Los trabajadores y directivos de la radiotelevisión pública de Estados Unidos están dispuestos a dar la batalla contra Donald Trump, cuyas intenciones pasan por suprimir toda la financiación estatal que hace posible este servicio público. De llevarse a cabo la iniciativa del presidente, podría causar "el colapso del sistema de medios públicos y el final de este servicio esencial", advierte la Corporación para la Difusión Pública (CPB).
Paula Kerger, directora de la televisión pública de EEUU (PBS)
Según informa CNN, la CPB recibe cada año 450 millones de dólares del Estado. Ese dinero es asignado después a los medios de comunicación públicos, entre ellos una red formada por 350 emisoras locales que dependen de PBS, la televisión pública. Muchas de estas cadenas apenas se benefician del dinero público ya que las subvenciones no representan más del 9% de sus ingresos; este porcentaje se dispara hasta el 50% en el caso de algunos canales que emiten en zonas rurales, los más dependientes de la financiación estatal.
Es por ello que la directora de PBS, Paula Kerger, cree que este recorte afectará sobre todo a las pequeñas emisoras que emiten en pequeños pueblos y ciudades. No obstante, Kerger tiene la certeza de que los medios locales gozan de un enorme prestigio entre los ciudadanos del medio rural, así que confía en que se genere un clamor popular en contra de las pretensiones de Trump. Y además, añade la directiva de PBS, son estos mismos ciudadanos los que más votos proporcionaron al presidente, así que esta medida podría perjudicarle electoralmente. En cualquier caso, Kerger se felicita porque muchos estadounidenses están defendiendo la necesidad de los medios públicos ante el Congreso, donde tendrá que ser refrendada la propuesta de Trump.
La financiación del Estado no puede sustituirse
El jueves 16 de marzo los planes de Trump pasaron de ser un deseo a convertirse prácticamente en una realidad plasmada en el primer proyecto de presupuestos para el año 2018. Ese boceto no recoge ni un solo dólar para la radiotelevisión pública ni tampoco para los programas de Arte y Humanidades. "No hay sustituto viable para la financiación federal que asegura que los estadounidenses tengan acceso universal a los programas y servicios de educación e información de los medios públicos", critica la CPB, que defiende la necesidad de contar con una televisión que emita una programación educativa para los niños, documentales históricos, alertas de emergencias y noticiarios.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump
El primer presupuesto de Trump contempla una pérdida de financiación para 14 de las 17 partidas; las únicas que incrementarían su peso son Departamento, Defensa y Seguridad Nacional. Las prioridades del nuevo presidente de Estados Unidos han indignado a amplios sectores de la sociedad, y, de hecho, los trabajadores y directivos de la radiotelevisión pública preparan manifestaciones y actos de protesta para encender los ánimos de los ciudadanos y así presionar al Congreso para que rechace los presupuestos. Unos planes que, por cierto, llevaban en la agenda del Partido Republicano desde los años 70.