Conocida por su papel en 'Embrujadas', Rose McGowan mantiene su guerra contra la industria audiovisual norteamericana a la que tacha de "hipócrita". La actriz ha compartido una de las experiencias más desgarradoras en Hollywood como víctima de violación de un ejecutivo.
"Cuando nadie más en Hollywood escucharía, escucha. Cuando nadie más en Hollywood actuaría, actúa", tuiteaba la actriz. Un mensaje que sería el preludio de una confesión inesperada por los seguidores de McGowan, quien no encontró ayuda para luchar contra su violador. "Una penalista me dijo que debido a que había hecho escenas de sexo en una película nunca ganaría contra el jefe del estudio", explicaba.
"Ha sido un secreto a voces en la industria hollywoodiense y a mí me avergonzaron mientras que a mi violador le adulaban", comparte indignada. "Mi propio ex vendió nuestra película a mi violador para su distribución". Una experiencia que la actriz no ha podido olvidar y que le dan fuerzas para luchar contra aquella cara de las estrellas que nadie puede ver: "Es hora de que haya alguna maldita honestidad en este mundo", finalizaba.
Rose McGowan en la alfombra roja
Su lucha contra la cosificación sexual y Trump
Estas declaraciones surgen a raíz de la bandada de acusaciones por agresión sexual contra el candidato republicano Donald Trump, al que McGowan ha criticado en innumerables ocasiones, y contra el que se manifiesta abiertamente en redes sociales.
"Vivir con su cáncer de terror, porque es un cáncer de terror, es algo que no estamos dispuestos a hacer ni un minuto más. No quiero vivir mi vida de esta forma", explicaba la actriz a través de uno de sus vídeos de Facebook. "Estoy orgullosa de ser ciudadana americana y del mundo y tengo que esconder la cabeza entre mis piernas porque me hace enfermar todos los días. No es Estados Unidos quien debe sentir vergüenza, sino usted por difundir esta propaganda", reprendía.
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Pero su lucha no termina ahí, puesto que, recientemente, la actriz aseguró que las alfombras rojas eran una violación sexual de las mujeres, donde "los reporteros podrían considerarse un poquito más semiinteligentes, y no hacer preguntas que no tienen importancia alguna".