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'Crisis in six scenes' llega a las pantallas, no a las españolas por falta de acuerdo en la distribución, con la casi advertencia de ser un fracaso a todos los niveles. Desde la crítica especializada hasta al propio Woody Allen, que ha prometido horas antes del estreno de su serie no volver a hacer televisión nunca más. Parece haber unanimidad en lo fallido del producto que, en teoría, iba a ser la gran apuesta de Amazon en esta nueva temporada otoñal.
Primeros minutos del episodio piloto de 'Crisis In Six Scenes'
Sidney J. Munsinger
Sidney, interpretado por el propio Allen, es un escritor sin mucho éxito que se encuentra madurando una idea que pueda materializarse en serie de televisión, según le cuenta a su peluquero, al que da vida Max Casella. En estos minutos iniciales Allen tira de su habitual estilo para reírse de sí mismo al pedir al barbero que le deje el pelo a lo James Dean. En base a esto se harán chistes a lo largo del episodio acerca de su aspecto físico comparándolo con actores poco agraciados como Franklin Pangborn o Percy Helton. Lo mismo ocurre en lo concerniente a su labor como escritor ya que parece no tener mucha coherencia y puede llegar a provocar narcolepsia a sus lectores, según le reconoce el peluquero.
Sid está casado con Kay, interpretada por la rescatada Elaine May, una consejera matrimonial alcohólica que no abandona durante todo el episodio su copa de vino blanco. La ingenuidad y sinceridad de este personaje recuerda mucho al que la misma actriz desempeñaba en 'Granujas de medio pelo', también escrita y dirigida por Allen. Durante el episodio la pareja recibe en su casa a un matrimonio amigo y al hijo de un viejo colega de Sidney, Alan (John Magaro). Éste acude junto a su prometida Ellie, interpretada por Rachel Brosnahan. Sidney no se cansa de repetir que ésta es la chica perfecta para Alan para atribuirse el mérito de haber sido él quien les presentó después de haberla conocido en una galería de arte.
Sidney y Kay
Tras la cena, las tres parejas, en diferentes escenas y momentos, debatirán acerca del papel que cada uno está desempeñando en la crisis política y social que sacude a Estados Unidos a lo largo de los años sesenta, escenario en el que se desarrolla la serie. La guerra del Vietnam y conflictos raciales como contexto de la época. "Negros contra blancos, hombres contra mujeres y jóvenes contra viejos" llega a decir uno de los acomodados personajes. Ninguno de ellos representa un papel activo en aquella crisis y se limitan a ser meros espectadores que como mucho pueden llegar a preguntarse, sin mucha convicción, si deberían protestar, alistarse o simplemente excusarse con pretextos ingeniosos, "soy alérgico al gas lacrimógeno".
El piloto de 'Crisis in six scenes' termina con un misterioso personaje que entra en la casa de Sidney forzando la puerta con un cuchillo. Antes éste se había despertado sobresaltado al recordar que no había puesto la alarma.
Los lugares comunes de Woody Allen
'Crisis in six scenes' funciona como sucesión de sketches que nos resultan muy familiares. La escena inicial de la barbería, la crisis matrimonial de la pareja que acude a Kay, el debate acerca de "La Metamorfosis" de Kafka del club de lectura... Sin duda son diálogos ingeniosos y el problema está en la inevitable sensación de haberlos escuchados antes en alguna otra película de Woody Allen.
Haría falta perder la memoria para poder juzgar a 'Crisis in six scenes'. Al no ser posible, es inevitable no sentir cierta decepción tras ver el piloto de la nueva serie de Allen, e incluso este desencanto nos termina resultando repetitivo al parecerse mucho a lo que últimamente sentimos después de ver una de las películas del neoyorkino. Si atendemos a la estructura de cualquiera de ellas, es la primera media hora la que aporta el toque refrescante, en la que se puede ver la idea que quiere contar Allen, y es en el posterior desarrollo de la historia donde el neoyorkino termina desinflándose. En ese sentido, es probable que la serie no mejore en el resto de episodios y también es muy posible que el tempo televisivo no favorezca a que eso suceda.
Alan y Ellie
No obstante, la serie tiene puntos positivos entre los que cabe destacar de nuevo el regreso de Elaine May, no había trabajado desde que en el año 2000 hizo 'Granujas de medio pelo' en un papel calcado al que interpreta en la serie. El resto de los secundarios también da la talla y ver de nuevo a Allen delante de la cámara también supone un punto a favor pese a que su presencia suponga una constante, la mayor de todas, de su machacada fórmula.
Pese a todo lo dicho, un trabajo mediocre del cineasta americano es mejor que muchos de los mejores productos que un creador del montón pueda llegar a hacer. Esto no justifica que 'Crisis in six scenes' sea necesaria pero sí que en cierta forma dignifica aún más el papel creativo de la televisión en nuestros días, aunque Woody Allen no se lo haya tomado muy en serio.