Hubo un tiempo en el que el inicio del verano no lo marcaba el 21 de junio, ni el sol, ni el calor. En la España de los 90 y principios del 2000 el verano comenzaba cuando Ramón García llegaba a las noches de La 1 (por aquel entonces, La Primera de TVE) y presentaba a las vaquillas de 'El Grand Prix del verano' y a los pueblos que, vestidos de amarillo o azul, trataban de hacerse con el estandarte de la victoria de ese verano (y, de paso, con una suscripción a esas bombillas que patrocinaban el programa).
Fueron muchas las pruebas que los espectadores vieron tanto en la etapa en TVE como en las cadenas autonómicas, casi más que azafatas y bailarinas acompañaron a Ramontxu y Bertín Osborne. Mientras muchos de aquellos niños, hoy convertidos en usuarios de las redes sociales, piden el regreso de 'El Grand Prix', en FormulaTV.com hemos decidido realizar un recopilatorio de los retos más míticos del programa. ¿Cuántas pruebas eres capaz de recordar?
Los Arcos
Los concursantes tenían que hacer que la vaquilla cruzase los arcos
Una de las pruebas con las que solía abrir cada entrega de 'El Grand Prix'. Construir un arco de distintas piezas en medio de la plaza mientras esquivabas los embistes de la vaquilla era tan solo la primera parte de "Los Arcos". Después, un miembro distinto del equipo, disfrazado de bufón, debía atraer al animal para conseguir que pasase por debajo del arco construido, con el fin de que esto se produjese más veces que en el equipo contrario para hacerse con los puntos de la victoria.
Los Bolos
Los bolos después se transformarían en las latas, los soldaditos de plomo...
Derribar bolos humanos con una pelota enorme y los ojos tapados, guiado exclusivamente por las indicaciones del famoso que apadrinaba tu pueblo. Con esta sencilla premisa, "Los Bolos" se convertía en una de las pruebas más divertidas de cada programa, siempre hacia el final del mismo. Ver a los bolos corretear sin apenas mover los pies a lo largo de su estrecha plataforma o a la pelota golpear al tirador mientras este intentaba atraparla eran algunos de los ingredientes que convirtieron esta prueba en una de las más inolvidables.
Caperucita y El Lobo
Los lobos, siempre a la caza de Caperucita o de los conejos
Una de las siempre emocionantes gymkanas con el añadido de un lobo del equipo contrario en busca de dar caza a Caperucita, que comenzaba la prueba unos segundos antes. Los participantes sorteaban diferentes obstáculos antes de llegar a la plaza, siendo uno de los más complicados el bosque de cuerdas elásticas que siempre se enganchaban con los aparatosos disfraces.
Los Dados
En esta ocasión, la vaquilla sí debía derribar los dados
La plaza de 'El Grand Prix' se llenaba de croupiers que, tras apilar los dados, debían provocar a la vaquilla para que los derribase. La puntuación obtenida con los dados se iba sumando al total de cada equipo durante los tres minutos de la prueba, resultando vencedor aquel pueblo con más puntos acumulados. Eso sí, para que fuesen contabilizados los dados debían caer dentro del tapete.
La PEluca
Lara Dibildos en 'El Grand Prix'
Esta miniprueba, protagonizada por los famosos que apadrinaban a cada pueblo, consistía en recorrer las gradas buscando al vecino que llevaba puesto un peluquín antes de que lo encontrase el padrino del equipo contrario. Los tirones de pelo estaban asegurados.
Fresas con Nata
Los pueblos luchaban para preparar el postre más delicioso
El cantor de BaGdad
Las caídas siempre aseguraron las risas
Si juntas caídas con gente desafinando, ¿qué puede salir mal? En esta prueba los componentes de cada equipo se subían a una alfombra cual Aladdin e intentaban cantar una canción, mientras sus contrincantes tiraban de los extremos de la misma para hacerles perder el equilibrio. El pueblo vencedor sería aquel que consiguiese cantar durante más tiempo.
Si hubo un elemento que TVE y 'El Grand Prix' amortizó a base de bien, ese fue posiblemente la cinta transportadora. En "La hora del baño" los participantes debían recorrerla en sentido contrario mientras sus compañeros de equipo les colocaban flotadores. A medida que les iban poniendo más, más difícil era moverse y mantener el equilibrio. Ganaba el pueblo que conseguía transportar más flotadores hasta el final.
Los PIntores
Ni Picasso lograría pintar con una vaquilla intentando embestirle
La LonJa
En esta lonja el suelo se mueve muy rápido
Los Ki-monos
¿Recuerdas esta prueba o ya habías crecido demasiado?
En esta prueba, más de la etapa de las autonómicas, los miembros de cada pueblo, disfrazados de monos, saltaban a una red y se arrastraban por ella hasta conseguir sus plátanos. Al final, ganaba el equipo que acumulase más plástanos.
Los concursantes, con los tobillos esposados, debían mantener el equilibrio recorriendo la cinta transportadora mientras abrían las ventanas. Detrás de cada una de las ventanas encontrarían a un guarda, que les lanzaría serpentinas para tratar de confundirlos, o recibirían un obsequio. El pueblo ganador sería aquel que depositase más obsequios en su cesta.
Manos a la carta
Las cartas, icono del verano en muchas familias
GalliNas y Gallos
Los concursantes, disfrazados de gallos y gallinas
Una nueva gymkana en la que los miembros de cada pueblo debían sortear diferentes obstáculos con el fin de llegar a la plaza, coger un huevo esquivando a la vaquilla y salir de la plaza para depositarlo en el nido. Por si el animal no fuese un contrincante de altura, debían además darse más prisa que sus oponentes. Los gallos ponían el broche a la prueba, ya que podían transportar dos huevos en lugar de solo uno.
La CucaÑa
La cucaña más grande de España
"¡La cucaña más grande de España!". Con esta canción presentaban las azafatas de Ramón García esta prueba, un paso más allá con respecto a "La rampa". Los concursantes, haciendo uso de su fuerza prueba, trataban de trepar por un tronco con la única ayuda de su cuerpo, intentando llegar a lo alto de los seis metros para coger uno de los jamones colgantes. El pueblo ganador sería aquel con más jamones en su haber una vez terminase el tiempo.
ROmpepuertas
En la sencillez está el gusto
Prueba sencilla donde las haya. Tres componentes por equipo debían intentar romper el mayor número posible de puertas, alineadas una tras otra, con los brazos atados a la espalda y la única ayuda de su cabeza. Ni que decir tiene que el peligro de caer al suelo de morros con la carrerilla que llevaban era inevitable.
La Patata Caliente
Ángeles Martín y Los del Río en "La Patata Caliente"
Una de las pruebas más recordadas del programa, sin duda. A todos nos daban taquicardias cuando los famosos rondaban la cifra preguntada por Ramón García y la patata superaba el tamaño de su cabeza, aunque lo compensaba ver sus caras en la repetición -una y otra vez- cuando la patata explotaba. ¡Y las azafatas, cómo sufrían las azafatas! Como curiosidad, y aunque parezca imposible, en las últimas temporadas de 'El Grand Prix' la prueba de "La Patata Caliente" fue sustituida por la de "Corazón Explosivo" y, el globo amarillo, por uno rojo con forma de corazón.
Que gane el mejor
'Grand Prix'
"Que gane el mejor" o "El diccionario" eran las pruebas finales de cada programa, el momento en el que los alcaldes y sus expertos tenían en sus manos la victoria o la derrota de su pueblo. En el primer caso, debían acertar si la afirmación de Ramón García era verdadera o falsa, mientras que, en el segundo, el acertijo radicaba en adivinar si la palabra propuesta se encontraba en el diccionario de la RAE. En ambos casos, cada acierto sumaba tres puntos y, cada error, los restaba; por lo que podía encumbrar a cada pueblo o echar por tierra todo lo conseguido hasta el momento.
La Rampa
Vista ahora, recordábamos más grande la rampa...
Otra de esas pruebas míticas que fue pasando de temporada en temporada... más o menos. "La rampa" fue sustituida más adelante por otras como "La cucaña" o "La roca". Y es una pena, porque la rampa también hacía las veces de tobogán en otras pruebas. En la inocencia de nuestra infancia, todos creímos alguna vez que Mar Regueras había sido capaz de subir los 15 metros hasta la cima.
Los Sumos
El drama estaba asegurado si ponías a los sumos en esa cinta transportadora
Ver a Ramón García echarle una mano a su ayudante con ese incómodo traje de sumo, o de bebé más adelante, era uno de los momentos más divertidos de la noche. Los concursantes, ataviados de esa guisa, debían competir en una carrera a través de inflables, cintas transportadoras y balancines para llegar a la plaza de toros y coger el mejor sitio posible. Después, una ronda de Don Tancredo determinaba el ganador en función de los miembros de cada pueblo que quedasen en pie sin ser embestidos por la vaquilla. Si algo estaba claro es que todos querían evitar la peana situada justo en frente de la salida del animal, que llegaba siempre con ganas de llevarse por delante a todo el que se interpusiera en su camino.
Los Troncos locos
En "Los troncos locos" o corrías o caías al agua
Aunque no estuvo en el programa desde el principio, "Los troncos locos" se convirtieron rápidamente en una de las pruebas más esperadas por los espectadores. El objetivo era fácil, cruzar de un lado a otro saltando sobre los troncos giratorios y evitando caer al agua. Seguro que, desde entonces, todos hemos visto unos troncos similares en cualquier feria de pueblo que se precie.
Los AgUadores
"Los aguadores" tenían golpes al más puro estilo 'Humor amarillo'
Posiblemente, uno de los juegos más salvajes de 'El Grand Prix', aunque también de los más divertidos porque participaba la mayoría del pueblo. Mientras que un equipo trataba de transportar agua de un lado a otro de una pista resbaladiza, el otro intentaba que perdiera el equilibrio pateando la superficie desde debajo. Y, ¿qué me decís del misterio del agua que, de repente, se coloreaba de azul o amarillo cuando la volcaban en el recipiente del final?
Vamos a la playa
La de juego que daba la piscina de 'El Grand Prix'
Similar a "Los troncos locos", en "Vamos a la playa" los participantes debían atravesar la piscina saltando sobre unas plataformas poco estables para llevar al otro lado los elementos propios de un día de playa: la pelota, el castillo, el flotador... Para hacerlo más difícil, los miembros del equipo contrario trataban de derribarlos y que cayesen al agua lanzando unas pelotas gigantes.
Golf EXplosivo
Las bolas explosivas, bien cerquita de los alcaldes
El minigolf es otra de esas actividades veraniegas que todos hemos practicado en alguna ocasión a lo largo de nuestras vidas. En "Golf explosivo" los concursantes ponían a prueba su destreza tratando de colar las bolas en agujeros con puntuaciones diferentes. La particularidad -y dificultad- radicaba en que las bolas, en este caso, explotaban.
El DesaYuno
Más tarde esta prueba se convertiría en "La vaca de las galaxias" y "Superhéroes en apuros"
Siguiendo la estela de "Los pintores", esta es una de las pruebas de más tensión de 'El Grand Prix'. Tres miembros de cada pueblo debían sostener un canalón en la plaza del programa mientras un cuarto componente depositaba "los cereales", que rodaban por la caña hasta la taza. Aunque suena fácil, la vaquilla podía embestirles en cualquier momento dando al traste con el canalón, por lo que el trabajo en equipo era fundamental.
El MaZo
Cualquiera excusa valía para disfrazar a los concursantes de animales
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"El mazo" recuperaba el espíritu de las fiestas populares y dividía a los participantes en dos grupos: por un lado los campesinos y, por otro, los animales. Los campesinos debían derribar con su mazo y de abajo a arriba las fichas sobre las que se encontraban los animales, que tenían que saltar y, después, recuperar el equilibrio para proseguir la operación. Ganaba el equipo cuyos animales llegasen a la base de su pedestal, aunque era más divertido ver las caídas de quienes no lo conseguían.