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La polémica en torno a los aprendices de cocina no ha cesado desde que Jordi Cruz pronunciara las palabras que desataron la ira de muchas personas. Y es que, según el jurado de 'MasterChef', trabajar con él aunque sea sin cobrar "es un privilegio". El sábado 6 de mayo, el mundo culinario inundó el plató de 'laSexta noche'. Sergi Arola, conocido en televisión por el programa 'Esta cocina es un infierno', acudió al programa de Atresmedia para debatir sobre el controvertido asunto: "¿Aprendices o esclavos?".
Sergi Arola en 'laSexta noche'
También quiso compartir su propia experiencia, la que vivió antes de convertirse en cocinero de prestigio, allá por los años 80, cuando trabajaba en El Bulli: "Había días que subía a la habitación y me ponía a llorar porque pensaba que nunca iba a ser capaz de darle a Ferrán [Adrià] lo que pedía de mí". Eso fue lo que hizo que Sergi Arola madurara y se convirtiera en un icono de la cocina.
Gracias a la presión a la que estuvo sometido durante su primera etapa, fue capaz de abrir su propio restaurante y sacarlo adelante sin la ayuda de prácticamente nadie: "Yo dormía en el restaurante, teníamos un banco corrido y dormía en él y era el modelo, me había curtido y era capaz de aguantar las horas que hiciera falta". Defendiendo el modelo actual, Arola hizo hincapié en que las personas críticas con el tema no sabían a lo que tenían que enfrentarse después de salir de la escuela de hostelería.
La opinión de un aprendiz de cocina
Comparando a un aprendiz de cocina con un abogado recién salido de la facultad, el cocinero explicó que se necesita "esfuerzo, voluntad y ganas" para crecer dentro del gremio y llegar a ser una estrella. Pero no fue solo Sergi Arola el que dio su opinión sobre el tema en 'laSexta noche'. El programa de Atresmedia recogió las declaraciones de un becario -que prefirió mantenerse en el anonimato- que contó sus vivencias detrás de los fogones de un restaurante con estrella Michelin.
Un becario de cocina en 'laSexta noche'
El "stagier" declaró que sus condiciones como cocinero en prácticas resultaban "un verdadero martirio". Podía entrar "a las 9 de la mañana y estar hasta las 2 de la noche" y no tenía apenas tiempo para descansar: "Comer en 15 minutos o menos, de pie, o ni si quiera comer". Además, quiso dejar claro que, muchas veces, el sueño de ser cocinero se viene abajo "por cómo son las condiciones en las que tiene que estar allí, por cómo se le trata y por las horas que tiene que echarle".
