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Con el estreno de 'Stranger Things', Netflix ha abrazado la nostalgia ochentera. Otro más en caer. El virus primero llegó al cine y a la televisión, después pasó a la moda, y cuando ya todos vestimos y peinamos como en aquella época, llega Netflix y da el golpe definitivo haciendo lo que mejor se les da: coger algo viejo (léase, por ejemplo, 'House of Cards') y limarlo y barnizarlo para que parezca nuevo. Pero mientras unos preparan remakes o reboots de 'MacGyver (2016)' o 'Lethal Weapon', ellos han preferido meter toda la cultura pop de los 80 en la trituradora y esperar a ver qué salía. Y no sé si, como dicen mis compañeros, 'Stranger Things' es la mejor serie de la temporada, pero lo cierto es que va a dar muchísimo que hablar este verano.
La amenaza
Pero empecemos por el principio. La historia arranca en Hawkins, Indiana, el 6 de noviembre, en el laboratorio que el Departamento de Energía de Estados Unidos tiene en la localidad. Suena una alarma. Un hombre vestido con una bata de laboratorio huye despavorido de una amenaza por los pasillos de laboratorio, y justo cuando parece que se va a zafar de su perseguidor, éste (o esto) le atrapa. No sabemos qué es, ni siquiera su aspecto, pero queda claro que sea lo que sea esa cosa hay que tenerle miedo y correr.Los protagonistas
Mientras tanto, al otro lado del pueblo, cuatro pre-adolescentes juegan a Dragones y Mazmorras. Mike (Finn Wolfhard), Will (Noah Schnapp), Lucas (Caleb McLaughlin) y Dustin (Gaten Matarazzo) llevan diez horas jugando y su única preocupación es encontrar la manera de librarse de los ataques de un ejército de trogloditas y del temible Demogorgon. ¿Con bola de fuego o con hechizo protector? Para la bola Will debe sacar un trece pero le sale un siete. Muerto. Pero da lo mismo, se ha hecho tarde y hay que poner en pausa la partida porque al día siguiente hay que ir a clase.
Will, Lucas y Dustin cogen sus bicicletas para irse a casa. Para hacer el camino más entretenido, Will y Dustin se retan: el que llegue antes se queda con el número 134 de 'X-Men'. Will, muy astutamente, se adelanta a la salida y se escapa de Dustin, que pronto desiste seguir con la carrera y le deja solo. Will, por su parte, se adentra en una área restringida propiedad del Laboratorio Nacional de Hawkins para llegar antes a casa, pero alguien (o algo) se interpone en su camino y le hace salir de la carretera.
Will decide dejar atrás su bicicleta y correr hasta su casa. No hay nadie en casa y al llamar al 911 sólo se oyen ruidos extraños. Intenta esconderse pero sea lo que sea le está siguiendo allá dónde va y ni un cerrojo ni una escopeta cargada consiguen impedir que sea atrapado y se esfume.
Primeras horas tras la desaparición
Joyce (Winona Ryder) y Jonathan, la madre y el hermano de Will respectivamente, tardan en darse cuenta de la ausencia del pequeño. Trabajan tanto que ninguno de los dos se había percatado de que Will no había pasado la noche en la casa. Seguramente no es la primera vez que Will se las apaña solo y no duerme en casa pero que no esté en casa de los Wheeler hace saltar las alarmas así que Joyce decide ir a la comisaría y denunciar su desaparición.
Allí tiene que esperar al jefe Jim Hopper, otro personaje importante para el devenir la historia aunque él todavía no lo sepa. Llega tarde al trabajo y parece haber pasado una mala noche (aunque por el aspecto de su apartamento se diría que el jefe de la policía de Hawking ha pasado muchas malas noches). Acostumbrado a ocuparse de robos de gnomos de jardín o de ataques de búhos que confunden moños con nidos, Hopper esperaba pasar la mañana como siempre tomando su café y 'meditando' pero Joyce da al traste con sus planes. Al principio se resiste pero finalmente acepta buscar al chico, empezando por el colegio.
Allí están Mike, Lucas y Dustin, siguiendo su rutina escolar ajenos a la desaparición de Will. Suficiente tienen con soportar a los matones de turno que se burlan de la displasia cleidocraneal de Dustin. Al menos al final de clase de ciencias pueden disfrutar de la llegada de la última adquisición del Club de Audiovisuales: un equipo de radio Heathkit les permite comunicarse incluso con Australia. Pero el regocijo dura poco porque Hopper les tiene que interrogar. Sólo saben que le perdieron de vista al entrar en Mirkwood (el Bosque Negro), que así es como llaman al área boscosa que rodea al Laboratorio Nacional en referencia al bosque que Bilbo y la compañía de Thorin atraviesan en 'El Hobbit'.
No está en el castillo Byers, el lugar en el que Will se recluye a leer sus cómics, y se ha dejado la bicicleta abandonada (como dice Hopper, algo preocupante teniendo en cuenta que es como un Cadillac para los niños), y las pistas (y el perro) llevan al jefe justo hasta la caseta en la que desapareció Will.
Más tarde, en casa de los Byers, Joyce y Jonathan se consuelan mutuamente mientras intentan escoger una fotografía para los carteles de 'Se Busca'. El teléfono suena y Joyce corre a responder pero sólo se oye la respiración de Will seguida por ruidos del monstruo hasta que, de repente, el teléfono se quema.
Tras los pasos del monstruo
El Doctor Brenner (Matthew Modine) y un equipo armado entran ataviados con trajes de protección en el pabellón por el que vimos correr al hombre con bata al inicio del episodio. La zona ha sido evacuada siguiendo el protocolo de cuarentena. En las paredes del pasillo hay manchas y restos de una sustancia pegajosa que parece respirar y al pasar el dintel la puerta tras la que todo empezó, vemos una gran masa viviente enganchada a una de las paredes de la sala. El monstruo que se llevó al científico y a Will salió de allí. Éstos no consiguieron huir pero al parecer hay una chica que sí que lo consiguió.
La muchacha, ataviada con una simple bata de hospital sucia y con el pelo rapado al uno, ha llegado a un restaurante. Está hambrienta así que intenta robar un poco de comida, pero el propietario del local la sorprende y la atrapa antes de que logre huir. Con más tranquilidad y con la barriga más llena, el propietario intenta sonsacarle algo de información pero tan sólo consigue saber que su nombre es Eleven (Millie Bobby Brown), el número que lleva tatuado en la muñeca. Aún así, decide llamar a Servicios Sociales. Justo en ese momento de despiste, Eleven aprovecha para hacer uso de unos poderes que no sabíamos que tenía y para un ventilador viejo que estaba haciendo un ruido molesto.
Esa llamada, como todas en el pueblo, ha pasado por el filtro del gobierno y Brenner y compañía se presentan en el restaurante con el objetivo de llevarse a Eleven y no dejar ningún rastro (es decir, matando al único testigo) pero ésta se escapa in extremis deshaciéndose de dos de de los esbirros del doctor.
Por el equipo
Mientras los mayores buscan a Will, Mike se comunica a través de su 'walkie talkie' con Lucas y Dustin y les convence de que deben salir a buscar a su amigo porque es lo que él haría. Como durante la partida, que pudo haber lanzado un hechizo de protección y decidió arriesgarse y ponerse en peligro por el bien del grupo. Mike se escabulle de su casa (justo lo contrario de lo que hace Steve, el novio de su hermana Nancy). Siguen los pasos de Will bajo la lluvia intensa pero desgraciadamente no logran encontrarlo. Eso sí, se topan con Eleven asustada y empapada hasta los huesos.
Es verdad que hemos visto mil veces este mismo punto de partida y casi podríamos aventurar paso por paso lo que veremos de ahora en adelante sin equivocarnos pero eso, en el fondo, forma parte de su encanto. Como también los sintetizadores de su banda sonora, sus títulos de crédito tan Stephen King, sus constantes referencias o su punto 'naïf' Todo es prestado y sus creadores no lo esconden en ningún momento.
Como la mayoría de niños nacidos en los 70 y los 80, los hermanos Ross y Matt Duffer crecieron leyendo libros de King y viendo films de Amblin, la mítica productora fundada por Spielberg que dio a conocer a directores como Joe Dante, Robert Zemeckis o Richard Dooner. 'Stranger Things' es un pastiche de todo eso y más, y si viviste esos años: 1) eres el público objetivo de la serie y 2) seguramente te llevará a recordar una época menos cínica en la que soñábamos ser un 'Goonie' y resolver misterios en bicicleta. En cuanto al resto de la población, pues lo tienen un poco más difícil para conectar pero para empezar tiene suficientes elementos como para gustar a cualquiera que busque un entretenimiento veraniego y tenga el modo 'sentido de la maravilla' activado.