ANÁLISIS

Ucrania decepciona con un Eurovisión 2017 a medio gas en el que casi todo falló

La televisión pública ucraniana decepcionó mucho con una edición del Festival repleta de errores y problemas.

Por Cristian Quijorna El 14 de Mayo 2017 | 13:53

El Festival de Eurovisión regresó un año más a las pantallas de todos los españoles. En nuestro país, Televisión Española fue la encargada de emitir el que es uno de los eventos televisivos más importantes de todo el mundo y que este año llegaba ya a su 62ª edición. ¿La ciudad elegida para albergar este gran espectáculo televisivo? Kiev. Después de la victoria de Jamala el año 2016 con el tema "1944", Ucrania se convirtió en la anfitriona y por ello optó el Centro de Exposiciones de la ciudad ucraniana para realizarlo.

Salvador Sobral tras ganar en Kiev

Meses atrás todos temimos lo peor cuando la UER anunció que varios profesionales suecos iban a acudir al país para ayudar a organizar el Festival y sí, los peores presagios se cumplieron: Eurovisión 2017 decepcionó, y mucho. La televisión pública ucraniana no estuvo a la altura de un evento de esta magnitud y lo único que consiguió es que todo quedase a medio gas. Se transmitió una imagen de trabajo a medio hacer, faltaba mucho, se reflejaba en pantalla y lo peor: el espectador lo percibió. Además, el precedente no era positivo en esta comparativa ya que veníamos de un Eurovisión 2016 sueco casi perfecto. Sí, era obvio que superar a Suecia era (casi) imposible pero hacer un buen papel no era complicado y no, Ucrania no lo consiguió.

Una pésima realización

Algo fundamental en el Festival de Eurovisión es sin duda la realización de cada una de las actuaciones y sí, esto en Kiev falló, y mucho. Mientras que habitualmente es un aspecto muy cuidado, donde apenas hay fallos y dónde se acaba jugando mucho con los diferentes planos, con el juego de cámaras y con todas las posibilidades que ofrece la puesta en escena, esta vez todo acabó quedando a medio gas.

Se abusó mucho (demasiado) de los mismos planos, evitando así crear una marcada personalidad propia a cada candidatura. Todo parecía un desfile de artistas sobre un mismo escenario sin opción alguna de crear una realización única y diferente para cada uno. También fueron evidentes algunos errores con el juego de cámaras y planos, evidenciando que no era un aspecto 100% trabajado y perfeccionado como suele suceder siempre.

Fallos de sonido

Koit Toome y Laura (Estonia) sufrieron (y mucho) en la segunda semifinal cuando al iniciar su tema comprobaron cómo durante pocos segundos sus micrófonos no funcionaban. Un garrafal error que afortunadamente no se repitió en la gran final. Pese a ello, en dicha gala sí que se pudieron apreciar pequeños errores con el sonido a nivel global. Sobre todo, al verlo en televisión, era evidente que el trabajo que se había realizado en este aspecto no era tan perfecto como otras ediciones. Lo que se pudo escuchar no era digno de un Festival como este.

Ejemplo de los grafismos que pudieron verse

Una imagen mal ejecutada

A muchos gustó la imagen del Festival de Eurovisión cuando fue presentada. Era sin duda una oportunidad perfecta para enseñar a todo el mundo un elemento tan característico de Ucrania como lo es el "namysto", un collar tradicional del país. La televisión ucraniana diseñó una imagen sencilla, básica pero reconocible, todos iban a acabar recordando ese elemento, relacionándolo directamente con el país.

Pero no, en pantalla no funcionó. El juego que se realizó con el collar y las banderas de los países no era atractivo visualmente y quedaba a un nivel inferior a lo visto otros años. Era una imagen que daba para mucho pero quedó en nada. Y no sólo en lo que a banderas se refiere, otros elementos como los rótulos que vimos a lo largo de la noche o el grafismo de las puntuaciones tampoco destacó, era demasiado simple y sencillo. Faltaba algo que cualquier seguidor del Festival echaba en falta.

Malos opening e interval acts

Si el opening-act de la semifinal es mucho mejor que el visto en la gran final... mala señal. No es lógico abrir un acontecimiento a nivel mundial que te servirá como escaparate para todo el mundo con una actuación que nadie recordará después, de un nivel visiblemente bajo y sin ser ni espectacular ni competitiva.

Es inconcebible y sí, aquí sucedió. Las actuaciones que la cadena pública ucraniana preparó para el inicio de la gala y la que se pudo ver en el descanso de la misma no fueron dignas de un final como esta. Les faltaba gancho, espectacularidad y sobre todo.. sentimiento, mucho sentimiento. No enganchaban, ni emocionaban, eran totalmente prescindibles. Nadie va a recordarlas hoy y ahí está el verdadero problema.

La ganadora de Eurovisión 2016 en su actuación en Kiev

Lejos de abrir la gala o protagonizar una espectacular actuación, la artista cantó hacia el final de la noche y ni tan siquiera interpretó su famoso "1944". Sí, ya lo hizo en la semifinal pero aquí el público se multiplica y millones de personas esperaban ese momento y no, nunca llegó. Un despropósito sin duda que se une al de Ruslana, ganadora de Eurovisión por Ucrania en el año 2004. La artista presentó uno de sus nuevos sencillos pero tampoco cantó "Wild Dances", la canción que le dio la victoria. Algo que nadie entendió ni compartió, era el tema que la había hecho famosa internacional, la canción que sus seguidores esperaban... y nunca llegó.

Un escenario mal aprovechado

A muchos disgustó el escenario cuando fue presentado oficialmente. El "encerrarlo" con una gran plataforma que lo envolvía posiblemente no fue lo más inteligente ya que durante la final pudo comprobarse como acabó siendo un elemento que sobraba en muchas de las actuaciones. Apenas aportó nada a ninguna puesta en escena y tampoco dotaba de espectacularidad al Festival de forma global. Y sí, hay un problema cuando algo no sólo no suma, si no que resta.

Los tres presentadores en Kiev

Otro elemento que sí fue positivo fue la labor de los presentadores del Festival, Oleksandr Skichko, Timur Miroshnychenko y Volodymyr Ostapchuk. Posiblemente no era necesario contar con tres presentadores pero lo cierto es que supieron hacer un muy bien papel, se complementaron de una forma casi perfecta y aprendieron, cada uno, a tener un rol diferente, que aportaba y que resultaba atractivo para la audiencia.

Más espectacularidad, mejor realización, un mejor sonido (algo básico, señores), una escaleta mucho mejor construida (dándole el lugar que se merecen a las vencedoras) y un trabajo más potente de imagen y escenografía. Sí, quedó mucho que mejorar y es imperdonable que se llegase con todo esto así a una final de un evento mundial como este, imperdonable. Ahora sólo resta esperar para conocer la nueva ciudad que albergará Eurovisión en menos de un año. Será el primer año que lo haga Portugal, el reto es sin duda complicado, pero muy atractivo. Confiemos en que todo mejore y nuestro país vecino se estrene como anfitriona a lo grande, como debería ser siempre.