CALIFORNIA HERE WE COME

'The O.C.': 17 motivos por los que la seguimos echando de menos, más de diez años después

Durante cuatro temporadas, Ryan, Marissa, Seth y Summer nos trasladaron a las doradas playas de California y quisimos asistir a sus animadas fiestas semanales.

Por David Carro El 5 de Agosto 2017 | 09:20

Un 5 de agosto de 2003 llegaba a nuestras pantallas 'The O.C.' de la mano de Fox, que en España veríamos en TVE. Durante cuatro temporadas y 92 episodios, los personajes de Ryan, Marissa, Seth y Summer nos descubrieron qué ocurría cuando la elitista sociedad de Newport entraba en contacto con un extraño llegado de un barrio problemático. Benjamin McKenzie, Mischa Barton, Adam Brody y Rachel Bilson daban vida a los protagonistas y se enfrentaban, semana tras semanas, a los prejuicios de su entorno y, sobre todo, a las peleas de cada puesta en sociedad.

Lo que se concibió como una serie veraniega de midseason se alargó hasta el 22 de febrero de 2007, cuando se despidió con una cuarta temporada corta y descafeinada y la ausencia de una de sus protagonistas. Al final todos ellos, a su manera, conseguían prosperar en la vida, incluida Julie (Melinda Clarke), que se graduaba en la universidad. Así, Ryan parecía olvidar a Marissa con Taylor (Autumn Reeser) mientras todos nos preguntábamos por qué no habría elegido a Theresa, Sadie o hasta a la camarera con la que mantuvo un fugaz idilio en la tercera temporada.

El tiempo ha pasado y 'The O.C.' continúa siendo una de las series adolescentes más especiales y novedosas que ha visto la pequeña pantalla, a pesar de su decadente final. Por esto, y por los 17 motivos siguientes, seguimos recordando la ficción centrada en Newport Beach.

1 El drama por el drama

Marissa Cooper, la reina del drama

La clave del éxito de 'The O.C.' era saber llevar sus tramas hasta el final. Si los padres de Marissa se separaban, ella tenía que atiborrarse a alcohol y pastillas en Tijuana para después acabar siendo chantajeada y forzada a vivir en casa de su madre y su terrible padrastro. Si este moría, Julie tenía que acabar viviendo en una caravana. Si Theresa pedía ayuda a Ryan porque estaba siendo maltratada, al final descubrían que estaba embarazada y él tenía que abandonar su nueva vida acomodada. Y, si el hermano del protagonista se encaprichaba con su cuñada adolescente, acababa con un disparo en el pecho. Bien de drama.

2 La enésima fábula de ricos y pobres

¿Quién eres? Quien tú quieras que sea

La serie de Fox se basaba en el conflicto entre un joven de un barrio humilde y la nueva vida acomodada en la que, de repente, se veía inmerso. En definitiva, un ricos contra pobres de toda la vida visto a través de los ojos de Ryan Atwood. Como suele ocurrir, el joven iría descubriendo que había más bajos fondos en quienes mejor sabían guardar las apariencias.

3 Seth Cohen

Todos quieren a Seth

Sin duda, el alma de 'The O.C.'. Un niño judío que creció en un lugar en el que todo el mundo le ignoraba y, aun así, consiguió que todo girara en torno a él en su adolescencia. Ídolo de los inadaptados, Seth Cohen enamoró a los espectadores a golpe de ironía, sarcasmo y su incapacidad para manejar los momentos más incómodos.

4 Adolescentes con problemas adolescentes, y adultos con problemas adolescentes

¡Ha dicho que soy de Riverside!

Vale que Marissa se diese a la bebida y fuese una rebelde sin más causa que incordiar a sus padres. Sin embargo, que Julie decidiese acostarse con el exnovio adolescente de su hija o Sandy (Peter Gallagher) se viese en secreto con su exnovia fugitiva para fumar hierba denotaba, quizás, un pequeño complejo de Peter Pan. Hay que mantenerse joven.

5 Sandy Cohen. Y sus cejas

Dicen que sus cejas tienen vida propia

Ay, Sandy. Todos quisimos tener un padre surfero como Sandy, o qué menos que un abogado de oficio que te rescatase de tu barrio y te llevase a vivir a la costa californiana. El pobre aguantó estoicamente las idas y venidas de Kirsten (Kelly Rowan) mientras batallaba con los caprichos de Seth. Menos mal que siempre contó con el -basto- respaldo de sus cejas.

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Kiki y Juju, hijastra

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7 La sexualidad

Marissa y Alex, o cómo vivir sin complejos

'The O.C.' no tuvo problema en transgredir con normalidad ciertos límites que no era tan habitual cruzar. Una de sus protagonistas, Marissa, mantuvo una relación lésbica con Alex, sin necesidad de ponerle una etiqueta a su sexualidad. Luke (Chris Carmack) se enfrentó al escándalo de que su padre mantuviese una aventura con un hombre, pero finalmente acabaría mudándose con él. Y, por otro lado, Seth presumía de no encajar en el arquetipo de hombre mientras tenía una íntima amistad con Ryan lejos de los jugadores de rugby que estábamos acostumbrados a ver en las series estadounidenses.

Summer encarnó la perfecta evolución de bitch del instituto a mujer hecha a si misma. Nadie como ella coordinaba con tanta maestría superficialidad y bondad, ni sabía ser villana y novia a la vez. Posiblemente nunca llegó a aprenderse el nombre de pila de las personas que le rodeaban, pero siempre sabía salir de cualquier apuro con un "ew!".

'The O.C.' supo crear y transmitir todo el universo de Orange County hasta el punto de convertir a Newport en un personaje más de la ficción. Las 'newpsies' eran la vecina que nadie quería tener y todos queríamos montar en bici por el muelle e ir a conciertos en el Bait Shop. Echamos de menos este tipo de historias en las que el lugar condiciona a sus personajes y se convierte en su principal enemigo, del cual no consiguen escapar. Y oye, si ese entorno se caracteriza por el dinero, las fiestas de largo y los salseos, qué mejor opción.

10 Todos quieren ser frikis

Capitán Oats y Princesa Sparkle

11 La música

California, here we come

Al igual que el entorno o el universo nerd, la música se convirtió en un protagonista más de 'The O.C.'. Y no solo por el inconfundible piano y "California, here we come" de su sintonía, sino por todas esas escenas que se hicieron grandes gracias a la banda sonora. ¿Habría sido lo mismo el disparo de Marissa a Trey sin el "Watcha say" de Imogen Heap? El equipo de la serie seleccionaba muy minuciosamente las canciones y hacía grandes esfuerzos tanto por incluir temas de moda y adelantarse a los grupos que iban a sonar en todas las radios como por rescatar y versionar clásicos como el "Hallelujah" de Leonard Cohen o el "Maybe I'm amazed" del baile final de la primera temporada. Vale que por entonces lo que se llevaba era el punk y el rock indie y muchos hemos pasado página, pero 'The O.C.' marcó un hito en el tratamiento musical de las ficciones televisivas.

Tantos años de aislamiento siendo uno de los jóvenes más privilegiados de Newport no podían ser mejor batallados que con ironía. Seth marcó un estilo que todos los personajes parecían imitar, desde Sandy y Kirsten hasta el propio Ryan, que en un principio no parecía entender el particular sentido del humor de su nuevo amigo. Los diálogos, de este modo, estaban cargados de bromas rápidas en contraposición a los adolescentes intensos de dramas teen del momento como 'One Tree Hill'.

13 Julie Cooper

Julie y sus problemas del primer mundo

El paso de las temporadas convirtió a Julie Cooper en una de las grandes protagonistas de la ficción sin lugar a dudas. La que empezó siendo la madre metomentodo de Marissa acabó descubriéndose como uno de los personajes con más aristas de la serie, incluyendo un pasado pornográfico y un maravilloso momento enseñando el tanga cuando vivía en una caravana. Mujer fuerte, consiguió anteponerse a los hombres de su vida, desatarse de los convencionalismos sociales y no temer a amar y, en definitiva, vivir en libertad.

14 Anna, Theresa, Alex, Oliver, Jhonny, Volchok...

Confianza, Cohen

A menudo, las tramas de 'The O.C.' avanzaban gracias a los personajes secundarios que llegaban durante unos episodios a trastornar las vidas de los protagonistas. Cómo olvidar a Olivia Wilde dando vida a Alex, a Theresa siempre presente en el corazón de Ryan, a Oliver y sus locuras para conquistar a Marissa, a Jhonny volviéndose loco por culpa de la desquiciada de la pequeña Kaitlin o a Volchok induciendo a la cocaína a la mayor de las Cooper. Y, sobre todo, cómo olvidar a la encantadora Anna, la única capaz de hacerle sombra a Summer. Su regreso en la tercera temporada era algo que los fans pedían a gritos.

15 Las fiestas porque sí

Fiestas todo el rato

Si 'The O.C.' tuvo 92 episodios, no exageramos al decir que más de la mitad incluyó alguna fiesta como colofón de sus tramas. Presentaciones en sociedad, celebraciones de compromiso, cumpleaños, fiestas de empresa, graduaciones, baile de primavera, de verano, de otoño, de invierno, de Navidad... cualquier excusa era buena para estrenar un vestido largo nuevo. Y, por supuesto, una buena fiesta debía acabar con una gran pelea.

16 Marissa Cooper

La única, la inigualable

Dejamos para prácticamente el final al gran personaje de 'The O.C.'. Muy por encima de Ryan, Marissa consiguió arrebatar todo el protagonismo de la serie con su mezcla de niña caprichosa y superviviente de las circunstancias de la vida. El vodka formaba parte de su dieta diaria y poco a poco se fue sumiendo en una espiral en la que cada vez tenía que ir a por el más difícil todavía. Mischa Barton quiso huir de su personaje... a pesar de haber acabado pareciéndose a ella más de lo que imaginaba.

17 Su propio universo

El espíritu de la Navidukah es indestructible

Lo que pasa en Tijuana, se queda en Tijuana; la Navidukah, la casa de la piscina, el Capitán Oats... 'The O.C.', en definitiva, supo crear todo un universo de frases e iconos más propio de las sitcoms que de los dramas adolescentes. Y, de este modo, consiguió ganarse un gran séquito de fans que, a día de hoy, siguen echando de menos la ficción.

Bonus Entonces, ¿por qué decayó?

La trágica muerte de Marissa

Si 'The O.C.' lo tenía todo, ¿por qué la serie apenas aguantó cuatro temporadas en antena, por debajo de otras ficciones adolescentes como 'Gossip Girl', 'Dawson crece', 'Friday night lights' o la ya mencionada 'One Tree Hill', su eterna rival que tuvo un total de nueve tandas de episodios? La respuesta se encuentra en, posiblemente, la propia base de la ficción, el llevar las tramas tan hasta el final. La serie agotó rápidamente muchos argumentos y puso a sus personajes en todo tipo de situaciones, lo cual fue produciendo un desgaste en el interés de la audiencia.

Lo que comenzó como una serie atrevida acabó siendo visto por muchos como un culebrón adolescente de tramas inverosímiles. Además, la dependencia en personajes secundarios que iban y venían sin descanso empobrecía a los propios protagonistas, que lejos de avanzar quedaban a expensas de las decisiones de los demás. Muchos señalan la muerte de Marissa como el comienzo de la fin de 'The O.C.', pero lo cierto es que la ficción daba señas de agotamiento desde el comienzo de una tercera temporada que nunca llegó a arrancar tras el emocionante final de la segunda.

En el recuerdo quedan, no obstante, dos grandes primeras temporadas que cambiaron el género de las ficciones teen para siempre. Nunca más los adolescentes de las series fueron esos adultos en miniatura, y por fin los espectadores más jóvenes podían verlos más como reflejo de si mismos que como modelos que deseaban imitar. Welcome to The O.C., bitch.