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Regresamos con nuevos capítulos de la segunda temporada de 'Fear The Walking Dead' tras el parón estival. Si hacemos memoria, en el último capítulo emitido pudimos ver cómo la familia quedaba dividida tras la decisión de Travis de acompañar a su hijo Chris. Además, después de la muerte de Thomas Abigail, Madison, Strand, Alicia y Ofelia se vieron obligados a abandonar la casa, sobre todo cuando la mansión quedó devorada por las llamas por culpa del señor Daniel. Con esa imagen de destrucción y desolación concluía la primera mitad de la segunda temporada pero, ¿qué camino escogerán Strand y las chicas? ¿Luchará Madison por encontrar a Travis? ¿Volverán a juntarse en un futuro? ¿Qué será de Nick ahora que se ha quedado solo? ¿Podrán sobrevivir cada uno por su cuenta?
En este octavo episodio de la segunda temporada de 'Fear the Walking Dead', titulado "Grotesque", acompañaremos a Nick en su nuevo camino en solitario. Durante el trayecto serán varios los obstáculos que deberá superar para poder continuar con vida. Los caminantes no son una amenaza para él pero los peligros acechan en un mundo postapocalíptico donde la supervivencia comienza a ser el único objetivo de los seres humanos que quedan. Además, descubriremos algunos aspectos de su pasado. Veamos al detalle cómo ha sido este esperado regreso.Un lugar donde vivir en paz
Amanece un nuevo día y Nick despierta en casa de una de las sirvientas de la mansión de Thomas Abigail. El joven está empeñado en buscar un sitio en el que acepten a los muertos tal y como lo hacía Celia, pero ir solo por el mundo en estas circunstancias es un auténtico peligro. Aceptando todos los riesgos, con unas pocas provisiones y embadurnado con vísceras de caminantes, el joven emprende camino en busca de ese ansiado lugar que le permita vivir en paz y rodeado de gente que piense como él.
En un intento de refugiarse al caer la noche, Nick entra en una casa que, aparentemente, parece abandonada, pero se encuentra con una mujer y su pequeña hija que no dudan en atacarlo. Tras recibir varios golpes, el joven no tiene más remedio que huir sin tener tiempo de coger su mochila, perdiendo los pocos víveres que tenía. A pesar de todo, Nick continúa el camino hasta que se encuentra con tres hombres que no tienen ningún tipo de piedad ni con los muertos ni con los vivos. Al descubrirle, no tardan ni un segundo en dispararle.
Afortunadamente, aunque las fuerzas comienzan a fallarle, Nick es capaz de escapar intacto. Agotado, sediento y hambriento, el chico intenta obtener algo de alimento de los cactus que encuentran en el terreno, pero el remedio acaba siendo peor que la enfermedad. Finalmente, como último recurso antes de morir deshidratado, Nick decide beber su propia orina, la única opción que le quedaba para poder sobrevivir. La actitud del chico sorprende, ha conseguido madurar y dejar atrás todos los problemas del pasado para enfrentarse a un duro camino en soledad.
Los estragos del pasado
Durante el trayecto, la falta de compañía y la ausencia de agua y alimento consiguen que Nick tenga tiempo de rememorar el pasado. En concreto, los recuerdos de su estancia en rehabilitación se apoderan de la mente del chico. No obstante, gracias a esos flashbacks descubrimos a un Nick diferente al que ahora se enfrenta al fin del mundo, a un joven que utilizaba las drogas para abstraerse del pasado y que guardaba rencor a sus padres por no estar con él en todo momento y ayudarle a crecer como persona.
Al día siguiente, al caer la noche el sueño y el cansancio hacen mella en Nick y los recuerdos vuelven a su mente. En esta ocasión revivimos junto a él el día que conoció el fallecimiento de su padre en un accidente de coche. Este tipo de situaciones traumáticas marcan a los adolescentes pero más todavía si se trata de alguien como Nick, un chico débil y vulnerable que trataba de salir adelante del mundo de las drogas cuando esa fatal noticia volvió a destruir el mundo que intentaba reconstruir. Al final Nick terminó como ya sabemos, enganchado a las drogas y escondido de todo y de todos con la única compañía de su novia.
Una nueva oportunidad
Alterado por el sueño que acaba de vivir, Nick despierta sorprendido por varios perros que le atacan y le muerden en una de las piernas causándole una herida bastante dolorosa. Desgraciadamente, los ladridos atraen a una horda de caminantes y Nick no puede salir corriendo, por lo que opta por refugiarse en lo alto de una furgoneta. Cuando todos pensábamos que ese era el final de Nick, una vez más la suerte vuelve a sonreír al chico y los caminantes se alejan atraídos por varios disparos y sonidos de coches.
Con el camino despejado, el chico aprovecha para alimentarse de los perros que minutos antes estaban siendo devorados por los caminantes, en una de las escenas más grotescas y degradables de lo que llevamos de temporada. Camuflado como un caminante más y andando entre ellos, Nick casi muere asesinado por los tres hombres con los que se tropezó al principio, pero en un alarde de fortuna inagotable, vuelve a librarse de una muerte que parecía más que asegurada.
Finalmente, después de quedarse dormido en plena carretera, Nick despierta gracias a una lluvia que a duras penas consigue saciar la sed que padece. Sin embargo, su destino es encontrar un lugar en el que poder comenzar de cero, por lo que sigue andando. Con una pierna maltrecha Nick logra llegar hasta un local en el que es sorprendido por tres personas que le ofrecen un lugar seguro en el que poder ser atendido de su herida. Como no tiene otra opción, el joven acepta la propuesta y es conducido hasta una pequeña comunidad donde sus habitantes conviven en paz y armonía. ¿Habrá encontrado al fin un lugar donde poder ser feliz? ¿Tratará de buscar a su familia para conducirlos hasta allí?