Este miércoles 15 de febrero, Calle 13 estrena el primer episodio de la tercera temporada de 'Chicago PD' y cómo hemos podido comprobar en FormulaTV.com, la historia empieza intensa. Desde el instante en que vemos a Dawson (Jon Seda) intentar convencer a su informante de que no se suicide, hasta la épica lucha final de Lindsay (Sophia Bush), no puedes apartar los ojos del televisor.
El equipo de Hank en una misión en 'Chicago PD'
Para aquellos que necesiten refrescar la memoria, nos recuerdan en un "previamente" que Lindsay abandonó el grupo y se encuentra ahora en un estado mental muy oscuro. El truculento caso que presenta el capitulo sirve, como no podía ser de otra manera, para que Lindsay se dé cuenta de que pertenece a la Chicago Police Division y allí es donde debe estar. Pero el camino para llegar a esto no es fácil, algo muy serio tenía que pasar para hacerle ver la verdad.
¿Y qué puede ser más serio que el secuestro, la tortura y la amenaza de muerte hacia Halstead (Jesse Lee Soffer), su interés romántico desde la primera temporada? Lindsay se lanza al peligro sin dudarlo, incluso sabiendo que el criminal al que se va a enfrentar sola ha matado a su propio hermano sin apenas parpadear; sin duda un villano a la altura de este estreno de temporada.
Una temporada que promete
Mientras, otras tramas secundarias empiezan a desatarse por detrás del conflicto principal. Ya nos pica la curiosidad cosas como la jeringuilla que Burgess (Marina Squerciati) encuentra en la mochila de Roman (Brian Geraghty), o cómo se desarrollará la relación de Olinksy (Elias Koteas) con su "nueva" hija. Por otro lado, Olinksy y Platt (Amy Morton) ofrecen el alivio cómico perfecto en mitad de un episodio cargado de tensión y drama que esperamos ver en futuros episodios.
Sophia Bush y Jesse Lee Soffer como Lindsay y Halstead en 'Chicago PD'
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Pero la verdadera estrella del capítulo es sin duda Erin Lindsay. Sophia Bush está fantástica cómo mujer que se ha perdido en el mundo de las drogas y la fiesta, y más tarde totalmente apoteósica en su lucha final, apuñalando a uno de los criminales con un cuchillo de cerámica y disparando a Keyes. En dos ocasiones nos deja totalmente sin aliento cuando mira a la cámara fijamente, como si supiera que estamos ahí, testigos de su caída y su renacer. Afortunadamente, el Sargento Hank (Jason Beghe) decide darle una segunda oportunidad, pero solo si se aleja de las drogas y de su peor influencia: su madre.