El cocinero Jordi Cruz, miembro del jurado de 'MasterChef', ha querido defenderse de las críticas que se han vertido contra él en las últimas horas. Durante toda la jornada del primero de mayo, día del trabajador, Twitter echó humo por un reportaje periodístico en el que se desvelaban las condiciones en las que trabajan algunos estudiantes de cocina que aprenden en los fogones de las grandes estrellas Michelin.
Jordi Cruz (Masterchef) responde a las preguntas de Cristina Pardo en 'Al rojo vivo'
A muchas personas les resultó lamentable que estos aprendices no cobren ni un duro pese al trabajo que realizan durante horas. Sin embargo, los chefs, y entre ellos Jordi Cruz, defienden que para estos jóvenes es un "privilegio". "Aprendes de los mejores en un ambiente real, no te está costando un duro y te dan alojamiento y comida. Es un privilegio".
En una entrevista concedida al programa 'Al rojo vivo', el chef de TVE ha reconocido que tanto él como sus aprendices están "alucinando". "Formar a alguien que está estudiando no es maltratarlo. No se pueden mezclar trabajo y precariedad laboral con formación, y en las redes sociales se han mezclado las dos cosas y han creado un petate sin sentido y que ha generado que a mí se me insulte de una forma bárbara". Pero ante todo, dice lamentar no las críticas de las redes sociales sino las que han lanzado algunos políticos. "Lo que me preocupa es que políticos y gente con responsabilidades hayan dicho que yo esclavizo a los cocineros".
"No hacemos 16 horas al día. Eso es una burrada"
En laSexta le han preguntado por algunas de las polémicas cuestiones que aparecieron en el reportaje, y Cruz ha podido defenderse. Niega que en su restaurante Àbac se trabajen 16 horas. "En mi casa, ningún cocinero, ni yo mismo, hacemos 16 horas al día. Eso es una burrada. Mis cocineros hacen ocho, y el día que hay mucho follón, nueve o diez si me aprietas. Pero los aprendices no tienen obligación de hacer eso", comenta.
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Jordi también ha explicado que sus aprendices siempre tienen que ser estudiantes y que son ellos mismos los que solicitan trabajar en sus cocinas, en las que pasan "tres meses" como mínimo. "Aquí no obligamos a nadie a venir ni a pasar más horas de la cuenta", subraya. No obstante, reconoce el chef que su negocio es más rentable (o presta un mejor servicio) gracias al trabajo de estos aprendices: "En mi caso, tengo 14 cocineros [contratados] para dar de comer a 50 personas. Sobradamente tengo gente para dar de comer. Si encima tengo a unos aprendices que me echan una mano y puedo complicar un poco más mi oferta, quizá lo pueda hacer, pero si no los tengo puedo hacer mi trabajo perfectamente y sin utilizar a nadie como mano de obra y sin cobrar".