Con casi 90 años, Arturo Fernández, el mítico galán asturiano, sigue haciéndose hueco en los medios de comunicación. La última entrevista que ha concedido ha sido para Vanitatis el pasado lunes 2 de enero. En ella habla de su vida personal y, sobre todo, profesional y vuelve a reafirmarse una vez más en lo que a política se refiere, asegurando: "Soy un hombre de derechas porque me gusta la libertad individual desde el orden y el respeto".
El actor asturiano Arturo Fernández
Cuando la periodista le preguntó por su relación con la política, Fernández confesó que no debe "nada a ningún partido" y añadió: "Sólo pido que los políticos estén preparados, tengan vocación de servicio y nos representen con dignidad". Además, quiso dejar clara su ideología de derechas afirmando que le "gusta trabajar y crear puestos de trabajo, creo que la familia es la organización más esencial de toda sociedad, me gusta mi patria y mi bandera, me parece que la estética debe ser la manifestación exterior de la ética" y concluyó agregando que "nos quieren hacer creer que eso no es progresista y que los artistas, como los intelectuales, tienen que ser vanguardistas, transgresores... ¡Un cuento chino! A mí Franco se me queda a la izquierda".
Su última frase se ha convertido en el titular de múltiples noticias en todos los medios y ha hecho arder las redes sociales. Mucha gente ha mostrado su apoyo al de Asturias en Internet y otros tantos su decepción, incluso Izquierda Unida, a través de su cuenta oficial de Twitter, ha querido dedicarle el siguiente mensaje: "Arturo Fernández, te has ganado un #CavernaAwards como una casa, chatín".
Está inmerso en una obra de teatro
Los últimos años han provocado en Arturo Fernández un giro monumental. El actor ha sustituido sus famosos halagos hacia las mujeres por una sotana y ha dejado de repetir tantas y tantas veces la palabra "chatina" para convertirse en un sacerdote en la obra de teatro "Enfrentados". La obra la escribió Bill C. Davis y se estrenó en Broadway en los años 80. La trama gira alrededor de la contraposición de opiniones entre un seminarista que llega a la parroquia de su barrio para revolucionarla y un cura católico tradicional.
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Con la entrada del nuevo Papa, la Iglesia comenzó a modernizarse. El asturiano cree que, gracias a ese acontecimiento, la función tiene más "vigencia y actualidad" y asegura que "la adaptación que de la misma hicimos para su representación en España encontró su mejor fuente de inspiración en el Papa Francisco". Arturo sigue disfrutando como hace años cuando se sube a los escenarios y reconoce que está muy contento con la obra porque "tiene un texto ágil y divertido".