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Poco a poco la cuarta temporada de 'Orange is the New Black' va entrando en materia. Hasta ahora los tres primeros episodios parecían una carta de presentación sobre lo que se avecina, pero en este cuarto capítulo las cosas comienzan a ponerse interesante. Por un lado, por fin tenemos noticias sobre Sophia, que va a demostrar una actitud rebelde y desafiante. Por otro lado, Piper va a ver en peligro su negocio tras enfrentarse a María y el grupo de las latinas. ¿Cómo acabarán estas historias?
En este cuarto episodio de la cuarta temporada, titulado "Doctor Psycho", Sophia desafiará a las autoridades exigiendo que le dejen salir de aislamiento, mientras tanto, Piper tendrá varios desencuentros con María por culpa de su negocio clandestino. Asimismo, Alex buscará nuevas aliadas para hacer frente a las locuras de Lolly. Además, conoceremos nuevos detalles sobre la vida pasada de Healy. Veamos al detalle todo lo sucedido en este nuevo capítulo.
El plan infalible
Cansada de llevar semanas en aislamiento y que nadie le haga caso en su petición de hablar con Caputo, Sophia inicia un plan para que dejen de ignorarle y le den la oportunidad de poder ver a su hijo en el día de su cumpleaños. La genial idea consiste en atascar el retrete de la celda para que el agua inunde la estancia. Viendo que la situación puede poner en peligro la vida de la reclusa, Caputo accede a su petición y se acerca a hablar con Sophia.
Después de que Caputo le haya mentido diciendo que su mujer está de acuerdo con él y que apoya la idea de que permanezca en aislamiento, Sophia decide continuar con su plan hasta que le dejen hablar con ella. Viendo que el agua no es la solución, finalmente, Sophia decide ir más allá y prende fuego a la cama utilizando una de las bombillas que iluminan la celda. Gracias a esta locura Sophia logra su propósito de salir de aislamiento, pero también ha conseguido que las demás reclusas sean evacuadas, ¿qué consecuencias tendrá su acción?
Por su parte, Alex también ha iniciado su propio plan para evitar que Frieda asesine a Lolly. Como la señora está convencida que tienen que quitarse de en medio a Lolly para que su paranoia no le haga hablar más de la cuenta, Alex acude a Red para contarle el secreto y explicarle que Frieda quiere usar unas plantas venenosas para matar a Lolly. Como ahora ya sabe la verdad, Red no puede hacer la vista gorda y decide involucrarse para evitar un desastre mayor.
Reunidas las cuatro mujeres, Red intenta hacer comprender a Lolly que es mejor hacer como si nada hubiese sucedido, ya que ella no puede olvidar que hayan contaminado su huerto, por lo menos necesita lograr que no sean descubiertas. Sin embargo, la locura de Lolly le impide dejar de pensar que está siendo espiada, lo que provoca que sea detenida por los guardias. Gracias a Healy, Lolly es salvada de acabar en psiquiatría y no sólo eso, sino que Healy, pensando que todo es fruto de las alucinaciones de la mujer, logra convencerle de que nada de lo que piensa ha sucedido y de que no ha asesinado a nadie.
El pasado siempre vuelve
Judy King ha hecho muy buenas migas con el guardia encargado del taller de electricidad. Para evitar esas malas compañías, Healy propone a Caputo iniciar un nuevo taller de clases de cocina, una idea que mantendrá a King ocupada así como a todas las reclusas que se encuentran ociosas porque todavía no tienen un trabajo asignado. Pero, para su sorpresa, a King no le gusta la idea, quiere un descanso de tanta cocina pero no le queda más remedio que aceptar la propuesta.
Rápidamente la noticia se expande como la pólvora y todas las reclusas se muestran emocionadas ante las clases de cocina. A pesar de su negativa inicial, Judy King realiza una clase magistral demostrando sus grandes dotes no sólo como cocinera, sino como comunicadora. El taller acaba siendo todo un éxito de asistencia y las presas salen contentas, al igual que Healy, que se muestra orgulloso por la iniciativa. Pero la noticia de que Judy King ha pedido un cambio de consejero sume a Healy en un profundo desasosiego.
Como ya es costumbre en la ficción, escenas del pasado de los personajes se entremezclan con las escenas en la actualidad. En este episodio hemos tenido la ocasión de conocer algunos aspectos más del pasado de Healy, descubriendo que, cuando tan solo era un niño, su madre fue sometida a un duro tratamiento médico que acabó con la mujer escapado de su hogar, dejando a Healy sin madre a una edad temprana.
Lucha por el monopolio
Taystee se ha tomado muy en serio su nuevo rol como secretaria de Joe Caputo, tanto que se atreve a negociar con Healy para dejarle pasar al despacho de Caputo, un trabajo que le mantiene exhausta pero que disfruta de lo lindo. Por su parte, Aleida recibe la noticia de que muy pronto va a poder salir de prisión, pero la mujer, lejos de mostrarse contenta, expresa su temor ante el futuro que se le presenta. ¿Encontrará un lugar donde vivir y un trabajo? ¿Podrá recuperar a sus hijos menores y a su nieta?
Mientras tanto, Piper sigue paseándose por la cárcel con su guardaespaldas y como si fuera la ama del lugar. Tras advertir que una de las latinas está apropiándose de un material que no le pertenece, Piper se acerca amablemente a advertirle a María que una de sus amigas ha robado trozos de tela del taller de lencería, pero María, ni corta ni perezosa, le explica que no tiene el monopolio del negocio de bragas sucias y puede que haya gente que tenga planes.
Asustada porque su negocio podría irse a la quiebra por culpa de una competencia inesperada, al día siguiente, Piper es testigo de cómo las latinas continúan robando su material. Por si fueran pocos los problemas, las chicas encargadas de proveerle las bragas usadas deciden dejarle de lado para unirse al nuevo negocio que María y el resto de latinas están comenzando. ¿Conseguirá Piper mantener los apoyos y conservar su negocio? ¿Cómo acabará este enfrentamiento con las latinas?
