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'La que se avecina' ha regresado con una nueva temporada cargada de sus características y alocadas tramas. Uno de los argumentos de este primer episodio, el que gira en torno a Yoli (Miren Ibarguren) y Menchu (Loles León), nuevas vecinas de Montepinar, hizo cumplir un sueño, en cierto modo, del antiguo personaje de Loles León en 'Aquí no hay quien viva', Paloma Cuesta: realizar su propio desfile de moda.
Yoli, Menchu y Lola ('La que se avecina') brindan con algunas invitadas tras el éxito de la primera pasarela de Yoli.
"Paloma Urban Fashion" acabó por convertirse en una anécdota, una idea que apenas salió de la modesta comunidad de vecinos. No obstante, en el estreno de la décima temporada de 'La que se avecina', Yoli parece haber llegado a donde su madre, Menchu, no logró llegar en su "vida pasada" en 'Aquí no hay quien viva'. La modista, incansable en su trabajo, reclutó a la Chusa para su estreno en las pasarelas, de forma VIP, en su propia casa. El pasotismo de la exyonqui por mantener su línea y la inesperada visita de Lola, provoca que la antigua actriz pase a ser la nueva estrella de la pasarela de Yoli. Paso a paso, la modista de Montepinar intenta hacerse un hueco en el mundo de la moda. Veremos si consigue llegar, o no, más lejos que Paloma Cuesta.
'La que se avecina' no olvida a su predecesora
Se ha iniciado la décima temporada. Un largo camino, diez años nada menos, desde el estreno de 'La que se avecina' en 2007. Aun así, los guiños a 'Aquí no hay quien viva', siguen haciendo su aparición. De hecho, en este primer capítulo de la décima temporada, el nombre de la serie fue mentado en una de las escenas.
Al principio de este primer episodio, Berta, Javi y la pequeña Úrsula se encuentran a la entrada del edificio, junto con Coque, cuando aparece Doña Fina. La misteriosa y malvada anciana de Montepinar ha regresado, al parecer para quedarse, y está más que dispuesta a seguir amargando la vida a sus vecinos. Es entonces cuando, en cuanto desaparece, Berta hace mención de la serie para expresar su frustración: "¡Aquí no hay quien viva!". Y la cosa no se quedó ahí. Como toque final, Coque, siempre en su mundo, respondió con la mítica e inolvidable coletilla: "Aquí no, aquí no..."