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Televisión Española emitió este sábado 11 de febrero en prime time la esperada preselección española 'Objetivo Eurovisión'. Jaime Cantizano fue el encargado de conducir una gala producida por Televisión Española con la colaboración la productora de Viento y Agua Films en la que Manel Navarro se proclamó vencedor, convirtiéndose en el próximo representante de nuestro país en el Festival de Eurovisión.
Manel Navarro, vencedor de 'Objetivo Eurovisión 2017'
Un gran caos
Más allá del resultado obtenido en las votaciones, 'Objetivo Eurovisión' dio mucho más de sí y efectivamente, al igual que otros años, fueron muchos los errores que pudieron apreciarse desde casa, incluyendo la propia estructura y organización del programa porque si hay una palabra con la que se podría resumir perfectamente lo que se vio en TVE es: caos. Desde el primer minuto hasta el apoteósico final, el orden y la organización brillaron por su ausencia, evidenciando lo poco preparada que estaba la gala y la poca capacidad de reacción que había tenido el equipo.
Esto se evidenció primero en los graves problemas de realización que fueron evidentes durante toda la noche ya que incluso en diversos momentos de la preselección los espectadores pudieron ver a cámaras cruzarse incluso en mitad de actuaciones, como sucedió con Maika o Mirela a los pocos segundos de empezar a cantar tema 'Contigo'. Incluso su presentador, Jaime Cantizano, acabó viéndose superado por la situación cuando decenas de eurofans empezaron a posicionarse en contra de la decisión del jurado con gritos e insultos. Fue precisamente ese momento el que acabó desencadenando un enorme eurodrama del que incluso Xavi Martínez salió agredido físicamente.
Es inadmisible que en mitad de un formato en directo nadie fuese capaz de paralizar un bochornoso espectáculo en el que se escuchaban mucho más los gritos, insultos y abucheos que lo que decía el propio presentador. La sensación del espectador desde su hogar era la de no escuchar ni entender absolutamente nada, se invitaba a cambiar de cadena instantáneamente, ya que incluso muchos espectadores no entenderían el origen real de toda esta polémica.
Mirela al inicio de su actuación en 'Objetivo Eurovisión'
Jaime Cantizano
Hasta el momento, nadie había tenido queja de Anne Igartiburu en su papel como presentadora de las anteriores preselecciones. Es una profesional que cumple, es correcta y que gusta al público, algo similar a lo sucedido este año con Cantizano, que solo falló en los minutos finales del show, momento en el que fue incapaz de controlar la situación y parar lo que allí estaba sucediendo; no pudo poner orden en un plató que había sido prácticamente tomado por fans muy enfadados.
Pese a este momento, a lo largo de toda la noche el presentador se mostró muy seguro de sí mismo, logró dirigir muy bien todos los contenidos que se fueron desarrollando a lo largo de la emisión y también convenció evidenciando su capacidad de improvisación en las pequeñas entrevistas que fue realizando a los candidatos, cuando se tenía que rellenar con contenido el tiempo que tenía el público para votar. Cantizano pasó la prueba y demostró una vez más las tablas que tiene sobre un escenario televisivo.
El sonido
En un espectáculo musical parece obvio que el sonido debería ser perfecto siempre, sí, es algo obvio en cualquier lugar menos en 'Objetivo Eurovisión' ya que año tras año el sonido había sido el principal foco de críticas entre los seguidores del formato. Eran precisamente estos eurofans los que que nunca llegaron a entender por qué nadie era capaz de producir un formato musical con un sonido de calidad en la pública, parecía alto no muy complicado de hacer pero que nunca se lograba.
Nunca hasta este año ya que por primera vez, Televisión Española no ha fallado y por fin, sí, todas las actuaciones se han escuchado a la perfección, sin ninguna excepción. Por primera vez ningún candidato ha tenido que temer a que desde casa no se le escuchase perfectamente, esta vez sí, la pública cumplió su promesa y remedió el que ha sido el gran problema de sus anteriores preselecciones.
'Objetivo Eurovisión'
La iluminación
Otro aspecto que esta vez también ha mejorado ha sido la iluminación. Mientras que en años anteriores este punto no fue excesivamente valorado por la organización, esta vez sí se optó por una potencia lumínica mayor que permitió a todos los candidatos jugar con ello en sus actuaciones. Es algo que quedó muy evidenciado con Barei, que tuvo esta vez una iluminación exageradamente mejor que la vista en su preselección en 2016.
Casi todos los candidatos apostaron por juegos de luces para sorprender a los espectadores, dando más espectacularidad y dinamismo a sus actuaciones. Precisamente las que menos usaron ese recuerdo y más aprovecharon las pantallas LED instaladas en el escenario salieron perjudicadas, visualmente hablando, ya que el juego de iluminación daba al escenario una profundidad y un dinamismo que se perdía cuando la atención se centraba en las pantallas dejando el juego de luces en segundo plano.
La escenografía
Este es posiblemente uno de los principales problemas que 'Objetivo Eurovisión' ha tenido este año ya que, pese a mejorar de una forma muy importante la escenografía del pasado año, no se logró crear un escenario dinámico, que permitiese a los candidatos poder jugar con sus puestas en escenas y que además luciese en televisión.
Se eliminaron los elementos corpóreos y se apostó al máximo por la luz y las pantallas LED, pero ni con estos recursos se logró crear el efecto de espectacularidad y dinamismo que se quería. Nadie pudo disimular el poco tamaño que tenía el estudio, algo que pudo apreciarse de una forma muy notoria en la pequeña pantalla. Durante toda la gala la distribución elegida y los elementos instalados en el estudio hicieron que la sensación de poco tamaño fuese total en todas las actuaciones.
Jurado de 'Objetivo Eurovisión'
El jurado
Sorprendentemente este año ha sido una de las ediciones en las que el jurado ha sido más crítico con los concursantes. Mientras que el año pasado Loreen o Edurne no dudaron en hablar positivamente de todas las actuaciones sin decir ni una sola crítica, ni constructiva siquiera, esta vez, sobre todo Xavi Martínez y Virginia Díaz sí pusieron en duda mucho de lo que vio sobre el escenario, un gesto que muchos agradecieron.
La pronunciación del inglés, la vitalidad o dinamismo de los temas o incluso comentarios respecto a otros temas interpretados por los artistas a lo largo de su carrera evidenciaron el interés que esta vez sí había en cuando a la valoración de los mismos se refiere. Incluso Javier Cárdenas, el previsiblemente miembro más polémico, no desentonó e incluso prometió a LeKlein contar con ella en su formato de radio para aprovechar la potencia de su eurovisivo tema.
Pero este buen papel se vio empañado en el desenlace, cuando se hizo pública la decisión de Xavi Martínez que acabó desencadenando la polémica de la noche. Un problema que pese a ello no fue provocado por él ya que su elección como jurado y el hecho de darle más peso a este grupo que a la audiencia vino marcada por la cadena pública que evidentemente falló ya que, como todo proceso de selección se refiere, el público debería ser el encargado de dar la última palabra.
Conclusión: mejor pero mucho que hacer
Si tenemos en cuenta lo visto otros años y lo presenciado esta vez es evidente que sí hay una clara mejora y la calidad ha sido mayor esta vez, se perciben las ganas del equipo y la capacidad de escuchar, el problema es que se necesita más trabajo, más tiempo y un mayor esfuerzo para conseguir que por fin la preselección española esté a la altura de otras europeas.
Hay que crear un show mucho más dinámico y ágil, pero sobre todo atractivo, contar con invitados que sepan dar juego y sorpresa a la noche, algo que no se logró ni con Karina y David Civera ni tampoco con el 'La la land' made in Spain de Roko y Edu Soto. Hay que hacer un euroshow a la altura del Festival que permita a los espectadores divertirse, entretenerse e implicarse y a todos los candidatos poder mostrar su potencia escénica con los medios necesarios para ello.