Como suele ser habitual, los Premios Goya arrancaron una vez más con un largo discurso en el que el presentador de esta 31ª edición no dejó títere con cabeza. Dani Rovira no dudó en bromear con los principales directores y actores que han protagonizado este año cinematográfico en nuestro país y tampoco dejó pasar la ocasión para mostrar su indignación con la clase política nacional por dejar olvidada a la cultura en sus respectivos programas electorales.
Dani Rovira, presentador de los Goya 2017
Uno de los comentarios que más sorprendió a todos fue una referencia televisiva en la que nombró al principal formato de entretenimiento de Mediaset España y La Fábrica de la Tele. Aprovechando la ocasión de nombrar al film de Raúl Arévalo "Tarde para la ira", el andaluz no dudó en afirmar que en nuestro país "a "Tarde para la ira" se la conoce como 'Sálvame'", en alusión a las polémicas diarias que protagonizan Jorge Javier Vázquez, Paz Padilla y todo su equipo de colaboradores. También aprovechó la ocasión para nombrar "Un monstruo viene a verme", la principal apuesta cinematográfica de Mediaset España.
Este comentario no pasó inadvertido para decenas de espectadores que rápidamente bromearon con el comentario haciendo referencia a lo dicho por Rovira en decenas de tuits, montajes fotográficos y comentarios en otras redes sociales.
Unos premios rodeados de polémica
Una amplia porción de los usuarios que utilizan las redes sociales han puesto en marcha una iniciativa que manifiesta sus opiniones con respecto al cine español. La cultura volvió a ponerse en jaque con un boicot sin precedentes del que, muy posiblemente, los actores y directores nominados se hagan eco durante la inminente gala.
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Bajo el hashtag #BoicotALosGoya, centenares de tuiteros no han querido permanecer callados y han mostrado su indignación y odio contra un sector que desde siempre ha atizado al Gobierno por sus continuos desplantes hacia el audiovisual. Con un contenido claramente ideológico, los "afectados" denuncian la "incoherencia" de los creadores a la hora de cobrar subvenciones públicas por hacer películas que apenas cuentan con el mínimo apoyo de la taquilla.