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¡Ministéricos! La espera ha terminado, sí, ¡por fin! 'El Ministerio del Tiempo' está de vuelta y no, no defrauda en su regreso. Tras un impactante episodio previo al parón veraniego, la serie vuelve con la segunda mitad de la tercera temporada y lo hace con un capítulo de altura, que marca un punto de inflexión para varios personajes y en el que sus protagonistas son más que nunca el verdadero centro de la historia, se va mucho más allá de la trama capitular, nos adentramos en el trasfondo de varios de sus dramas personales. Es un pequeño regalo para los ministéricos y sobre todo... para los cayetaners.
Macarena García en 'El Ministerio del tiempo'
Pero más allá de esto, situémonos en el capítulo. Bajo la excusa de lograr que 'Viridiana' de Buñuel no desaparezca de la Historia y gane el Festival de Cannes, la patrulla se encarga de la que posiblemente es una de sus misiones más complicadas y personales de toda su historia, sobre todo por el grado de implicación que les supone. Se utiliza como arranque de "temporada" un caso que les implicará de lleno personalmente, sobre todo a Irene (Cayetana Guillén-Cuervo) y Pacino (Hugo Silva). Este sí es un capítulo que marca un punto de inflexión en sus vidas y que ayuda a los espectadores a entenderles, a sentirse incluso identificados con ellos.
Los cayetaners pueden estar satisfechos, este es más que nunca un episodio dedicado a Irene, en el que por fin descubriremos su pasado, nos adentraremos en sus miedos y sabemos cómo es realmente, qué hay detrás de la dura mujer que dice ser. Es un capítulo donde Cayetana deslumbra, donde se le permite lucirse, dotar a Irene de mucha más profundidad y perspectiva. Descubriremos a una nueva Irene y sí, nos gusta. Pero no solo sucede eso con ella, ese es un capítulo también clave para Pacino. Desde el principio este fue un personaje que conquistó a los espectadores pero con este episodio descubrimos que es mucho más que un chico gracioso y guapo que conquista a todos, descubrimos lo que hay detrás de él, cómo es ese pasado por ahora desconocido por todos. Ambos son sin duda el gran centro de este capítulo y sí, es una auténtica delicia disfrutarlos así.
Carlos Areces, el gran acierto
En cuanto a las apariciones estelares, sin duda es un gustazo el trabajo de Diego Martín pero sobre todo el de Carlos Areces. Y es que bajo la piel de una "lopez-vazquiano" censor, el reconocido cómico aporta a la serie un punto de humor necesario y justo. Despierta la carcajada en cada de sus apariciones y consigue dotar a la ficción de un tono y ritmo distintos. 'El Ministerio del Tiempo' también necesita humor y aquí se consigue el punto exacto para que guste, no desentone en la serie y encaje por completo. No sería una locura contar con él en nuevos episodios, podría ser un auténtico revulsivo perfecto.
Un capítulo dinámico, repleto de guiños
Como suele ser habitual, todo tipo de referencias televisivas y cinematográficas son habituales en el capítulo y sí, en este episodio eso se cumple. Hay decenas de guiños a personajes populares (atención al mini Miguel Bosé) o incluso a certámenes televisivos como Eurovisión, pero sí funcionan. Gustan al espectador y con ellos generan un vínculo emocional. Más allá de eso nos encontramos ante un episodio impactante, con mucho ritmo y que no dejará indiferente a ningún ministério.