En el capítulo anterior de 'Orange is the New Black' se resolvió de forma precipitada el tema del guardia asesinado y descuartizado, terminando con Lolly en la unidad de psiquiatría de la cárcel y con Alex libre de toda culpa. Sin embargo, los problemas continúan ya que las reclusas están cansadas de soportar las injusticias a las que se ven sometidas por culpa de los nuevos guardias de seguridad.
En este penúltimo episodio de la cuarta temporada de 'Orange Is The New Black', titulado "The Animals", las reclusas han decidido cambiar de estrategia para unir fuerzas y luchar contra un mismo objetivo común: Piscatella. Por su parte, Caputo por fin despierta del letargo en el que ha estado sumido toda la temporada para imponer su autoridad. Además, Poussey, Alex y Judy King comienzan a pensar en el futuro y todo lo que les espera una vez salgan de prisión. Veamos al detalle todo lo sucedido en este nuevo capítulo.
Asumir el control
Como viene siendo habitual desde sus inicios, el pasado de uno de los personajes adquiere protagonismo en cada episodio. En esta ocasión es el turno de Bayley, uno de los jóvenes guardias de seguridad. Cuando esto sucede quiere decir que ese personaje va a tener mucha relevancia en el trama argumental del capítulo pero, ¿qué papel jugará Bayley para que de repente adquiera tanto protagonismo?
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Más vale tarde que nunca y por eso agradecemos que Caputo por fin esté tomando cartas en el asunto y haya decidido suspender sin sueldo durante un mes a Humps. La resolución al conflicto era demasiado fácil y las cosas no podían resolverse tan rápido por lo que los guionistas no regalan la presencia de Piscatella, el hombre que se ha convertido en el malo de la temporada.
Con la amenaza por delante, Piscatella le advierte a Caputo que si emprende cualquier tipo de acción contra sus hombres les pedirá a todos que se marchen, dejándole de nuevo sin un solo guardia de seguridad. Caputo tiene que aceptar el chantaje, aunque cada vez es más consciente de que lo único que debe importarle por encima de su ascenso o cualquier recompensa económica es el respeto y la seguridad de las reclusas.
Una vida normal
Una relación normal dentro de lo que cabe, eso es lo que pretenden conseguir Poussey y Soso. Puede parecer una locura pero resulta de lo más entrañable verles compartir objetivos comunes y esa esperanza de poder vivir juntas y felices. Pensando en ese futuro, Poussey dice tomar las riendas de la relación y pedirle ayuda a Judy King para que le encuentre un trabajo, una decisión de lo más madura y comprometida que augura un futuro prometedor para la pareja.
Ninguna pareja es perfecta y las pequeñas discusiones son de lo más normal, así que Poussey y Soso no iban a ser menos y la diferencia de opinión respecto a la participación en la protesta que quieren realizar las reclusas despierta pequeñas discrepancias en la pareja, pero el amor que se tienen es capaz de vencer esas tonterías. Por su parte, al contrario, Lorna no es capaz de solucionar los problemas conyugales y saca a relucir su locura a modo de celos exacerbados al pensar que su marido le está engañando con su hermana.
Otra pareja que parece encaminar de nuevo su futuro es la formada por Alex y Piper. Ambas vuelven a tener relaciones sexuales, aunque se empeñen en negar a sus compañeras que no existe ningún vínculo entre ambas. Negar lo evidente es un error, al igual que tropezar de nuevo con la misma piedra, pero todo eso también es de humanos y, a lo mejor, esta es la ocasión perfecta para que Piper y Alex consoliden esa relación que antaño nunca pudo salir adelante.
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La unión hace la fuerza
Al contrario de lo que parecía, resulta que las reclusas neonazis no quieren pelear contra sus compañeras negras, sino que quieren unirse a ellas para luchar contra el mismo objetivo, contra Humps, el guardia que está obligando a todas las presas a realizar cosas de lo más extrañas y macabras. El odio une y así ha quedado demostrado porque Taystee y Pousey no han sido las únicas en aceptar, María y el resto de latinas también quieren acabar con la autoridad, aunque fijan su objetivo en Piscatella, la mano ejecutora.
Después de que Piscatella les amenazara al encontrar a Red durmiendo en horas de trabajo, Flores es la primera en plantarle cara subiendo de nuevo a la mesa, Piper le sigue y el resto de reclusas se une a la causa. Llegan los refuerzos y Ojos Locos entra en estado de locura, Poussey intenta ayudarla pero se ve reducida por Bayley que, sin darse cuenta, poco a poco le va dejando sin respiración.
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La escena final es totalmente desgarradora, ya no sólo por ver a Taystee tendida en el suelo llorando sin consuelo al lado del cuerpo sin vida de su amiga, sino por el shock que supone una muerte tan inesperada, especialmente cuando acabábamos de conocer las ganas y la ilusión que tenía Poussey por salir de prisión y vivir un futuro común junto a la mujer a la que ama. Pero esta escena es mucho más, con esta muerte se pretende criticar el exceso de poder policial que, desgraciadamente, también se vive en la vida real. Y, a nivel de la serie, este suceso abre las puertas a un final de temporada en el que todo puede pasar.