Una comensal de 'First Dates' tiene un radar para atraer a los orcos. Al menos eso es lo que ha expresado Lara en su vuelta al programa, donde ha topado con una cita que no le ha gustado nada. Tras visitar el restaurante de Cuatro, la aspirante llegaba con su guitarra y con esperanzas de encontrar a su prototipo de hombre, pero no ha sido así.
Lara y Curro en 'First Dates'
"También podría llamar en la puerta de Mordor, le abrirían encantados, lo recibirían con los brazos abiertos y sería uno más de la manada" fueron las dulces palabras que soltó la joven de 29 años al ver al hombre con el que iba a compartir una cena. Los zascas y las malas contestaciones estuvieron presentes desde el principio de la velada, donde Curro soportaba cada uno de los golpes que le propinaba.
Antes de probar un bocado de la comida, Lara lo dejaba claro. "No eres mi tipo por el físico", aclaraba. Además, la comensal se describía como una "persona mala" en el amor, aunque su pareja no pensaba lo mismo: "Son fachadas, es una táctica bastante usada para llamar la atención", comentaba el aspirante.
Sarna con gusto no pica
Como les quedaban dos platos y un postre por delante, Lara comenzó a lanzar preguntas a su cita. "¿Que opinas sobre la bisexualidad?", a lo que Curro contestaba que se consideraba heterosexual, aunque ha tenido sus experiencias. Por su parte, la joven decía que ella no era tolerante y que quería un "macho".
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El aspirante tenía pocas posibilidades con Lara, ya que ella opinaba que era "una persona indiferente", aunque de su primera cita expresaba que le "daba asco". Sin embargo, el joven de 20 años se sentía optimista y expresaba que le gustaba la "bordería" de su pareja porque daba "ese toque de ácido". Como dice el refrán: sobre gustos no hay nada escrito.