Antena 3 ha puesto punto y final a 'Mar de plástico'. Dos son las temporadas que los espectadores han podido disfrutar de la búsqueda del asesino de Campoamargo, que no ha dado tregua a nadie. Con todos los habitantes en el punto de mira, llegaba Héctor (Rodolfo Sancho), el eje central, dispuesto a desenredar todos los nudos y hacer justicia.
El 19 de diciembre fue el día elegido para disfrutar de ese, y el otro más vengativo, final de la historia. En FormulaTV.com, por ello, reflexionamos sobre cómo la ficción de BoomerangTV se ha despedido y si sus cierres han dejado un buen sabor de boca a sus fieles espectadores.
¿Por qué el final de 'Mar de plástico' nos ha convencido?
Me ha convencido por...
'Mar de plástico' ha tenido un final, o más bien dos, más que dignos. Acostumbrados a que las ficciones españolas no tengan despedidas del todo creíbles, especialmente los thriller, esta cumple con su cometido. Lejos de parafernalias variadas las tramas principales deshacen su nudo: el nombre del asesino de Marta (Belén López) sale a la luz y el del martillo también.
Aunque sí hay que reconocer que puede parecer una resolución algo obvia, tiene coherencia y claridad respecto a lo ya narrado. El juego con el espectador de marearle y darle una resolución ha estado ahí. No se ha salido del camino marcado, hemos visto cómo Pablo (Miquel Fernández) era culpado alguna que otra vez y cómo Sergio (Federico Aguado), incluso, pasaba por la prisión.
De hecho, las pistas han estado ahí, el calendario de los planetas tan determinante ya fue señalado por Cristina (Andrea Trepat) cuando acudió a la casa de los Rueda para investigar a fondo a Fernando (Patrick Criado). Pablo no podía ser bueno, tenía que ser así, jugó constantemente con fuego durante la investigación, estando al filo de lo legal y correcto con lo ilegal, y se ha terminado quemando a lo grande.
Pablo (Miquel Fernández) ha mantenido a Héctor (Rodolfo Sancho) entre las cuerdas siempre
Si él no hubiera sido la mano ejecutora de su mujer, ¿de dónde se sacaría una trama que justificara el asesinato, en el último minuto, sin haber aparecido durante dos temporadas una sola mención al respecto? Se ha seguido la lógica para no fallar, y argumentalmente creo que ha funcionado. Algo similar pasa con Fernando. Si no hubiera estado detrás del asesino del martillo de alguna manera, ¿para qué darle tanto protagonismo? Sergio, por si mismo, no hubiera sido capaz de hacerlo, necesitaba un sentimiento que lo generara y ahí estaba más que especificado. De hecho, siendo los dos actores que les dan vida el gran descubrimiento de la ficción, ¿cómo apartarlos?
Sus escenas finales conjuntas han estado en un gran nivel y en este desenlace se ha vuelto a demostrar el vínculo que han conseguido crear y que ha podido llegar a arrasar en minutos y ganas de saber al de otros personajes desdibujados en los últimos episodios, como el caso de Lola (Nya de la Rubia). Aunque no haya tenido un punto y final, tampoco es extremadamente interesante a ojos del espectador que exista o no. De hecho, en ese final no elegido, "venganza", llega a tenerlo, sin salir del recuerdo de un ser amado, tal como ya se ha podido vivir con Héctor (Rodolfo Sancho) al inicio de temporada. Vlad (Florín Opritescu) se marcha sufriendo todo el daño que ha infligido y estando ya entre rejas, así que no hay necesidad extrema de hurgar en sus fechorías.
La trama de Kaled (Will Shephard) o Pilar (Andrea Del Río) han terminado mostrando lo mismo. Ya en capítulos anteriores dejaban sus conflictos atrás, así que, ¿para qué dar más rodeos y fastidiarlo con algo que no sea conveniente para los dos grandes arcos a los que sí hay que dar carpetazo? Por otra parte, la locura de Cristina, algo que ya se ha ido viendo en los capítulos, ha sido un punto necesario para distraer y entender a la pareja que ha conseguido captar más atención que, incluso, la protagonista. Y el punto de distensión ha estado junto a Sol y Salva, otra trama que, tal como ha terminado, con las cosas claras entre ambos y el futuro por delante, es más que suficiente.
Juan Rueda (Pedro Casablanc), por otra parte, ha tenido lo que merecía, estar solo. Sí, a lo mejor algo más espectacular hubiera sido mucho más contundente, pero lo cierto es que para el personaje ha sido el golpe definitivo. De esta forma, y con la inclusión de Salima (Somaya Taoufiki), se vuelve a jugar, el objetivo final del thriller. Tiene todavía un infierno por delante y esto, en definitiva, es un gran castigo.
Los grandes escenarios del final no evitan que sigas dentro de la trama y son un gran complemento de cara al espectador, que ve una gran fotografía y ambientación a la que no se suele estar especialmente acostumbrado. Dos temporadas han sido suficiente para estos casos, eso es innegable, y a lo mejor Campoamargo no era capaz de soportar más crímenes por metro cuadrado que en una gran ciudad, pero sus personajes sí.
De haber dejado unos capítulos más, sin exceder una temporada extra, no hubiera sido un tremendo error puesto que se podía cambiar el destino de algún personaje, véase Cristina, y explorar esa vertiente terminando, por qué no, con la vida de Juan, el deseo final del asesino. Los dos finales tienen rasgos que gustan y satisfacen: coherencia y claridad. Más allá de esto, y de posibles cambios que dependiendo de la simpatía por los personajes hiciera cada uno, el balance respecto a lo visto y vivido durante dos años es positivo.
Mary Pastor
El personaje de Héctor (Rodolfo Sancho), el protagonista principal de la serie, se libra milagrosamente (¿o no?) de una muerte para que el final sea feliz. ¿Por qué todos los thriller españoles tienen que tener finales felices? ¿Por qué no hay series españolas con finales apoteósicos? El final del personaje es soso, de Disney. En cuanto a Pablo (Miquel Fernández), parece que los guionistas de la serie no sabían muy bien qué es lo que querían para él. Ahora soy corrupto, ahora asesino y ahora el más villano de Campoamargo. Su trama es tan previsible como su final, que sigue la línea de la serie.
Al menos, 'Mar de Plástico' ha sido relativamente benévola con los dos personajes más importantes de la segunda temporada. Sin embargo, la mayoría de interpretaciones parecen de relleno. Los personajes de Lola (Nya de la Rubia) o Salva (Luis Fernández), compañeros de Héctor, son demasiado banales. Han perdido tanto peso que su final es más una excusa que algo coherente que se produce por la naturaleza de la trama.
Lo mismo pasa con el resto de personajes. Kaled (Will Shepard), Vlad (Florin Opitrescu) o Pilar (Andrea del Río) parecen puestos por el Ayuntamiento de Campoamargo por ese empeño de las productoras en que todo esté lleno de perdices y acaben felices. Es innegable y evidente que el último capítulo de la serie lo mantienen las actuaciones de Patrick Criado y Federico Aguado. Sin embargo, es una pena que su trama resulte demasiado obvia y que no esté acorde a su nivel como actores.
¿Y qué me decís del Sherlock Holmes español? El equipo de la Guardia Civil que investiga los crímenes de Campoamargo son más efectivos que los de 'CSI'. Existe demasiada casualidad e incongruencia en la consecución de pistas. El colmo de todo es cuando Héctor da con la clave del asesinato de Marta en un trozo de papel que tiene desde antes que la creación del mundo. Así, sin más y sin explicación alguna, las pistas van cuadrando en una investigación que ha dado más tumbos que un adolescente después de un botellón. Lo mejor para 'Mar de Plástico' es que solo vaya a tener dos temporadas... Esperemos.
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Sergio Cifuentes