¿Alguna vez has querido hacer borrón y cuenta nueva? ¿Has deseado huir de un lugar o incluso de ti mismo? ¿Has querido enmendar un pasado lleno de errores con un presente de buena conducta? Esta es la premisa en la que se basa 'Buena conducta', la nueva serie que lanzará TNT el martes 15 de noviembre de forma simultánea con Estados Unidos.
Su arranque, que en este caso contará con dos episodios de estreno, deja claras sus intenciones con respecto a la temporada de diez capítulos que tiene por delante: un thriller cargado de altas dosis de seducción, engaños, crímenes y relaciones peligrosamente adictivas.
Michelle Dockery como Letty en 'Buena conducta'
Así arranca 'Buena conducta'
Letty (Michelle Dockery), la protagonista de esta historia, es una ladrona que vive al límite. Y lo hace por voluntad propia. Acaba de salir de la cárcel y está buscando la forma de salir adelante. Tiene que reconducir su relación con un hijo de diez años que vive con su abuela y visitar regularmente al supervisor de su libertad condicional, que le aconseja sobre cómo superar sus adicciones y cuyos motivos para ayudarla no están demasiado claros.
Sin embargo, el caos regresa a su vida cuando se entera de los planes de un asesino a sueldo, Javier (Juan Diego Botto), que acaba de ser contratado para matar a una mujer. Es entonces, en el momento en que las vidas de ambos se cruzan, cuando surge entre ellos una extraña química que les llevará a una inevitable espiral de sexo, violencia, pasión y dependencia.
Juan Diego Botto y Michelle Dockery, protagonistas de 'Buena conducta'
Una arriesgada apuesta por lo incorrecto
'Buena conducta' acierta tanto en forma como en contenido. Dejando a un lado todas las similitudes con otras ficciones que se acercan al suspense, esta producción de TNT destaca por su falta de prejuicios a la hora de contar una historia de tanta crudeza visual. Desde el primer minuto, los parámetros quedan muy bien definidos y el espectador recibe una bofetada de realidad que hace que empatice con el desequilibrado estilo de vida de su protagonista.
Su doble personalidad, la de una ladrona de lujo y la de una adicta desesperada por dejar atrás su pasado, se distingue con maestría gracias al diseño de los ambientes que rodean cada una de las tramas y una estupenda elección de la banda sonora que da un ritmo frenético a la evolución del episodio.
El gran aliciente de este drama son, sin lugar a duda, los personajes. Ambos funcionan como entes independientes, pero cuando se juntan es cuando tiene lugar la auténtica explosión argumental. La arriesgada elección de dos figuras cuyas personalidades son muy difíciles de comprender es un punto a favor para la serie, pero lo que supone todo un acierto es la evidente química entre ambos. Los dos cuentan con una premisa de lo más interesante, con millones de aristas emocionales que envuelven toda una historia de amor retorcida en la que cada acto tiene su merecida consecuencia.
Michelle Dockery protagoniza 'Buena conducta'
Michelle Dockery y su sobresaliente cambio de registro
'Buena conducta' es la fiel muestra de que Lady Mary ha muerto. La nominada a un Globo de Oro por su papel en la aclamada 'Downton Abbey' sorprende con un registro drásticamente opuesto al que nos tenía acostumbrados. Y es que en esta ocasión, Michelle Dockery deja guardados en un cajón sus opulentos aires londinenses para encarnar a un personaje que representa los instintos más básicos del ser humano.
Letty, el rol que defiende con maestría la joven actriz, se perfila a simple vista como un compendio de tres virtudes: atractivo, inteligencia y decisión. Sin embargo, la agria realidad a la que se ha visto obligada a enfrentarse hace que cada segundo de su existencia se convierta en una lucha constante por sobreponerse al caos de una vida que no ha sido nada fácil. Ahora, con el reto de hacer frente a unas adicciones que acotan su libertad, la joven ve en su salida de prisión la oportunidad perfecta para empezar de cero.
Juan Diego Botto como Javier en 'Buena conducta'
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Mentiroso y calculador, su forma de actuar está marcada por un estricto código moral que hace que algo deleznable sea tomado como un oficio que roza lo rutinario. A pesar de la alargada sombra de Dockery, Juan Diego logra marcar su terreno gracias a un papel que no deja indiferente y que deja entrever en su mirada impenetrable un pasado repleto de sufrimiento que hace que el espectador se cuestione hasta qué punto ciertas convicciones sociales aceptadas en nuestro día a día se acercan a la bondad.