'Las mañanas de Cuatro' aterrizó en pantalla el 4 de octubre de 2006. La apuesta de la cadena no tuvo un comienzo nada fácil, sin embargo, una vez más la paciencia de la cadena ha tenido su recompensa. El programa ha sufrido numerosos retoques, de hecho, tal y como afirma su presentadora se ha reducido su duración para centrarse sobre todo en temas informativos y de actualidad.
El programa de emisión diaria (12:15h) ha logrado batir su récord de audiencia esta temporada. Unas cifras que no hacen sino entusiasmar cada día un poco más al equipo que hay detrás del programa. "Estoy haciendo una televisión muy diferente a la que yo conocí, tengo la sensación de que estoy descubriendo la profesión otra vez y eso después de tantos años es una maravilla. Para mí es un reto", nos explica Concha.
He estado muy metida en programas de radio que me llenaban mucho. Me apetecía mucho hacer televisión pero pensaba que un programa diario era una lucha titánica que no permitiría disfrutar de verdad de los temas. Me di cuenta de que era un proyecto tremendo, que además me lo proponían personas con las que yo ya había trabajado y la consigna era "haz el programa que quieras hacer". Con esos elementos creo cualquier pofesional se lanza a esta aventura.
La radio es el medio que mejor conozco y en el que he podido hacer más cosas. Por eso le tengo un inmenso cariño. En la radio no tienes la urgencia de la audiencia, te permite hacer programas con contenidos más rápidos... la radio tiene muchas ventajas para el profesional. Yo ahora estoy haciendo una televisión muy diferente a la que yo conocí, una TV muy nueva, tengo la sensación de que estoy descubriendo la profesión otra vez y eso, después de tantos años, es una maravilla. Para mí es un reto y ahora es lo que quiero hacer.
¿Haces el programa que te gustaría ver como espectadora?
'Las mañanas de Cuatro' ha logrado hacerse un hueco gracias a la paciencia que la cadena ha tenido con vosotros.
La cadena es magnífica. Cuatro sabe que para hacer un programa sólido, un programa que genere una audiencia fiel y, sobre todo, que tenga un contenido de verdad hace falta tiempo. Tú puedes hacer un programa, obtener réditos en audiencia más rápidos con programas que tengan mensajes de gran impacto, nosotros buscamos más la continuidad de un mensaje de actualidad serio. Creo que estoy en la mejor cadena, porque sí puedo hacer lo que yo quiero. Hemos emergido lentamente y ahora nos estamos consolidando. La cadena es clave. Vamos ya para 300 programas y eso es gracias a alguien que cree en el producto.
Para mí ha sido excepcional, profesionalmente muy bueno. Yo tengo esa sensación de aprendizaje contínuo. He aprendido muchas cosas profesionalmente y humanamente. He aprendido a hacer una TV más rápida, he aprendido la parte de espectáculo pero al mismo tiempo también sé que se puede hacer una televisión con contenidos serios, rigurosos y no aburridos. En la mañana, que es una franja con mucha competencia y con espacios muy consolidados, se ha demostrado que había espacio para un programa que busca menos el reality, menos un show -que respeto- y más la actualidad y la política.
La originalidad en televisión es cada vez más escasa. Al final todas las cadenas luchan por la audiencia con parecidas armas. ¿Qué diferencia a vuestro magazine del resto?
¿Hay algún tipo de contenido sobre el que os hayáis posicionado en contra?
Sí, aquí no tiene lugar pagar a nadie para que haga ninguna declaración y te lo digo yo que hemos traído a Isabel Pantoja gratis. Ella en un momento determinado se fió más y vino a mi programa. Yo no me he prestado jamás -mi cadena no me lo permitiría- a hacer periodismo de talonario, me parece una perversión de lo que es la televisión y el periodismo. Es lo único que no tenemos en nuestro programa, por lo demás, de todo y de todos se puede hablar.
Mucha, muchísima. No puedes estar hoy día en una televisión sin que te importe, lo que pasa es que en casa (Cuatro) entienden que los programas han de tener su recorrido. De cualquier modo hay unos mínimos que has de cumplir y, sobre todo, lo que tienes que demostrar es que tu programa tiene una evolución positiva. Si no lo haces cualquier televisión tiene que cambiar de programa. Hay que sobrevivir, si yo fuera directiva haría lo mismo. Así y todo, no tengo la misma presión que seguramente tendrán en otras cadenas. Es una penitencia que tenemos que sufrir todos los días.
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Marta Fernández (Telecinco) y Aitor Trigos (Antena 3) iniciaron su vuelo en solitario. ¿Se les echa de menos?
¿Cómo los has visto en sus trabajos?
Los he seguido a los dos. El primer día de Aitor lo seguí como una madre, todo el día enviándole mensajes. Y a Marta igual. Han demostrado todo lo que se esperaba de ellos. Tienen mucha capacidad dentro de su trabajo.
Ha sido una evolución magnífica. Yo había trabajado con él en la radio y sabía que tenía muchísimas posibilidades. Se ha implicado totalmente en la redacción, la gente lo quiere un montón. Este año ha cogido autonomía, nos hemos separado algo más dentro del plató pero ha sido precisamente para que él pudiera salir a la calle a hacer reportajes y demostrar que él por sí mismo puede perfectamente caminar.
¿Cuál es tu relación actual con la radio?
Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo son dos grandes profesionales a los que admiras...
Con Iñaki he coincidido mucho. Yo cree en la radio 'A vivir que son dos días', el programa de fin de semana que ahora conduce Montse Domínguez. Estuve 7 años en la SER y allí coincidí con Iñaki y ahora aquí, en Cuatro. Él es una referencia del buen periodismo y del periodismo riguroso y Luis del Olmo es una referencia del espectáculo radiofónico. No tienen nada que ver, son muy diferentes. En cuanto a mujeres tenemos a Gemma Nierga, a la que adora y sigo, y Julia Otero. Son cuatro elementos muy interesantes en la radio.
Tengo entendido que tus comienzos en la radio no fueron fáciles, tuviste que trabajar muy duro. ¿Cómo lo recuerdas?
Yo empecé a trabajar en Ibiza. Yo vivía en Ibiza y estaba estudiando periodismo en Barcelona. Yo empecé a trabajar en la cadena COPE, estabamos en un campanario. Lo cierto es que fue una etapa muy bonita. Trabajar en un sitio pequeño te da una dimensión de las cosas muy interesante. Una persona hace de todo, desde barrer hasta a hacer los programas. Luego entré a trabajar en la televisión balear a través de unas oposiciones. Cuando llevaba muy poco tiempo me llamaron desde Madrid para hacer los 'Telediarios'.
Si nos centramos en un magazine, ¿crees que todo está inventado? ¿no es posible llegar a sorprender a los espectadores?
Nunca está todo inventado, es un disparate. Lo que pasa es que va cambiando la vida, van cambiando las tecnologías y va cambiando la forma de contar. En los medios de comunicación no pueden hacerse revoluciones brutales, pero las tecnologías nos están cambiando. Las formas de contar también cambian los contenidos. Yo creo en los contenidos. Ahora reivindicar la originalidad absoluta me parece absurdo.
¿Cómo ves el periodismo en la actualidad?
El periodismo ha cambiado mucho. Yo he conocido algo del primer periodismo paternalista, cuando una persona era el dueño de una radio, de un periódico. Ahora los multimedia, el hecho de pertenecer siempre a un consorcio, es decir, los monopolios suponen una limitación. Sin embargo, las nuevas tecnologías han cambiado mucho el panorama del periodismo. Tenemos una enorme libertad, de hecho, si la información no sale por un sitio sale por otro. Los periodistas somos un poco esclavos de las grandes empresas para las que trabajamos. En una misma empresa hay gente que usa su libertad y gente que no. Yo siempre la he usado. Lo más importante es la credibilidad que se gana con tiempo y con resultados. Los que procuramos llevar al límite lo de la libertad de experisón creo que tenemos la batalla ganada.
Hay quién opina que con los años la pasión por esta profesión desaparece. ¿Eres de la misma opinión?
Yo soy una adolescente de la profesión (risas), tengo una pasión más grande que antes. Sinceramente, me siento muy joven mentalmente. Creo que siempre hay una posibilidad de entursiasmarte con lo que hagas. Yo he ido trabajando en las cosas en las que he podido y he procurado decir no a aquellas cosas que podían desviarme de mi camino. Mi éxito son los 3 o 4 noes que he pronunciado y que me han evitado hacer disparates profesionales. Esta profesión te permite meterte en la vida de los polítcos, de la gente, de los artistas... y preguntar. Eso no se agota, por lo que tengo intacta mi curiosidad. Yo tengo mucho entusiasmo porque no me he rendido a nada.
Escuchas mucho la radio, ¿y la tele? ¿sigues mucho los programas que se emiten?
Yo las series que me sé son las de Cuatro. No es por mí, sino por mi hijo que va a cumplir 15 años. Es un fanático de 'House', 'Anatomía de Grey' y también de 'Cuenta atrás'. Aprovecho para verlas con mi hijo que eso une mucho. En mi casa la tele nos une mucho porque es el momento de estar juntos e ir comentando cosas. Luego picoteo en todos los informativos y programas. Veo alguna película y programas de investigación y reportajes, que es lo que realmente me interesa.
Me dicen que la relación con la competencia es buena, ¿mienten?
No, no mienten. La gente que llevamos tanto tiempo trabajando nos hemos encontrado en muchos sitios y sabemos que hay que competir por hacer un buen producto, pero no en contra de nadie. ¿Qué voy yo a tener en contra de Ana Rosa, de Inés o Susanna? Me parece absurdo. Yo creo que todo el mundo se alegra de que al otro le vaya bien, todos tenemos un hueco.
Los programas del corazón no atraviesan por su mejor momento, las audiencias no son las que eran. ¿Qué opinas de este tipo de espacios?
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A mí los programas de tipo social o de corazón nunca me han desagradado, lo que pasa es que eso ha cambiado y ha degenerado. Lo que a mí me parece un insulto para los demás es que se comercie con cierto tipo de historias. Hay una serie de personajes que vive de contar historias de corazón y montan un circo en el que todo es mentira. Ver la casa de alguien o conocer la vida de un artista que se deje me parece algo encantador. Hay programas que montan un espectáculo bastante obsceno y ordinario la mayor parte de las veces. El corazón no me importa, pero se está haciendo un fraude. No obstante, parece que al espectador no le importa, con tal de pasar un rato entretenido.