Tardaba mucho. Carmen Lomana ha pregonado su torpeza y, claro, ahora no entiende tanta crítica. La historia comienza en un bonito pueblo de la Costa del Sol, Ojén. Sus habitantes, algo reticentes desde el principio con la idea de que la celebrity diera el pregón de sus fiestas, ahora tienen motivos de sobra para haberse resentidos con Lomana.
Carmen Lomana fue la pregonera con motivo de las fiestas de San Dionisio. Todo parecía marchar bien, tranquilo, hasta que llegó el momento de dirigirse al pueblo llano. "Bohemia, cosmopolita y gran amante del arte", así daba paso el presentador a Carmen Lomana. "¡Viva San Dionisio! ¡Vivan las fiestas de Ojén! ¡Y vivan los... todos los... ¿ojetenses? Oje... oje... ¡ojenetos!" acertaba, por fin, Lomana.
Lomana Ojén
¿Ojetenses? ¿Ha dicho ojetenses? Y claro, se armó la mundial. Los ojenetos ardían, como su carácterístico aguardiente, en las redes sociales. Las suposiciones sobre lo qué costó o dejó de costar Lomana corrían como la pólvora. La página de Facebook de José Antonio Gómez, el alcalde de Ojen, se llenaba de comentarios sarcásticos.
Lomana se defiende de las críticas
Carmen Lomana ha salido al paso de todas las críticas que ha supuesto su metedura de pata. ¿Lo primero qué ha dicho? "Cualquiera puede equivocarse en un gentilicio, es humano y no entiendo tanta crítica, porque para dar un pregón no hay que ser Einstein", aclaraba en declaraciones a Vaniatis.
También ha querido dejar claro su amor por el pueblo y que no ha cobrado un euro por ello. "He declinado cobrar por cariño y porque quiero acabar mis días en la Costa del Sol. Hace un año di en Villanueva de la Serena otro pregón y ahí sí cobré 5.000 euros. Pero aquí no". ¿Tendrán algo qué decir los villanovenses al respecto?
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Lo mejor de todo es que tenemos las imágenes en las que se puede disfrutar de Carmen Lomana y el gazapo de su pregón. Palomitas.