que sí". Entre tanta lágrima, emergió la risa del jurado, la concursante y la propia Eva González, que se llevó las manos a la boca. Para echar más leña al fuego, Pepe Rodríguez volvió a soltar una de las suyas al decirle "dale una patada en las espinillas" a lo que prosiguió de manera mucho más seria un "ha sido un placer".
"Estoy muy contenta pero me da mucha pena, muchísima. Es como si me hubiera sonado el despertador y tuviera que levantarme para ir a trabajar y seguir con mi vida. Se acabó el sueño". Reichel se deshizo del delantal entre los aplausos de sus compañeros. "Esto era un sueño y una ilusión. Era volver a sentirte como un niño en el que todo puedes conseguirlo, que eres capaz de volver a ilusionarte con las cosas y como una segunda oportunidad de quitarle el '¿y si yo hubiera estudiado cocina? ¿Qué habría hecho?'".
Reichel, octava expulsada de la cuarta edición de 'MasterChef'
La reprimenda de Jordi
De la misma opinión que Daniel, el anterior expulsado, Reichel coincidió con su compañero en que 'MasterChef' ha sido una montaña rusa, "brutal, un montón de sentimientos: buenos, malos, agridulces". La oscense afirmó haber conocido a gente que se lleva en el corazón y haber aprendido mucho. La cocinera se presentó a la audiencia como inconformista, rebelde y defensora a ultranza de la naturaleza que desde hace años vive en una aldea del Pirineo con solo dos habitantes, ella y su novio que casualmente la visitó en el anterior programa como parte de la prueba semanal.
Lágrimas y risas pero también enfados. En este caso por parte del jurado quien se quedó atónito ante la actitud de los concursantes que -según sus tres miembros- no muestran evolución, esfuerzo ni interés tras nueve semanas de competición. "Estamos ya en la recta final de la competición y aún no ha despuntado nadie. Involucionáis", les reprendió Jordi Cruz Mas.