La semana pasada en 'Bates Motel' asistimos a la despedida de Caleb. Confirmada su muerte. Asimismo, Norman tenía un desencuentro con Madeleine después de que ésta le invitara a cenar a su casa y ambos se fundieran en un apasionado beso. Además, el joven tenía que lidiar con las investigaciones y sospechas de la nueva sheriff. Por su parte, Romero lograba salir con vida de la granja en la que había quedado atrapado después de haber sido disparado, consiguiendo escapar y curarse él mismo la herida.
En este quinto capítulo de la quinta temporada de 'Bates Motel', titulado "Dreams Die First", Norman intenta rastrear los pasos de su madre para encontrarla, llegando a descubrir un detalle que nadie imaginaba. Mientras tanto, Dylan y Emma deciden hacer frente a su pasado. Por su parte, Marion Crane, la amante de Sam, toma una decisión impulsiva que podría tener desastrosas consecuencias. Veamos al detalle lo sucedido en este nuevo episodio.
Un posible peligro
Tras lo sucedido la noche anterior, Norman despierta en su cama, descubriendo que tiene toda la espalda magullada. Además, sigue sin saber nada de su madre. Sin embargo, el joven no tiene tiempo de preocuparse por esas cosas porque la sheriff Greene reclama su presencia en comisaría. Ya vimos que Greene no piensa parar hasta encontrar a Romero y descubrir su relación con Jim, lo que provoca que interrogue a Norman intentado sonsacarle cualquier tipo de información.
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Lo más interesante de la conversación entre Norman y Greene no son las mentiras o la ocultación de información por parte del joven, sino que, curiosamente, Norman describe a Romero tal y como es él mismo, es decir, un hombre solitario, infeliz y que siempre estaba pegado a su madre, sin permitir que nadie más se acercara a ella. Del mismo modo, sigue señalando a Romero como el principal responsable de que su madre se suicidara, sin querer admitir que fue él mismo el culpable de la muerte de Norma.
Desde el punto de vista de Greene puede parecerle lo más normal las palabras de Norman, puesto que simplemente es un chico acusando a su padrastro de haber provocado que su madre se quitara la vida. Pero para los espectadores resulta de lo más siniestro ver cómo es capaz de responsabilizar a otra persona con tanta tranquilidad cuando es él el culpable de todo y el que no quiere aceptarlo. Además, la sheriff sospecha que Romero pueda ir a por Norman y le pide que lleve cuidado advirtiéndole de que va armado.
La otra vida de Sam
Mientras tanto, en Seattle, Sam se divierte con su amante, con Marion Crane (el mítico personaje de la película que aquí está interpretado por Rihanna). Entre ambos surgen los problemas típicos cuando uno de la pareja lleva una doble vida. Por un lado, ella quiere casarse con él y estar siempre juntos, por otro lado, él quiere continuar con su esposa y, al mismo tiempo, jugar a los encuentros espontáneos con su amante en esos supuestos viajes de negocio.
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La historia de Sam y Marion está llena de tópicos, empezando por la relación adúltera y acabando por la huída de Marion que le lleva a pedir alojamiento en el Motel Bates. Desde un principio resultaba bastante obvio que Marion iba a utilizar el dinero del maletín proporcionado por su jefe para fugarse y comenzar una nueva vida con su chico, sobre todo después de ver cómo le trataban en el trabajo, utilizándola con un mero objeto para alegrar las visitas de los clientes.
Asimismo, el instante en el que le para la policía, una vez más, era evidente lo que iba a suceder por el plano en el que nos habían mostrado el abrigo tapando parte de la matrícula del vehículo. Lógicamente, Marion no se había dado cuenta cuando se ha subido al coche, lo que también podemos interpretar como una prueba para ver si es capaz de enfrentarse al delito que está cometiendo y, de momento, se le ha dado bastante bien disimular que tiene una importante cantidad de dinero en su maletero. Lo único interesante es que desconoce que en realidad ella es la otra y que su adorado Sam está casado y viviendo con su esposa.
Puerta cerrada
Tras un capítulo sin saber nada de ellos, volvemos a la vida de Emma y Dylan. Ambos han formado una familia juntos y viven tranquilamente alejados de los problemas y el siniestro mundo de los Bates. Todo eran alegrías hasta que Emma encuentra de forma fortuita el pendiente de su madre que Dylan todavía guarda en un cajón, aunque la joven cree que es de Norma. Dylan intenta pasar por alto el asunto, no es más que un recuerdo, pero Emma intentar hacer que su chico entre en razón y contacto con su madre, pero él tiene claro que no quiere volver a saber nada de su familia.
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Finalmente, Dylan le confiesa todo a Emma, aunque parezcan una locura cada una de sus explicaciones, en realidad Dylan no va mal encaminado, más bien todo lo contrario, ha dado en el clavo con todas sus sospechas. Reconoce, además, que fue un cobarde porque prefirió marcharse y dejar todos los problemas atrás pensando solo en su futuro junto a Emma, librándose así de todas las dificultades que pudiesen surgir por culpa de la enfermedad mental de su hermano.
La confesión de Norman
Asustado y preocupado por no saber nada de su madre ni de su coche, Norman llama al bar que figura en una tarjeta de publicidad que ha encontrado en su casa. Según el camarero, Norma estuvo allí y se dejó las llaves del coche que sigue aparcado en el parking. Parece que Norman no entiende nada de los sucedido, probablemente porque estaba sufriendo una de sus pérdidas de consciencia, por lo que decide presentarse allí, a lo que Madeleine le ofrece acompañarle.
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La búsqueda de su propia identidad
Pase lo que pase en un futuro, Norman de momento sigue más preocupado por encontrar a su madre. El camarero le recibe como si le conociera de toda la vida, pero no logra entender a Norman, obviamente porque está pensando que es un hombre al que le gusta disfrazarse de mujer. Casualidades de la vida, se encuentra con su antiguo psiquiatra y descubrimos que hace un año que no toma su medicación, lo que habría acentuado su trastorno de doble personalidad.
En esa conversación Norman reconoce que a veces ve a su madre cuando en realidad está muerta y que también se convierte en ella. Es una afirmación que el propio doctor ya conocía tras sus sesiones, pero Norman se marcha apresurado mintiendo y asegurando que no le ha vuelto a pasar, cuando en el fondo sabe que sí, que sigue creyendo que su madre está viva y que sufre pérdidas de consciencia en las que suceden cosas que luego no logra recordar.
Finalmente, Norman decide regresar al bar, quizá en busca de algo que le aclare la mente y las dudas que le están empezando a surgir. Allí todos le saludan como si ya le conocieran, aunque sorprendidos de ver que va vestido como un hombre, lo que desconcierta al chico, que no llega a comprender bien qué sucede. Poco a poco las imágenes que pasan por su mente van desvelándole lo ocurrido en ese mismo antro, lo que, a su vez, nos pone en duda la sexualidad del propio Norman.
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