Hay muchas citas en 'First Dates', algunas son un poco diferentes, otras son el día y la noche pero lo de Paulino y Rosi va un pasito más allá. Los dos comensales no pueden ser más diferentes de lo que son. No comparten aficiones, no les gustan las mismas cosas, no tienen las mismas manías... Un conjunto de incompatibilidades que hicieron de esta cita, una de las más surrealistas del programa presentado por Carlos Sobera.
Rosi y Paulino cenando en 'First Dates'
Rosi parece llevar las riendas de la conversación y comienza hablando de las manías que tienen cada uno. Ella reconoce que no puede ver una sola arruga en la cama, es algo que le pone muy nerviosa. Sin embargo, él se ríe y reconoce que es capaz de, mientras sus padres se van de vacaciones, no hacer ni un solo día la cama. Eso sí, lo dice temeroso, a pesar de tener 49 años, por si su madre pueda estar escuchando.
Pero eso no es todo. El hombre muy valiente no es y ya lo deja claro desde el principio: "Si estamos juntos y se escucha un ruido, yo no voy, vas tú", avisa. Ella, en declaraciones en las que no está él presente dice que prefiere un caballero de la edad media con su lanza, su escudo y su espada, es decir, que para nada es Paulino lo que ella busca.
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La conducción, la gota que colma el vaso
Rosi comienza a hablar de las cosas que le gustan y una de ellas es la conducción. Dice que le encanta ir con su coche a todos sitios. Él se queda perplejo al escucharla. "Tú no debes conducir bien, como eres mujer y rubia...", dice él para terminar con cualquier posibilidad de volver a verla alguna vez en su vida, ya que, efectivamente, ella no quiere volver a saber nada de Paulino.