En ocasiones, la ficción televisiva nos obsequia con joyas audiovisuales que tan pronto como surgen se alzan con la distinción de producto de culto. La primera temporada de 'True Detective' puede congratularse de formar parte de ese selecto grupo. No obstante, pocos títulos son capaces de trascender y superar el desgaste del tiempo. Solo aquellas propuestas que por irreverentes, rompedoras y sugestivas traspasan la frontera de la sublimidad, consiguen aniquilar la fecha de caducidad y transformarse en un placer eterno. 'Breaking Bad', 'Mad Men', 'The Wire', 'Los Soprano'... Son nombres que otrora pasarían a engrosar listas pero que a tiempo presente constituyen el reflejo de la excelencia.
En el caso de 'True Detective', la primera temporada protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson recibió elogios de público y crítica. Sin embargo, la segunda entrega con una nueva trama y nuevos personajes, a los que daban vida Colin Farrell, Rachel McAdams, Taylor Kitsch y Vince Vaughn, no supo mantener la estela. ¿Qué ocurrió?
En un ejercicio de crítica pretendemos desentrañar los motivos por los cuales 'True Detective' fracasó en su intento por afianzarse como buque insignia de HBO y como máximo exponente del Neo-noir.
Fragmento de la cabecera de la primera temporada de 'True Detective'
Una suerte de Neo-noir
HBO se aliaba, allá por 2012, con un prominente escritor de la escena literaria americana, Nic Pizzolatto. Con una novela, "Galveston", y un par de episodios de 'The Killing' a sus espaldas, el autor natural de Louisiana se lanzaba al mercado audiovisual con un proyecto que, en sus inicios, estaba destinado a descansar sobre las páginas de un libro. Pero la historia se ofrecía demasiado suculenta, tanto que reclamaba, casi a gritos, ser traducida en imágenes. Con Cary Fukunaga a los mandos de la dirección, cadena y creador emprendían una odisea por el valle de lo metafísico.
Crítica y público se dieron la mano como en pocas veces. La historia de Rust y Martin había engatusado a un público que asistía eufórico al nacimiento de una estrella dispuesta a ocupar un lugar privilegiado en el firmamento de series para el recuerdo. Y como si del efecto del polvo cósmico se tratase, un ente en vías de extinción, anteriormente resplandeciente pero fugaz, volvía a brillar de un modo inusitado. Hablamos de Matthew McConaughey. El intérprete, conocido en su pasado por sus líos de faldas y por ser protagonista habitual de comedias románticas, resolvía a tiempo su futuro dentro de la industria. Como si de un golpe de efecto se tratase, el texano entrelazó una ristra de buenas decisiones que le llevaron a coronarse como uno de los actores más aclamados en la temporada 2013-2014. Aunque su efecto coleó hasta 2015.
Imagen promocional de la primera temporada de 'True Detective'
Todo parecía ir sobre ruedas. El terreno estaba completamente allanado. Con una audiencia fiel y expectante, 'True Detective' despedía su primer pase como una de las revelaciones del año.
Como era de esperar, el suceso facilitó la expansión del universo de Pizzolatto. Si bien la segunda entrega de la antología se enfrentaba a un gran desafío: estar a la altura de su predecesora. Un cometido realmente arduo, habida cuenta la calidad de la "primogénita". Pero partía con la ventaja de contar con una audiencia leal que aguardaría impaciente el regreso de esa ficción un tanto filosófica que revisaba y actualizaba el género noir.
Tras meses cargados de especulaciones y mucho hype, entraban en escena Farrell, McAdams, Vaughn y Kitsch. Un cuarteto que desembarcaba con un tema aparentemente interesante, la naturaleza corrupta del ser humano. El resultado, opiniones muy dispares y una sensación de decepción generalizada. La fórmula del éxito se había traspapelado. Pero, ¿era la historia de Vinci y el asesinato de Caspere realmente poco apetecible o simplemente no lograba equiparase al nivel de excelencia del misterio del "Yellow King"?
En la primera temporada, la truculenta muerte de Dora Lange servía como detonante. En la segunda, era el administrador de la ciudad, Ben Caspere, la víctima que ponía en funcionamiento el engranaje policial. La primera moría a manos del fanatismo religioso. El segundo caía en las fauces de un poder corrompido para rematar siendo castigado por sus pecados. A simple vista, ambas premisas se antojan altamente atractivas. Por lo que nos preguntamos, ¿qué marcó la diferencia?
Ani (Rachel McAdams) y Ray (Colin Farrell), en el local que este último frecuenta
Por el contrario, el caso dirigido por Ray, Ani y Paul resulta poco llamativo desde el principio. Ben Caspere levanta pocas pasiones, casi nulas. Su muerte sirve como excusa perfecta para destapar todos los chanchullos que empodrecen a la ciudad de Vinci. Inadvertido, así pasa el hallazgo final. Y es que el objetivo de Pizzolatto es acercarnos otra realidad, la de la corrupción y sus efectos a todos los niveles. Pero da vueltas sobre un asunto que podría haber sido tratado de una manera un poco más efectiva. Riza el rizo hasta enredarlo, dejando a la audiencia con una sensación de mareo. Algunos defenderán que no es un relato apto para todos los públicos. Completamente de acuerdo. Pero es innegable que 'True Detective' 2 fue devorada por sus propias pretensiones.
Los personajes
El Rust Cohle de Matthew McConaughey es una suerte de personaje que aflora de cuando en cuando. Un tipo complicado que se ha colado en el ranking de grandes figuras de la ficción norteamericana. Tanto Cohle como Hart enganchan por su personalidad. Son individuos que viajan con una mochila en la que cargan heridas del pasado y del presente. Son imperfectos y en su imperfección está su atractivo. Asimismo, la relación entre ambos y el análisis de la misma es uno de los puntos centrales de esta primera entrega.
Ray Velcoro (Colin Farrell) y Frank Semyon (Vince Vaughn)
En la segunda, abundan los protagonistas. Sobra más de uno. ¿Los personajes...? Los personajes están igual de atormentados, presentan grandes vacíos y se han enfrentado a situaciones límite en sus vidas. Es esa exageración la que los convierte en un escaparate de hechos dramáticos. Por si fuera poco, todos ellos están destinados a cohabitar en un Averno machacado por la polución. Que sean desastres andantes no es sinónimo de inoperancia. No terminan de convencer por una razón, no conectan. Ni con el público ni entre ellos mismos. Ninguno destaca. Ni Frank es el mafioso que nos gustaría que fuese, ni Ray es el antihéroe que pretende representar, ni Paul es el exmilitar atormentado por su sexualidad que prometía ser.
Son los personajes femeninos los que más se sostienen. Sí, esto es así, a pesar de muchos tilden de insoportable al personaje de McAdams, resulta el menos chirriante dentro del conjunto. Con todo, es el menos relevante, aparentemente, el que demuestra mayor entereza, hablamos de Jordan, la esposa de Frank Semyon.
Rust Cohle (Matthew McConaughey) taciturno
Lo de Vince Vaughn fue una especie de suicidio. A valoración personal dejo la elección del resto del elenco de 'True Detective' 2. Si bien, es innegable que el entusiasmo generado por Rust y Martin no fue recreado por ninguno de los personajes. Farrell y McAdams están correctos. Él un poco sobreactuado. Ella, lejos de sus mejores interpretaciones. Y qué decir de Taylor, pues que da lo mejor de sí en un rol mal dibujado.
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