El cantante catalán Àlex Casademunt fue uno de los concursantes de la primera edición de 'Operación triunfo'. En 'OT. El reencuentro', el artista español ha revivido algunos recuerdos de su estancia en el programa y de cómo le afectó su participación en los años posteriores: "Quería hacer las cosas demasiado deprisa y algunas se podrían haber hecho mejor". Àlex ha confesado que su peor momento en el reality musical fue cuando lo echaron: "Cuando te dicen que debes abandonar el programa piensas: 'se acabó el sueño'".
Asimismo ha admitido que no era capaz de comprender el éxito de Juan Camus: "Adoro a Juan pero que se ventilara a 3 o a 4 no lo entendía. La palabra no es injusto porque él lo merecía igual que yo, pero me hubiese gustado tardar un poco más en salir". El triunfito ha lamentado su breve paso por 'OT' aunque ha revelado sin lugar a dudas que la presencia de Nina fue una "parte fundamental en este proceso" y no habría sido lo mismo con otro profesor: "Las cámaras no lo vieron pero cuando nos despedimos todos, me dio un papelito en la mano que decía 'Siempre me tendrás para lo que quieras. Nina'".
Àlex Casademunt y sus compañeros en 'OT.El Reencuentro'
El exconcursante ha reconocido que se sentía "menos querido" y que claramente había favoritos como David Bisbal, que tras un mes y medio en el programa ya le estaban haciendo un disco que "le venía como anillo al dedo": "Yo también quería mi disco. También escribía y tenía necesidad de contarlo". Sin embargo, a Àlex las cosas no le salieron como tenía pensado: "Todos tenían disco en solitario y a mí me hicieron hacer un grupo con tres personas a las cuales amo, pero no es lo que quería." El cantante ha reconocido que se acabó cantando canciones sin corazón, llegando a pensar "¿Por qué me estoy vendiendo así? Porque lo tienes que hacer y así era..."
La fama tuvo un precio
Los concursantes de la primera edición consiguieron un éxito espectacular y una fama que nadie se esperaba, así lo ha afirmado Casademunt: "Nuestro 'OT' fue tan bueno porque nadie era consciente de lo que estaba pasando fuera. Yo me di cuenta de la magnitud de esto cuando nos sacaron a firmar discos con 11.000 personas tirando las estanterías". Se trata de una popularidad que el catalán no disfrutó especialmente: "La fama repentina nos privó de poder tomar un café con un amigo, sin ver que todo el mundo te está mirando", y ha admitido que es algo que no echa de menos.
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Además, el artista anhela dar un impulso a su carrera musical: "Tengo mucho que dar, pongo la radio y pienso '¿por qué yo no podría estar ahí?'", a pesar de que no lo ve demasiado clar, "He intentado gastar un par de cartuchos últimamente, pero me he dado cuenta que lo que me ofrecen no me sale a cuenta (...) Llega un momento en que piensas que la industria de la música está tan contaminada que a veces es preferible hasta salir". Y ha declarado tajantemente que no sólo es un "triunfito": "No me gustan los estigmas. No me gusta que se me reduzca a un grupo de triunfitos cuando hemos hecho cosas tan buenas por nuestro país. Revivimos la música en España".