"Si se ha acabado la crisis, estamos triunfando, hay un gobierno estable con Montoro dispuesto a bajarnos los impuestos, los emigrantes vuelven, ya no hay desahucios... ¿Qué motivos hay para que vuelva 'Salvados'?". Esa era la pregunta que planteaba Joaquín Sabina a Jordi Évole durante un spot publicitario del programa.
Jordi Évole en el reportaje "Astral" de 'Salvados'
La respuesta estaba ahí mismo: porque aún no se ha acabado la crisis, porqué aún no tenemos un gobierno estable, porqué aún los ciudadanos siguen ahogados con los impuestos, porqué aún seguimos viviendo el efecto fuga de cerebros y porqué aún, y desgraciadamente, todos los días alguien es expulsado de su hogar. Porque mientras los informativos y la mayoría de los programas de actualidad siguen empeñados en sumir a la población en la novela de Aldous Huxley, "Un mundo feliz", alguien tiene que denunciar todos los aspectos mencionados. Algún espacio tiene que sacar a la población de esa amnesia colectiva, y ese espacio es 'Salvados', cuyo nombre no podría ser más idóneo.
"Poso crítico", así mismo define Jordi Évole su espacio televisivo. Éste siempre ha gozado de cierto prestigio dentro de la parrilla televisiva, pero a raíz de la desestabilización de la situación política de nuestro país, 'Salvados' ha sido el líder indiscutible de pantalla, y no es para menos. Entre otros ha conseguido sentar a los cuatro líderes políticos del momento: Mariano Rajoy, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, y aunque esto pueda parecer algo normal en televisión, ya que es usual verles desfilando por los distintos espacios informativos, es poco normal que se sienten con él, con Évole, un comunicador que, desde el punto de vista del periodismo convencional, se podría calificar de irreverente. El presentador no tiene miedo de poner a sus personajes contra las cuerdas, recordando que ellos no están ahí para hacer un favor a la audiencia, sino que él está ahí para hacer un favor al público, aquellos que necesitan saber para ejercer lo único que se les permite en este "gobierno del pueblo"; el derecho a voto.
Pedro Sánchez
El miedo a salir de la línea ideológica
Por ello, Évole no tiene miedo de hablar de Venezuela o populismo delante de Pablo Iglesias, de inexperiencia o "nueva derecha" con Albert Rivera, de inoperancia delante Pedro Sánchez o de corrupción con Mariano Rajoy. Esas son las claves de una buena entrevista, aquella que no es un agasajo para el invitado, sino aquella que pretende hacer una función de servicio público.
Un caso de esa rebeldía de la tónica imperante mencionada se vio en la entrevista que realizó el barcelonés a Pedro Sánchez una vez que éste había renunciado a su escaño en el Congreso. En ella el político acusaba directamente a Cebrían ("El País") y a Telefónica de haber boicoteado su trayectoria política, y aunque en el espacio se atacaba directamente a una de las empresas más importantes de este país, 'Salvados' se atrevió a emitirlo. Otro ejemplo, más reciente, se vio durante la entrevista al presidente Cataluña, Carles Puigdemont. En ella, Évole se atrevía a poner en evidencia al presidente de la Generalitat, sacando a colación su negativa en 2012 a que el pueblo Kurdo pudiera votar su autodeterminación.
Es muy triste que en pleno siglo XXI aún se tenga que utilizar la palabra "atrever" para hablar de un acto inherente al periodismo, destapar la verdad, informar sin importar la cadena a la que se pertenezca, informar sin importar la ideología o las creencias propias.
Naomi Klein
Más allá de la política
Si bien, aunque se llegue a un punto de conciliación política y la situación en España mejore, siempre se necesitará un 'Salvados', ¿Por qué? Porqué no hemos reparado en que quizás la política sea el verdadero "pan y circo". Mientras que el Gobierno y Cataluña tienen una cruenta batalla campal, mientras que el resto de formaciones políticas siguen empeñadas en llevar el España como un 'Juego de Tronos', la gente de a pie tiene que enfrentarse a múltiples problemas, como la despoblación, la contaminación, el racismo, las agresiones sexuales... y todos estos temas han sido tratados por el programa de la Sexta.
Évole ha sido uno de los pocos presentadores capaces de sacar una entrevista en prime time con Naomi Klein, reputada defensora antiglobalización y ferviente luchadora de los derechos medioambientales y sociales. También ha sido de los únicos en sentarse en el banco de un pueblo despoblado para hablar con los pocos habitantes que quedan es éste, abandonados de la administración porque ya no interesan, porque como definiría Isabel Coixet, son invisibles.
En otro banco fue donde tuvo varias entrevistas con musulmanes que estaban viviendo el acoso de la ciudadanía después del atentado del 11M, arrojando algo de luz sobre la islamofobia. Y precisamente luz es lo que se necesita para saber qué comemos realmente, qué se esconde detrás de los alimentos qué ingerimos, algo por lo que también se interesó 'Salvados'.
Jordi Évole y Carles Puigdemont
Lo que nadie se ha atrevido a contar
Y si es interesante saber qué comemos, mucho más saber quién nos dirige, ¿Son los lobbys? ¿Quiénes se esconden tras ellos? Algo en lo que ahondó el periodista. Temas incómodos sin duda, tan incómodos como el de las violaciones a menores, asunto que trató Évole con el testimonio de James Rhodes, conocido intérprete de música clásica, que utilizó su testimonio para dar visibilidad a un tema que parece ser molesto de hablar en televisión.
Para decir la verdad, no solo hay temas comprometidos de tratar, también hay personas espinosas. El caso de Pedro Sánchez, antes mencionado, podría ser alguno de ellos, pero éste no está al nivel de Arnaldo Otegi o el ex comisario Villarejo, antiguo etarra e imputado en varios casos de corrupción (entre otros asuntos peliagudos), respectivamente.
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"Hay que ser idiota o fanático para no sentarse a escuchar a tu peor enemigo", expuso en una ocasión Arturo Pérez Reverte en 'laSexta Noche'. Hay que ser ignorante o fanático para hablar sin tener todas las partes, o sin tener, al menos, la mayor información posible. Gracias a Jordi Évole y su programa tenemos la oportunidad de ser un poco menos ignorantes, y escapar algún día de ese "Mundo feliz".