'First Dates': Omayra protagoniza una de las citas más picantes y conquista a su romántico pretendiente

¿El amor está en 'First Dates'? Más bien el sexo está presente. La fogosa Omayra ya lo dejaba claro desde su vídeo de presentación. Su tema de conversación favorito es el sexo, y sobre todo si se lleva a la práctica seis veces al día. ¿El motivo de su visita al restaurante? Encontrar a una pareja que le dé lo que necesita.

La concursante tenía una técnica infalible: empieza por la mirada y acaba por el tacto. Desde la barra, la aspirante ya iba calentando motores con Matías Roure. "¿A quién estás esperando?" decía el barman, a lo que la joven contestaba sin tapujos "a ti". El camarero se escudaba diciendo que él solo era "un intermediario".

A su rescate llegó Lidia, una de las camareras del programa y la novia del argentino. Omayra le decía a la miembro del staff de Cuatro que para ella el sexo tenía un "95% de importancia" en una relación. En cuanto a sus gustos, Omayra es fan del 69 y de una postura que ha inventado ella, el 70, que solo la hará "con su futuro novio". Autores del Kamasutra, id cogiendo apuntes por si tenéis que añadirlo en la próxima edición.

Lidia le proponía un juego muy divertido. La aspirante esperaría a su cita en el reservado con los ojos vendados para pasar directamente a la acción: menos miradas y más tocamiento. Mientras llegaba Fran con un ramo de rosas, un joven de 25 años que se iba a enfrentar al volcán de Omayra. Con los ojos tapados, el aspirante entró en la habitación del deseo.

¿Aceptarán una segunda cita?

La cita de Omayra empezaba lenta y con mucho tacto. Sin ningún tapujo, la joven levantaba la camisa al andaluz para ver si tenía tableta. "Su voz me encanta. Me da mucho morbo", expresa la chica. Pero era el momento de quitarse el antifaz y conocerse mejor. Las chispas saltaron, y eso que todavía quedaban dos platos. El toque final se lo daba Omayra. "El postre te lo doy yo", expresaba la joven.

Sin embargo, la prioridad del romántico de Fran no era el sexo, sino encontrar a su media naranja poco a poco. Mientras que el joven iba en primera, la chica había puesto la quinta, un ritmo descompensado que podía haber truncado el encuentro. "Desde pequeño siempre he querido tener una pareja, pero no quiero que me hagan daño", dice el chico, a lo que ella contestaba que el único daño que podría hacerle es "en la cama, de placer".

Finalmente, los encantos de Omayra hicieron su efecto y ambos aceptaron verse más veces. De hecho, la cita terminó como había empezado: los dos solos bailando en el reservado, pero esta vez con beso incluido. No sabemos si la joven mataría a besos a su pareja o a otra cosa. "Cincuenta sombras" ya tiene a su "Christina Grey".