Tras muchos años de trabajo, María Patriño se ha ganado con esfuerzo que hoy día sea una de las periodistas del corazón más valoradas del país. Su lengua viperina le ha dado más de un quebradero de cabeza, sin embargo, le apasiona su trabajo y no está dispuesta a que nadie le engañe. Odia, sobre todo, la mentira gratuita, más aún si el que la dice se sienta en un plató y además cobrando.
En la actualidad participa los viernes noche en '¿Dónde estás corazón?' y diariamente en el magazine vespertino de la privada. A pesar de no tener un comienzo nada fácil, 'A3Bandas' pelea cada tarde por hacerse un hueco en la parrilla de Antena 3. María Patiño y Dani Martínez, junto a Jaime Cantizano, intentan cada día que los espectadores pasen un rato agradable y divertido. La cadena espera levantar los resultados obtenidos hasta la fecha, aunque la última palabra, somo siempre, la tiene el espectador de casa.
Orgullosa de su profesión, María es de esas profesionales que se muestran en cámara tal y como son. Simpática, amena y cercana, así es María, así la hemos entrevistado.
Hay pocos profesionales que viven su profesión con tanta intensidad como la vives tú. ¿Qué te aporta aparecer cada día en un plató de televisión?
Me da la posibilidad de contar la realidad del corazón desde mi punto de vista y me parece que eso es un auténtico privilegio. El poder tener una plataforma y, sobretodo, el tener a personas que te puedan escuchar es lo mejor que le puede pasar a un periodista. Yo, en concreto, creo mucho en el poder que llega a tener la televisión. De hecho, para mí es el medio de comunicación más completo. Para mí siempre fue un sueño y ahora tengo la suerte desde hace unos años de poder realizarlo, antes fue una vez por semana y ahora es cada día.
¿Cómo llevas el aparecer diariamente en televisión?
Lógicamente es mucho más sacrificado porque ya es un trabajo diario, que busca la actualidad diaria que no es para nada fácil. En el horario que tenemos nosotros intentamos aportar algo novedoso teniendo en cuenta los programas que están por delante nuestro. Yo lo llevo bien porque llevo una vida muy ordenada. Me acuesto pronto porque me levanto muy temprano. Podría decir que lo llevo perfectamente porque me apasiona mi trabajo y todo lo que hago. La parte negativa es que no te deja mucho tiempo para compartir con tu gente.
¿Te molesta que te llamen periodista del corazón?
No! Lo soy, me encanta, presumo de ello y estoy super orgullosa. No destierro ningún otro sector dentro de la prensa, pero no me ofende en absoluto. Faltaría más...
En los últimos años son muchos los personajes que se apuntan al carro de la fama. ¿Qué opinión tienes de ellos? Al final de alguna manera alimentan vuestros espacios...
Depende. Yo lo que más detesto es la mentira gratuíta, es lo que más detesto. No soporto que haya personas que se creen noticias con la única intención de sacar dinero.
¿Tienes prejuicios según la persona que se siente en el plató?
No tengo prejuicio de entrevistar a un personaje de primera fila o uno de quinta división, me da exactamente igual. Creo que una entrevista buena no depende del personaje, depende del periodista. Ese es el arte que debemos tener. Lo fácil es hacer una entrevista a Aznar cuando seguramente ya tienes un número de espectadores que van a estar predispuestos a ver la entrevista, pero hacer una buena entrevista a Yola Berrocal siempre he dicho que es mucho más complicado. Para mí la buena entrevista no depende del personaje. En ese sentido puedo darte muchas opiniones de muchos personajes, pero me da exactamente igual el personaje que es famoso por sí o que viene a la cola. Lo que me gusta es escuchar historias interesantes y sobre todo que correspondan a una realidad. La tele tiene su dosis de espectáculo que yo asumo y luego hay otro tipo de entrevistas que son más series que probablemente sean con las que más disfrute, tampoco te voy a mentir, pero no tengo ningún tipo de antipatía en general hacia una clase de famoso.
¿Cuál es ese invitado que te gustaría tener frente a frente en '¿Dónde estás corazón?'
Te daría una lista interminable, pero lógicamente Isabel Pantoja. Ya se ha sentado en un plató de televisión pero no lo ha hecho delante de una serie de periodistas que probablemente la cuestionen. Se ha sentado con gente como Concha García-Campoy o Jesús Quintero -que tienen todo mi respeto- y también se ha hablado de su vida privada a través de la revista Hola. Elige el lugar y el sitio que más le conviene.
En ocasiones los piques entre los compañeros parecen traspasar la pantalla del televisor. ¿Una vez se apaga el piloto rojo, que tal es esa relación?
Ni somos todos amigos ni se traspasa la pantalla, ocurre como en cualquier oficina. Hay personas con las que congenias más y esa relación laboral se transforma en amistad. Hay otras personas con las que no congenias y una vez se apaga ese pilotito rojo te reúnes con aquellas personas con las que te gusta conversar y compartir. Particularmente, y aunque parezca lo contrario, es muy raro que yo me lleve un tema personal para casa. Yo me crispo por la situación o por no poder argumentado algo convenientemente, por muchas cosas, pero no porque una compañera, en concreto, me haya dicho tal. Yo tengo mías simpatías y antipatías, como todo el mundo.
A falta de trabajo, Cuarzo te propone acompañar diariamente a Cantizano. Supongo que el sí no tardó en llegar...
Te equivocas, tardó muchísimo en llegar. Había muchísimas cosas que sopesar. Una vez que lo pensé, lo hablé con mi familia sobre todo, y con mi entorno más cercano. Luego decidí que podía ser una apuesta muy importante, más que nada porque me está sirviendo de escuela. Soy consciente de que me queda mucho por aprender y tengo una vez más la posibilidad de tener un registro distinto y hacer otra cosa dentro de lo mío. De momento es lo que estoy haciendo y lo que me gusta. Me lo pensé mucho. He dicho que no a muchos proyectos interesantes, más que nada por la importancia que tiene la vida personal en mi vida.
La lucha por la audiencia de tarde se ha vuelto muy feroz. El arrastre de espectadores no termina de empujar a 'A 3 bandas'. ¿Se estudia en estos momentos cambios o modificaciones en el formato?
Lógicamente es un trabajo diario con la intención de subir la curva famosa de la audiencia. El trabajo es duro y la competencia feroz. Esta pregunta te la tendría que contestar más bien el director. Es un reto más de los que en más de una ocasión me he enfrentado. He vivido éxitos y otros que no lo han sido. Yo creo que en televisión todo puede cambiar de un día para otro, como que tengamos que coger y tal vez retirarnos. Yo me iría a mi casa con una maleta llena de muchísimas cosas que he aprendido, no me iría con las manos vacías. Creo que dentro de lo que cabe se está haciendo un espacio con dignidad. Tal vez no es del gusto de todos los espectadores y habría que aceptarlo, si llegase ese momento.
¿Llegan a pedir mucho los famosos por sentarse en un plató de televisión?
Pues sí, aunque depende del perfil. Algunos no, otros sí, depende del personaje, del momento, de la noticia que se vaya a contar... No te lo podría decir, yo no he visto nunca firmado un contrato. Si te lo dijera, te estaría mintiendo. Sé que hay gente que puede ganar 2.000/3.000 euros y personas que ganan cifras con muchos más ceros.
¿Cómo recuerdas la primera vez que te pusiste delante de una cámara?
Lo recuerdo como un momento de felicidad y de haberse cumplido un sueño que tenía desde enana. Me acuerdo perfectamente como iba vestida, la situación. Fue una prueba en directo por la que yo estaba contratada. Si la pasaba continuaba y sino no. Se mezcló todo. Se mezcló el haber cumplido un sueño, se mezclo el nervisiosmo porque estaba pasando un exámen, estaba al lado de Ana Rosa Quintana. Además, yo vivía en Sevilla y cuando me vine a Antena 3 no la conocía. De hecho, no conocía ni siquiera Madrid. Fue todo un cúmulo de sensaciones, de sentimientos que es una pena que no lo tenga todos los días porque supongo que eso me hizo estar a la altura.
Tengo entendido que fuiste reportera del espacio de Telecinco '¡Qué me dices!'.
Fui reportera a través de la agencia Europa Press para el programa '¡Qué me dices!' que presentaban Belinda Washington y Chapis. Yo cubría en aquella época todo lo que se hacía en Marbella. Así comencé en televisión como reportera de alcachofa.
Fue complicado seguir en televisión una vez lograste entrar?
Realmente todo lo que empecé a hacer me vino rodado. Fuí muy lanzada, me metí en televisión en un momento en el que practicamente no había gente con mi perfil. No había tanta competencia como ahora. Se mezcló un poco la suerte, el trabajo...
¿Crees que últimamente se denuncia cualquier pequeño altercado con los famosos para generar una información que no se logra de otro modo?
Yo te contesto que jamás, ya es cuestión de los lectores que se lo crean o no. Creo que hace años se han justificado demasiado los altercados que existían con los famosos porque la prensa no tenía ni voz ni voto y siempre primaba la parte del famoso. Yo lo he vivido hace siete años. Ahora que se da a diario, porque la prensa tiene más plataforma y porque cualquier paparazzi puede intervenir por teléfono (cosa antes impensable), la cosa ha cambiado. Hoy día, se ha creado todo un circo y negocio en torno a ello.
Alguien lo hará...
Supongo que habrá quién lo haga. Para mí es una manera de denunciar algo que yo personalmente no entiendo -las agresiones a famosos-. Al límite hemos estado todos y hay que saber estar en su sitio. Yo también he estado al límite como periodista y no me puedo permitir el lujo de insultar a nadie y mucho menos de levantar la mano. Hay una situación particular que recordarás, con Antonia dell'Atte, y yo en ningún momento respondí. Estaba en un sitio privado, delante de muchísima gente. Todos debemos ser conscientes de que somos unos personajes públicos. A veces aunque de manera injusta hay que saber aguantar el tirón, a veces va hasta en el sueldo.
¿Cómo llevas la fama, la popularidad, que la gente te reconozca por la calle?
Lo más leído
Yo muy bien, estoy encantada. Recibo muchísmas muestras de cariño y de apoyo. Es algo que lo veo natural. Pedir lo contrario sería absurdo. Yo entro en casa de la gente sin llamar a la puerta y a veces se crea una especie de familiaridad que ellos tienen conmigo y lo mínimo que puedo hacer es contestar educadamente. Lógicamente también tengo mis momentos en los que quiero estar sola y para ello me voy a mi casa y disfruto de mi intimidad con tranquilidad.