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Han pasado más de tres meses desde que 'Gran Hermano 17' abriera sus puertas a principios de septiembre. Las expectativas frente a la decimoséptima edición del concurso prometían marcar un antes y un después en la historia del formato. Mercedes Milá se despedía del reality cediéndole el testigo a Jorge Javier Vázquez. Un cambio que podría haber revolucionado, para bien, el programa. No obstante, su debut frente al espacio desembocó en cientos de críticas, dando como resultado una edición con unos índices de audiencia lejos de los esperados.
Mercedes Milá junto a Jorge Javier Vázquez en la primera gala de 'GH 17'
Jorge Javier Vázquez y el aluvión de críticas
El catalán, que ha conducido multitud de programas en directo a lo largo de su extensa trayectoria, comenzó sin lograr convencer a la audiencia. Pese a su sobrada capacidad para la improvisación, su sentido del humor y sus innumerables chascarrillos, el público echó de menos en él, desde el primer instante, la esencia del formato que tan bien representaba Mercedes Milá.Y es que sustituir a la periodista no es nada fácil. Menos aún cuando, después de dieciséis años, el programa cuenta con un público tan exigente. No obstante, y con el paso de las galas, Jorge Javier ha ido adquiriendo destreza en los directos y empatía con los concursantes, y ha ido haciéndose con el programa a pesar de que muchos fans sigan echando de menos a la Milá.
La falta de novedad que ha desencantado al público
Por otro lado, el formato no estrenó demasiadas novedades en esta nueva edición. El público de 'Gran Hermano' está acostumbrado a que el programa les sorprenda e innove en sus estrenos con la presentación de mecánicas novedosas que enganchen a la audiencia a la espera de que se generen las primeras tramas entre los concursantes. Un inicio confuso con una mecánica nada clara y unos concursantes homogéneos no fueron la mejor carta de presentación de 'Gran Hermano 17'.
'El Club' aspiraba a ser la principal novedad de la edición
La única novedad interesante que se presentó en esta nueva temporada fue el nacimiento de 'El Club GH': un interesante espacio por el que debía pasar todo concursante que se quisiera convertir en el ganador del programa, y que incluía varios privilegios que le aventajaban en el desarrollo del concurso con respecto a sus otros compañeros. Uno de sus ingredientes más atractivos era el secretismo que rodeaba a 'El Club'.
Los concursantes que pasaban por él no podían, en un principio, desvelar nada de lo que ocurriese dentro. No obstante, el misterio se desvaneció al poco de comenzar la edición, cuando el programa comprendió que una manera de generar conflicto entre los concursantes era dejar que ellos mismos gestionaran la información de 'El Club' a su libre albedrío.
Unos concursantes histéricos
Y este, quizá, ha sido una de las cuestiones que más ha desencantado a la audiencia de 'Gran Hermano'. Si bien es cierto que el conflicto entre los concursantes atrae al público y a los seguidores del formato, también lo es que los verdaderos fans del reality no solo desean ver polémicas precocinadas, sino amor, sentido del humor y competición más allá de las rencillas entre los participantes: el público ha echado en falta estrategias que alimentaran el juego y lo hicieran más interesante.
La mayoría de concursantes han protagonizado duros enfrentamientos
Ha sido una edición llena de gritos, insultos y descalificaciones que han terminado de agotar a un público que tiene la sensación de haberlo visto todo en televisión. Falta inocencia en los concursantes, ilusión, fantasía, ingenuidad; y sobra histeria y agresividad. Es probable que el grupo de concursantes que han habitado la casa de Guadalix de la Sierra durante esta edición haya terminado de desencantar a la audiencia, de disipar en cierta medida la magia y la esencia de un reality que experimenta una etapa de transición que puede hacerle resurgir o morir para siempre.
El contacto con el exterior
Es otra de las críticas de muchos de los espectadores de 'Gran Hermano'. El programa, en su esencia, consiste en la incomunicación total en una casa de un grupo de personas que no se conocen entre sí. Ese aislamiento se ha ido desvaneciendo con el paso de las ediciones. Cada vez son más los contactos con el exterior que el programa deja que los concursantes tengan.
Desde la posibilidad de escuchar los abucheos del público que condicionan el comportamiento de los concursantes, hasta el privilegio de conocer los porcentajes oficiales de cada expulsión. Elementos que lejos de hacer más interesante la convivencia de los habitantes de la casa, desestabilizan su concurso y hace desvanecer parte de la magia que el formato debería conservar.
Los imprevistos que condicionaron el reality
Es habitual que se produzca el abandono de algún concursante en los realities. Forma parte del juego e incluso hace más interesante el concurso en algunos casos. En otros, sin embargo, desequilibra la trayectoria del reality y lo deja cojo de una pata. Es el caso del abandono forzoso de Bárbara tras la repentina enfermedad de su padre. La concursante pronto se posicionó como un eslabón importantísimo de la cadena.
Bárbara era una de las concursantes favoritas, pero tuvo que abandonar
Por otro lado, el nacimiento y muerte de 'El contraclub' en la misma noche puso también en evidencia los mecanismos de la organización para intentar subir la audiencia del programa, así como los errores con la "realidad virtual" que marcaría, supuestamente, el hilo conductor de la edición.
En definitiva, una serie de imprevistos con los que 'Gran Hermano' no contaba, y de los que normalmente han salido airosos. Hasta su decimoséptima edición. Rizar el rizo, en ocasiones, no hace más que empeorar las circunstancias. El programa necesita renovarse, pero conservando su clásica esencia. Un casting heterogéneo y diferente, y una mecánica novedosa e interesante pueden salvar al formato.