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Capítulo 2 de 'OT. El reencuentro' 11 fotos
La segunda entrega del documental de 'OT. El reencuentro' tenía muchas cosas guardadas. Uno de los rostros que se han encargado de desvelarlas ha sido David Bustamante. El cántabro ha contado toda su experiencia visiblemente emocionando, sobre todo cuando hablaba de su padre: "Mi padre siempre estuvo con nosotros. Si me tengo que fijarme en alguien es en él".
El cantante se ha mostrado muy agradecido por la oportunidad que supuso su paso por la academia: "Me siento un privilegiado". Aunque no todo iban a ser luces, el tiempo de encierro y la presión llegaron incluso a poder con él: "Llegué un momento que allí me ahogaba. No todo era positivo. No solo era cantar, bailar...había mucho en juego".David Bustamante junto a Rosa en el segundo documental de 'OT. El Reencuentro'
La llegada del éxito
Fue tal el boom del programa en TVE que los concursantes que por allí pasaron gozaron de una atención sin igual. Bustamante tiene claro que esa velocidad a la que pasaron a ser conocidos, podía llegar a ser peligroso. Así apuntaba que "con 19 años fuimos millonarios. Miré el banco y nunca había visto tanto en mi vida".
De hecho, definió su situación y la de sus compañeros por aquel entonces como "carne de psiquiatra". Salir a la calle y que fuera reconocido era algo que tuvo que digerir de la mejor manera posible, algo que no siempre era sencillo: "El éxito fue tener gente de verdad que me dijeran que bajara y poder tomar buenas decisiones".
La academia de 'OT', una bomba de relojería
Para el cantante, de hecho, no ha sido sencillo echar la vista atrás. Tanto en la entrevista grupal como en la suya, recalcó que los nervios y la presión eran el día a día: "Pasaba tantos nervios y tanta tensión...Me salían ronchas, me dio un ataque de ansiedad...". Llegó a un punto que "me dolía que me llamaran solo Bustamante porque significaba que la televisión había podido con el resto de mi historia".
Al final, las cosas positivas han podido más y la balanza se terminó inclinando: "Había soñado con algo, pero ni adivinaba lo que era". Las amistades allí conseguidas, de hecho, han ayudado a que sea así: "Me dio a uno de mis mejores amigos, Poti". Para su pueblo natal, San Vicente de la Barquera, también tuvo unas bonitas palabras: "Que un edificio se llame como yo me parece una barbaridad, fue uno de los días más bonitos de mi vida. Aquí se hacen las mismas cosas que antes y me encanta".
*en elaboración