'American Horror Story: Cult': Las grandes revelaciones que nos ha dejado el 7x06

'American Horror Story: Cult' parece haber cogido carrerilla tras el giro vivido en el pasado capítulo. "Mid-Western Assassin" sigue la estela de los anteriores episodios en donde, poco a poco, vamos conociendo las razones que han llevado a los personajes hasta la secta y por qué se comportan de este modo. Eso sí, las dosis de terror vividas en el quinto capítulo han desaparecido.

Sarah Paulson parece haber recuperado su protagonismo tras dos capítulos en donde la batuta la llevaba Evan Peters. En esta ocasión la presencia se encuentra más repartida, lo que nos ha otorgado la oportunidad de conocer el complicado destino que le aguarda a Ally a causa de las estrategias de Kai y todos los suyos. Pero eso sí, el sexto capítulo nos ha dejado grandes revelaciones para conocer mejor las intenciones de algunos personajes.

1 Todo por Ozzy

Hasta que se descubrió el lado oscuro de la insulsa Ivy (Alison Pill), este personaje parecía no tener ningún tipo de sentido dentro de la serie salvo el de soportar las crisis de su mujer. Ivy se encuentra del lado de Kai, pero, ¿por qué? ¿Por el hecho de que Ally votara a Jill Stein? Algo no cuadraba. Por fin en "Mid-Western Assassin" hemos descubierto cuál es la razón de tan profundo rechazo.

Ivy entra en pánico tras descubrir que el votante al que secuestró junto a Winter (Billie Lourd) ha escapado y se ha dejado por el camino parte de un brazo. Por ello, acude a su cómplice para tratar de solucionarlo. La pequeña de los Anderson le envía a Kai, momento en el que la capta y le realiza la "pinky promise". Ivy odia a Ally, es más, le da asco pensar que tiene que dormir con ella. Kai logra bucear en su interior hasta sacarle la confesión: el germen de este sentimiento llegó con el nacimiento de Ozzy y la sensación de "propiedad" que desprendía Ally. Para Ivy lo más importante es su hijo, pero no quiere hacerle vivir el trauma de perder a una madre, por lo que la única solución es volverla loca y que le quiten la custodia.

2 La importancia del amor de Kai

Una de las grandes incógnitas que dejó por desvelar el capítulo pasado fue el destino de Meadow. El personaje de Leslie Grossman había sido lanzada a una fosa de la cual había logrado escapar para, tras confesarle a Ally la existencia de la secta, ser atrapada por alguien. En este capítulo, Ally decide armarse de valor y acude a la casa de Harrison (Billy Eichner) para comprobar qué está ocurriendo. Allí pilla a su vecino manteniendo sexo con el detective (Colton Haynes), pero logra pasar desapercibida y encuentra a Meadow amordazada en el garaje. Juntas consiguen escapar, marchándose al restaurante.

En La Carnicería, Meadow le confiesa que la secta se volvió contra ella tras no estar de acuerdo con sus planes. Todo parece responder a una rabieta de Meadow, quien se había enamorado de Kai y había descubierto que este jugaba con todos con tal de captarlos. Tras esta confesión, Meadow tiene claro cuál es la única solución: matar a Kai. Para que su vida no peligre, Ally decide dejarla en la consulta del doctor Vincent (Cheyenne Jackson), desconociendo por completo la relación del psicólogo con la secta. Pero la gran sorpresa llega cuando Ally, al volver de ver cómo Kai mataba a su principal competidora en la carrera para ser concejal, descubre que Rudy ha dejado marchar a Meadow. Este acto supone un punto de inflexión en la relación entre paciente y psicólogo, pues parece que Ally ha dejado de confiar en él.

Teniendo constancia de los planes de su vecina, Ally acude al mitin en el que Kai celebra su nuevo cargo de concejal. Esta última escena del capítulo responde como aclaración al impactante flashback del inicio, en donde veíamos a un Kai tirado en el suelo y a Ally como principal responsable. No obstante, se descubre que los hechos no son así y que Ally solo quería detener las intenciones de Meadow con acabar con el que había sido su líder. No lo consigue, Meadow dispara en la pierna a Kai y luego ella se vuela la cabeza en un forcejeo con Ally. Para desgracia de la protagonista, la policía la pilla con el arma, lo que, sumado a su historial de crisis, dificultará que alguien la crea en un futuro.

3 El sacrificio del peón

En el capítulo anterior, Beverly se posicionó como la gran villana de la temporada, demostrando no tener ningún reparo en acabar con quien se pusiera en medio de su camino. Es más, parecía incluso ser capaz de controlar a Kai tras someterlo a la "pinky promise". Pero la tortilla podría haber dado la vuelta gracias al malévolo plan de este para terminar de enloquecer a Ally. Aunque ya conocemos las debilidades del líder de la secta, sigue firme en su decisión de generar el terror en el pueblo.

Sin embargo, a Kai le sale una gran contendiente que parece haberlo calado a la perfección. Sally Keffler (Mare Winningham) se planta como su principal rival. Kai, que teme que esto pueda echar por tierra sus planes, orquesta una venganza con la ayuda de los payasos asesinos. Pero antes de llegar a casa de la candidata, Ally ya se encuentra allí para contarle toda la verdad sobre Kai y la secta. El problema es que no les da tiempo a huir, por lo que solo Ally consigue escaparse y Sally termina siendo asesinada tras haber "publicado" una nota de suicidio.

La elección de Kai como concejal es, como ya se ha comentado anteriormente, el momento elegido por Meadow para matar al líder. Pero un flashback nos demuestra la realidad de toda esa acción y cómo Meadow, pese a parecer haberse enfadado con Kai, seguía enamorada de este. Un síndrome de Estocolmo en toda regla que lleva a Meadow a sacrificarse por cumplir los deseos de su amor. De este modo, ha caído un segundo miembro de la secta, demostrando que Kai no tiene escrúpulos en acabar con cuantos haga falta para no ver dañado su ascenso.