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11 grandes frases de Roberto en 'Aquí no hay quien viva'

Recordamos los mejores momentos de este mítico personaje interpretado por Daniel Guzmán.

Por Azucena Pereira El 21 de Septiembre 2017 | 16:36

Daniel Guzmán ha demostrado ser un intérprete capaz de enfrentarse a cualquier papel que le ofrezcan, pero también ha sabido desenvolverse detrás de las cámaras, consiguiendo un premio Goya por su ópera prima, el largometraje "A cambio de nada". Sin embargo, quizá muchos le recordarán siempre por su papel en la mítica 'Aquí no hay quien viva'. El actor, nacido el 21 de septiembre de 1973, se metió de lleno en la piel de Roberto Alonso, un arquitecto con alma de artista. El joven llegaba a Desengaño 21 con su chica, Lucía, con la que empezaba una nueva vida en pareja. Rápidamente descubrió que su nuevo hogar no era tan pacífico y tranquilo como él podía imaginar.

Roberto destacaba por su facilidad para ser manipulado por las mujeres. Aceptó mudarse con Lucía, aunque en realidad él no quería independizarse, se dejó llevar por Ana justo el día antes de su boda con Lucía e incluso en más de una ocasión estuvo a punto de caer en las redes de Natalia. Además, Roberto mantuvo una disputa histórica con Carlos, el ex de su chica, con el que llegó a competir y hasta a pelearse regalándonos una de las escenas más divertidas de la serie, aunque al final acabaran compartiendo pisos y siendo amigos. Desde FormulaTV queremos rendir homenaje al actor y a su personaje recordando las mejores frases de Roberto en 'Aquí no hay quien viva'.

1 "¡Vamos, no me jodas!"

Aquí no hay quien viva

Todos los personajes de 'Aquí no hay quien viva' tienen una frase o expresión que se ha convertido en su seña de identidad y Roberto no podía ser menos. De este modo, la frase "¡Vamos, no me jodas!", fue el distintivo esencial del joven arquitecto interpretado por Daniel Guzmán, una frase con la que siempre demostraba el malestar que le producía una situación, una decisión o algún comentario con el que no estaba de acorde, ya que era frecuente que muchas cosas se le fueran de las manos y al final terminara enojándose y soltando su frustración mediante dicha frase.

2 "Los padres son como el alcohol. ¡No es bueno mezclar!"

Aquí no hay quien viva

El día de Nochebuena es una fecha señalada para pasarla junto a tus seres queridos y realizar una gran celebración con una cena en la que no falte ningún tipo de manjar. Aprovechando que era el primer año que vivían juntos y que sus padres todavía no se conocían, la hermana de Lucía propuso realizar una cena e invitar a los padres de ambos para tener la primera velada en familia. Sin embargo, Roberto no estaba muy por la labor de juntar a su familia con la de Lucía porque estaba convencido que de esa unión no podía salir nada bueno, pero al final no tuvo más remedio que aceptar la iniciativa de su cuñada ya que no tuvieron en cuenta su opinión y encima lo tocó ejercer de anfitrión de una cena que acabó con el padre de Lucía y el de Roberto discutiendo por temas económicos y con Lucía decidiendo suspender la boda.

3 "No estaba tan pillado con una serie desde que a Heidi se le cayó Clarita por un terraplén"

Aquí no hay quien viva

Aunque en un principio Roberto estaba en contra de la parabólica que su chica instaló en su casa sin consultárselo primero porque pensaba que todos los vecinos iban a ponerse en su contra, finalmente acabó enganchándose a la televisión por cable. La responsable de que Roberto no despegara la vista de la pantalla y acaparara el mando sin permitirle a Lucía ver cualquier otra cosa, fue "La despechada", una telenovela que se ganó a toda una legión de seguidores en Desengaño 21. Las historias de María Adelaida, Juana Patricia, Luis Mario y compañía mantuvieron en vilo a todos los vecinos, porque a pesar de las quejas, todos quisieron gorronear de la antena de Lucía para no perderse ni un solo capítulo.

4 "Que el del banco me ha contado un chiste a plazo fijo y me vencía ahora"

Aquí no hay quien viva

En la segunda temporada, Lucía, Paloma e Isabel comienzan una absurda competición para conseguir el 3ºB, piso que Concha ponía en venta y que al final no pudo vender porque los papeles de la escritura estaban a nombre de su difunto marido y, al fallecer, esa vivienda podía ser tanto de ella como de su hijo Armando. Los que más sufrieron fueron Andrés, Juan y el propio Roberto, que no querían hacerse cargo de otra hipoteca, una situación que les llevó al límite, tanto que Roberto decidió hacer uso del humor para afrontar la que se le avecinaba, ya que en algunas ocasiones hacía uso de la ironía y de su sentido del humor para salir airoso de situaciones incómodas o cuando se metía en una conversación en la que al final no sabía qué decir.

5 "Que me tengo que ir a comprar unos rotuladores, que me cierran la pastelería

Aquí no hay quien viva

Para poner a prueba la fidelidad y el cariño de Roberto y comprobar si de verdad quería comprometerse de nuevo, Lucía ideó un astuto y maquiavélico plan con el cual le hizo creer que estaba embarazada aprovechando que los chicos habían encontrado una prueba de embarazo en la basura y desconocían a su dueña. Aunque él no era el padre, Roberto aceptó encantado la idea de volver con ella y asumir la paternidad, eso sí, nada más recibir la noticia se mostró un tanto desorientado y casi acude a la pastelería a por unos rotuladores para poder seguir con sus garabatos. "Oye, que me tengo que ir a comprar unos rotuladores, que me cierran la pastelería, digo, la papelería. Bueno, la pastelería también la cierran, pero vamos, que no necesito nada", fue la divertida frase que nos dejó para el recuerdo.

6 "Si yo estoy madurando, pero en lo que maduro del todo..."

Aquí no hay quien viva

Los celos que sentía por todo aquel que se acercara a su chica fue uno de los muchos motivos por los que Lucía decidió que su relación se había terminado. Ella opinaba que Roberto era un completo inmaduro y por eso cometía tantas tonterías y decía comentarios más propios de una adolescente, como cuando Lucía le dio una segunda oportunidad, pero Carlos hizo acto de presencia pidiéndole que le dejara vivir con ella, a lo que Roberto reaccionó con la frase: "Cojonunda la magia, abracadabra y aparece este soplapollas". Sin embargo, ese mismo día reconoció que estaba madurando, aunque la posterior pelea que tuvo con Carlos cuando descubrió que este había intentado besas a Lucía y que acabó en el videoclub lanzándose de todo un poco, no demostraba lo mismo.

7 "Yo soy un tío sensible... veo La 2"

Aquí no hay quien viva

El presidente de la comunidad, Juan Cuesta, fue amenazado por el padre de uno de los compañeros de Josemi y retado a participar en una pelea en plena calle. Pero todos sabemos que el señor Cuesta no es que tenga una preparación física para tal menester, por lo que Mariano se ofreció como voluntario para entrenarle y escogió a Roberto para que practicaran un poco de boxeo. Pero a Roberto eso de pegarse con otra persona, por mucho que Mariano le insistiera en que tenía maneras y un buen golpe, no era su estilo. Tanto es así que no dudó en reconocer delate de algunos de sus vecinos que era un chico sensible y para muestra admitió que veía La 2.

8 "Si yo antes ligaba, a mí me entraban las tías, y ahora me dejan hasta las feas"

Aquí no hay quien viva

Cuando la relación de Roberto y Lucía terminó él intentó volver a entrar en el mercado, pero la suerte no le acompañaba del todo. Consiguió empezar a salir con Ainhoa, una conductora de autobuses y grúas, una chica con la que él se sentía a gusto, pero su aspecto físico le hacía sentir vergüenza de la mujer con la que estaba saliendo, por lo que hizo lo imposible para que sus amigos no se enteraran que estaba teniendo citas con esa chica. Finalmente fue descubierto cuando ella se presentó en el videoclub delante de todos y él quiso dejarla, pero Ainhoa se adelantó y zanjó su relación con Roberto argumentando que le avergonzaba salir con un chico tan bajito.

9 "Carlos, no te obsesiones que te obsesionas"

Aquí no hay quien viva

Cuando conocimos a Carlos como el ex de Lucía vimos cómo Roberto no guardaba ninguna simpatía hacia el chico. Fueron muchas las disputas que mantuvieron por culpa de Lucía, pero al final, viendo que ella no quería nada con ninguno de los dos, ambos decidieron enterrar el hacha de guerra y alquilar juntos el 2ºB, piso que Nieves había abandonado. A partir de ese momento Roberto se convirtió en el gran apoyo de Carlos para superar su ruptura con Lucía, ayudándole a olvidarla y recordándole que no tenía que obsesionarse tanto con las cosas y mucho menos con ella, a la que no podía quitarse de la cabeza.

10 "Eso es como cuando te compras un coche de segunda mano y descubres que el cuentakilómetros está trucado, mal rollo"

Aquí no hay quien viva

El consejo de sabios siempre estaba dispuesto a ayudar a todo aquel componente del grupo que necesitara ser escuchado, comprendido y aconsejado. Emilio acudió al videoclub para desahogarse con sus amigos cuando descubrió que Rocío no solo estaba casada y tenía un hijo, sino que también acababa de dejar a su última pareja, que no era su esposo, del que se estaba divorciando. Pero lo peor de todo es que la cartera quería que los tres se fueran a vivir juntos a un piso nuevo. Ante la magnitud del problema, el portero no sabía muy bien qué hacer y Roberto le recordó que eso de esconder información importante no era muy bueno: "Eso es como cuando te compras un coche de segunda mano y descubres que el cuentakilómetros está trucado, mal rollo".

11 "¡Los cojones!"

Aquí no hay quien viva

Otra de las expresiones habituales en Roberto era "¡Los cojones!", unas palabras que salían de su boca cada vez que quería mostrar disgusto, malestar o disconformidad. Su personaje popularizó esta y otras expresiones que durante la emisión de la serie eran muy habituales escucharlas en nuestro día a día, al igual que otras frases de sus compañeros, como las ya míticas "Un poquito de por favor" o "Y punto en boca". Al fin y al cabo, tanto Roberto como Emilio, Paloma, Belén, Concha o Juan Cuesta son de esos personajes que cuentan con decenas de frases y expresiones divertidas y, sobre todo, reflexiones tan absurdas con las que llevamos años partiéndonos de risa.