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En el capítulo anterior de 'Fear The Walking Dead' por fin nos adentrábamos en la historia de Madison, Víctor, Alicia y Ofelia. Hasta ahora, el primer capítulo de esta segunda parte centraba la trama en Nick y su nueva vida alejado de su familia, pero necesitábamos dejar un poco de lado al chico para ver qué más está pasando con el resto de protagonistas. Así pues, nuestros deseos se cumplían y descubríamos a Madison y compañía refugiándose en un hotel supuestamente abandonado, donde rápidamente los caminantes comenzaban a hacer acto de presencia atraídos por el ruido. ¿Conseguirán salir vivos?
En este décimo episodio de la segunda temporada de 'Fear the Walking Dead', titulado "Do Not Disturb", hemos visto cómo, Alicia conocía a una mujer que le ayuda en su periplo por el hotel. Además, por fin sabemos algo sobre Travis y Chris, ya que la última vez que les vimos padre e hijo se marcharon sin despedirse y con Travis casi sin poder caminar por tener los pies destrozados. Ahora continúan la aventura y nuevos personajes hacen aparición para ofrecernos nuevas historias. Analicemos los detalles de este nuevo capítulo.
La historia del hotel
Comenzamos el capítulo dando marcha atrás en el tiempo, justo en el momento del banqueta de la pareja que se acababa de dar el sí quiero en el mismo hotel en el que ahora se encuentran Madison, Víctor, Alicia y Ofelia. Se trata de un recurso muy utilizado en algunas ficciones pero que es fundamental para poder conocer cómo han llegado hasta esa situación. Todo era perfecto, como esas bodas de ensueño que todas las novias desean para su gran día, sin embargo, el padre de la novia cayó desplomado al suelo, convirtiéndose a los pocos minutos en un caminante y mordiendo a su propia hija.
En ese momento la epidemia estaba comenzando y los caminantes eran pocos, pero la madre de la novia quería terminar la celebración para regresar a su país antes de que cerraran la frontera. Sin embargo, había una persona que no iba a permitir que se marcharan: la encargada del hotel. No sabemos muy bien el motivo por el que no quería dejarles salir pero todo cambió cuando el padre se convirtió en caminante, desatando la locura que, aunque no hemos visto, podemos imaginar lo que pudo suceder.
Mientras tanto, en la actualidad, Alicia ha logrado refugiarse en una de las habitaciones del hotel donde lleva la cuenta de cada caminante que pasa por delante de su puerta, una estrategia un tanto rudimentaria pero efectiva para saber a cuántos caminantes tiene que enfrentarse si quiere salir con vida y llegar hasta la planta de abajo donde se encuentra su madre. Pero su táctica no termina de funcionar y Alicia se ve acorralada y sin salida, por lo que la única idea que se le ocurre es abrir las puertas del ascensor y amarrarse a las cuerdas mientras los caminantes pasan de largo o caen por el hueco.
La hazaña es toda una proeza y es de alabar el estupendo estado físico de la chica, poca gente podría trepar por una cuerda con tanta facilidad, sobre todo teniendo en cuenta que la alimentación e hidratación no deben ser muy buenas ahora que los recursos escasean. Tras lograr subir hasta el siguiente hueco, Alicia recibe la ayuda de Elena, la encargada del hotel, aquella que tiempo atrás quiso encerrar a todos en el lugar. Con una idea tan macabra la mujer no nos da muy buena espina, sobre todo cuando, hacha en mano, comienza a preguntar de manera desesperada por un tal Héctor.
Parece que Alicia opina del mismo modo y no termina de fiarse de Elena pero es la persona perfecta para poder llegar a la planta baja. Además, según la mujer, existe otro grupo de supervivientes que son los que tienen retenidos a Héctor, su sobrino, porque quieren las llaves del hotel que posee ella. Y es con este dato cuando a los espectadores se nos ponen los dientes largos: un nuevo grupo de humanos dispuestos a todo por sobrevivir y que suponen una amenaza extra para nuestros protagonistas. No tendrán la misma maldad que el gobernador o Negan pero se agradece la aparición de nuevos personajes que otorguen más misterio y acción a la trama.
Sabiendo estos detalles, Alicia le propone a Elena ayudarse mutuamente, si consiguen liquidar a los otros podrían convivir los seis pacíficamente en el hotel y convertirlo en su fortaleza. Ninguna de las dos mujeres tiene otra opción y así proceden. Alicia quiere arriesgar su vida por su madre porque Madison así lo haría por ella, una muestra de amor incalculable que tiempo atrás no se habría producido. Tras encerrar a unos cuantos caminantes llegan al bar, momento en el que aparecen de repente el grupo de huéspedes con Héctor a la cabeza.
Elena les entrega las llaves para que dejen a su sobrino libre y, en un movimiento rápido y de lo más astuto, Alicia abre la puerta del restaurante para que los caminantes se abalancen sobre ellos. La idea ha funcionado a la perfección y logran huir, pero no tardan en quedar atrapados. Llegados a este punto no sabemos qué ha sido de Madison y Víctor, que estaban en el bar rodeados por una horda de caminantes y puede que Alicia también termine siendo pasto de los caminantes. No obstante, como en las series nada es lo que parece y lo más lógico era que sobrevivieran, no tardamos en descubrir que, efectivamente, Madison y Víctor siguen vivos y llegan en el momento exacto para abrir la puerta y ayudar a Alicia, a Elena y a Héctor.
La travesía de Travis y Chris
Y al tercer día aparecieron Travis y Chris. Hasta ahora nada sabíamos de ellos, excepto que optaron por marcharse dejando al resto abandonados. Con Travis cojeando debido a las heridas que tiene en los pies, padre e hijo logran llegar hasta un coche y un restaurante abandonados. Lo lógico en esta situación sería no separarse y acudir juntos en busca de suministros para luego huir en el coche, pero Chris, una vez más, hace alarde de su prepotencia y acude solo al local donde les roba la comida y el agua a tres jóvenes supervivientes.
Tras salir corriendo al ver que varios caminantes entraban en el restaurante, Chris le pide a su padre que arranque el coche, eso sí, no ha sido capaz de decirle que se ha encontrado con más supervivientes, seguro que imagina que si le cuenta la verdad Travis habría decidido quedarse y ayudarles. Llega la noche y, a pesar de quedarse sin gasolina y tener que parar en mitad de la nada y a plena oscuridad, los razonamientos de Travis son mucho más lógicos que los de Madison y Víctor. Ha sabido adaptarse rápidamente a las circunstancias y es capaz de discernir entre los lugares que son seguros de los que encontrarían más de un peligro, por lo que optan por montar un pequeño campamento.
Aunque los argumentos de su padre son de lo más razonable, Chris no las tiene todas consigo, sabe que podrán encontrar un lugar que les sirva de refugio pero luego, ¿qué pasara después? Ahora no tienen familia, han dejado todo de lado para ir a un destino que no tienen seguro, para continuar sin un rumbo ni un objetivo fijos. De momento no les queda otra opción que hacer buenas migas con los chicos a los que robaron, que parecen no querer hacerles daño. Además, los tres jóvenes saben cómo arreglárselas, hasta han descubierto que unas latas atadas a unas cuerdas alrededor del perímetro donde han acampado les sirve como sistema de alarma. Los chicos quieren que Travis y Chris se unan a ellos para así viajar en grupo y poder aumentar la defensa, pero Travis no se fía, ha aprendido a desconfiar y no quiere estar en deuda con nadie.
Como no tienen gasolina y lo más seguro para ellos es viajar en coche, Travis acepta viajar con ellos hasta llegar al próximo pueblo. De camino llegan hasta una granja y Travis le propone a su hijo quedarse ahí, es un buen lugar en el que tienen tierra, agua y alejado de la carretera. Pero Chris parece tener otros planes, se ha visto reflejado en los jóvenes y quiere continuar junto a ellos. Mientras los chicos luchan por coger unas gallinas del granero, Travis encuentra las tumbas de tres personas de una familia, los hijos y la mujer, por lo que sospecha que el padre puede seguir por ahí.
Demostrando unas dotes de observación impecables, Travis vuelve a estar en lo cierto y de repente aparece un hombre armado con una escopeta y amenazando con disparar si no se marchan de su casa. Travis intenta apaciguar la situación pero Chris, ni corto ni perezoso, dispara al hombre que cae al suelo agonizando mientras Travis asiste atónito a la grotesca escena, asumiendo que su hijo se ha convertido en un asesino. La evolución que ha sufrido Chris es totalmente opuesta a la de su padre o incluso la de Nick, una actitud con la que probablemente no llegue muy lejos o sí, quién sabe, a lo mejor nos encontramos ante el próximo gobernador.
