Tras un breve descanso, regresa 'Anatomía de Grey' con la recta final de su decimotercera temporada. En el último capítulo fuimos testigos de cómo Meredith y Nathan tenían que ejercer de médicos durante un viaje en avión que se complicaba debido a las inclemencias meteorológicas. Ambos lograban salvar la vida de varios de los pasajeros, al mismo tiempo que Grey nos sorprendía aceptando la invitación de Riggs. ¿Cómo se tomará Maggie esta nueva relación de su hermana?
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En este vigésimo primer episodio de la decimotercera temporada de 'Anatomía de Grey', titulado "Don't Stop Me Now", Bailey y April se alían para trabajar juntas e intentar ayudar a Richard y a Catherine a resolver sus problemas. Al mismo tiempo, Kepner y Webber tienen que atender a una paciente con una dolencia muy particular. Además, una antigua paciente de Karev regresa al hospital en busca de ayuda médica. Veamos al detalle lo sucedido en este nuevo capítulo.
Hora de contarle la verdad a Maggie
Si hay algo que le preocupa ahora a Meredith es herir los sentimientos de Maggie, por lo que no puede evitar estar nerviosa y sentir que su hermana le va a odiar cuando le cuente que está comenzando una relación con Nathan. No es de extrañar la preocupación de Grey puesto que Maggie confía en ella al cien por cien, sobre todo ahora que ha perdido a su madre. Ver que ha sido engañada durante todo este tiempo va a ser un golpe complicado de digerir.
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Asimismo, hay otro asunto más que Grey no puede quitarse de la cabeza y es que la noticia de la hazaña de Meredith y Nathan en el avión no ha pasado desapercibida por nadie y ahora es de dominio público. Tanto es así que desde el Grey-Sloan Memorial Hospital han aprovechado la situación para reunir a los medios de comunicación y ofrecer una rueda de prensa, consiguiendo así una estupenda publicidad para el centro.
Durante la rueda de prensa Maggie se da cuenta de cómo trata Riggs a Meredith, lo que le hace intuir que hay algo más entre ellos que una simple relación de amistad y compañeros de trabajo. Maggie está enfadada por el engaño de su hermana ya que confiaba en ella y su sinceridad porque es lo único que le queda en esta vida. Pero Meredith no piensa rendirse, es su hermana y no va a perderla por nada del mundo. Es de agradecer la actitud de Grey, que prefiere hablar y luchar por salvar su relación a tirarlo todo por la borda, los problemas se hablan y se solucionan.
Una gran muestra de amor
Tiempo atrás conocimos a una mujer que llegaba al hospital embarazada de su mejor amigo, pero fue diagnosticada de cáncer, una enfermedad que decidió no tratar para poder continuar adelante con su embarazo. Ahora se ven en la obligación de hacer una cesárea de urgencia porque el cáncer se ha extendido y ahora solo le quedan dos o tres meses de vida. Es una situación muy complicada, pero optan por operar para que, por lo menos, pueda conocer al pequeño.
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La intervención es un éxito y el bebé nace completamente sano, para alegría de sus padres, que observan con emoción al pequeño. La alegría se ve empañada por una complicación que provoca que la mujer decida que hasta ahí ha llegado su vida. Ha conseguido su propósito, traer al mundo a su hijo y darle ese regalo a su amigo, del que en realidad estaba enamorada. Una historia emotiva y de amor verdadero que consigue que la propia Amelia sienta que está perdiendo al hombre de su vida.
Que nada los separe
Por otro lado, una pareja de enamorados acuden al hospital porque ella tiene fuertes dolores abdominales. Los médicos descubren que tiene lombrices en su intestino, lo que provoca que el joven salga huyendo abandonando a su amada. En situaciones como esta se demuestra lo que de verdad quieres y aprecias a una persona, y el chico regresa admitiendo que ha cometido un error y aceptando a su novia con y sin lombrices, demostrando que el amor puede con todo.
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Kepner no logra ningún avance, y Bailey es descubierta por Catherine, que le advierte de que no se meta en su matrimonio aunque se sienta responsable de haberlo roto. Finalmente, Miranda se atreve a dejar sus temores atrás y reprocharle a Catherine que no sepa vivir casada, unas palabras que surgen efecto, ya que Catherine admite delante de Richard que se equivocó y acaban conversando animadamente sobre las lombrices, recuperando la buena sintonía que siempre habían tenido.