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Gustavo González y María Lapiedra siguen retransmitiendo la difícil situación por la que atraviesan. Después de más de siete años de relación en la sombra, ambos han roto con sus respectivas parejas pero lo que parecía que se iba a convertir en un cuento de hadas, está siendo una pesadilla para ambos. En la tarde del 20 de diciembre, Gustavo acudía a 'Sálvame' para contar cómo estaba siendo el proceso e indicaba que María y él todavía no se habían visto y que no pretendían hacerlo en público.
María Lapiedra, hundida en 'Sálvame'
Tras esto y con Gustavo aún en plató, la carta llegó al estudio y el conductor del programa de Telecinco la leía para toda la audiencia: "Hola cariño, no sé ni cómo empezar esta carta, ya sabes que yo soy más de abrazar y sentir. Sé que lo estás pasando muy mal y lo siento mucho. Tengo muchas ganas de verte y de hablar de todo. Creo que la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea maravillosa. Te amo como nunca", decía la carta de la actriz.
Para que no se produjera un encuentro fortuito, Gustavo abandonaba las instalaciones de Mediaset en el mismo momento que aparecía el coche donde venía Lapiedra. Al bajarse del coche, ella estaba visiblemente afectada: "Creo que me debería respetar un poco más y defenderme porque él sabe que lo que se estaba diciendo es mentira". María se volvía a romper en un mar de lágrimas y, entre sollozos, reconoció estar muy mal. "Siempre está intentando defender al otro bando y a mí que me den por culo, ¿sabes? Si lloro es que me lo invento, si estoy animada es que soy una mala persona. Llevaba tantos años esperando este momento y pensaba que sería mucho más bonito. Yo ya he roto mi vida por él pero hay que hablar muchas cosas", decía Lapiedra entre lágrimas.
El abrazo a María Lapiedra
Una vez la actriz entraba a plató, Jorge Javier leía la carta donde le pedía disculpas a su ya expareja y padre de sus dos hijas por todo el daño que les estaba causando, ya que él se enteró por Gustavo en televisión que Lapiedra le había estado siendo infiel durante los últimos siete años. Tras esto, María, por tercera vez, rompía a llorar y, con la cara descompuesta le preguntaba a Jorge Javier: "¿Te puedo abrazar?". El presentador no dudaba en ofrecer su apoyo a la invitada y, tras él, eran los demás colaboradores quien la abrazaban intentando animarla.